Autor: P. Paulo
Dierckx y P. Miguel Jordá
Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe
Tema 13:
¿Yave
o Jehová?
Queridos hermanos católicos:
En las Biblias evangélicas encontramos que a Dios se lo
nombra como a «Jehová» y en las Biblias católicas le damos el nombre de «Yavé».
Muchos cristianos se preguntan: ¿por qué esta diferencia en el nombre de Dios?
¿qué debemos pensar de esto?
En el fondo no sirve de nada discutir por el nombre antiguo
de Dios. Nosotros vivimos ahora en el N. T. y lo que nos importa es hablar de
Dios como Jesús hablaba de El. Jesús vino a aclarar el misterio más profundo
que hay en el Ser Divino: «Dios es amor». Dios es un «Padre» que ama a todas
sus creaturas y los hombres son sus hijos queridos. Jesús mismo nos enseñó
que debemos invocar a Dios como «nuestro Padre» (Mt. 6, 9).
Para los estudiosos de la Biblia quiero aclarar en esta carta
el nombre antiguo de Dios, aquel nombre que los israelitas del A. T. usaban con
profundo respeto. La explicación es un poco difícil, porque debemos comprender
algo del idioma he-breo, la lengua en la cual Dios se manifestó a Moisés.
1. Los nombres de Dios en el A. T.
Los israelitas del A. T. empleaban muchos nombres para
referirse a Dios. Todos estos nombres expresaban una relación íntima de Dios
con el mundo y con los hombres.
En esta carta quiero indicar solamente los nombres más
importantes, por ejemplo:
En Ex. 6, 7 encontramos en el texto hebreo el nombre «Elohim»,
que en castellano significa: «El Dios fuerte y Poderoso».
En el Salmo 94 encontramos «Adonay» o «Edonay», que en
castellano es «El Señor».
En Gén. 17, 1 se habla de Dios como «Shadday» que quiere
decir el Dios de la montaña.
El profeta Isaías (7, 14) habla de «Emmanuel» que
significa «Dios con nosotros».
Y hay muchos nombres más en el A. T., como por ejemplo: Dios
Poderoso, el Dios Vivo, el Santo de Israel, el Altísimo, Dios Eterno, El Dios
de la Justicia, etc.
Pero el nombre más empleado en aquellos tiempos era «Yavé»
que significa en castellano: «Yo soy» o «El que es».
Leemos en Exodo Cap. 3 que Dios se apareció a Moisés en una
zarza ardiente y lo mandó al Faraón a hablar de su parte. Moisés le preguntó
a Dios: «Pero si los israelitas me preguntan cuál es tu nombre, ¿qué voy a
contestarles?». Y Dios dijo a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY». Así les dirás a
los israelitas: YO SOY me manda a ustedes. Esto les dirás a ellos: YO SOY, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob me manda a ustedes. Este es mi nombre para
siempre» (Ex. 3, 13-15).
2. ¿De dónde viene la palabra «Yavé»?
Esta palabra es una palabra hebrea, el hebreo es el idioma de
los israelitas o judíos del A. T. En este idioma no se escribían las vocales
de una palabra sino únicamente las consonantes. Era bastante difícil leerlo
correctamente, porque al leer un texto hebreo, uno mismo debía saber de memoria
qué vocales tenía que pronunciar en medio de las consonantes. El nombre de
Dios: «YO SOY» se escribía con estas cuatro consonantes: Y H V H que los judíos
pronunciaban así «Yahveh», y en castellano se escribe YAVE. La pronunciación
«Yavé» es sin duda la pronunciación más correcta del hebreo original para
indicar a Dios como «Yo soy el que soy» (Los judíos del A.T. nunca dijeron
Jehová).
3. ¿De dónde viene la palabra Jehová?
Los israelitas del A.T. tenían un profundo respeto por el
nombre de Dios: «Yavé». Era el nombre más sagrado de Dios, porque Dios mismo
se había dado este nombre.
Con el tiempo los israelitas, por respeto al nombre propio de
Dios, dejaron de pronunciar el nombre de «Yavé» y cuando ellos leían en la
Biblia el nombre de «Yavé», en vez de decir «Yavé» dijeron otro nombre de
Dios: «Edonai» (el Señor). Resultó que después de cien años los israelitas
se olvidaron por completo de la pronunciación original (Y H V H, Yavé) porque
siempre decían «Adonay» (el Señor).
En la Edad Media (1.000 a 1.500 años después de Cristo) los
hebraístas (que estudiaban el idioma hebreo antiguo) empezaron a poner vocales
entre las consonantes del idioma hebreo. Y cuando les tocó colocar vocales en
la palabra hebrea Y H V H (el nombre antiguo de Dios) encontraron muchas
dificultades.
Por no conocer la pronunciación original de las cuatro
consonantes que en las letras castellanas corresponden a YHVH y en letras
latinas a JHVH, y para recordar al lector que por respeto debía decir: «Edonay»
en vez de «Yavé», pusieron las tres vocales (e, o, a) de la palabra Edonay; y
resultó Jehovah en latín. Es decir: tomaron las 4 consonantes de una palabra
(J H V H) y metieron simplemente 3 vocales de otra palabra (Edonay) y formaron
así una nueva palabra: Jehovah. Está claro que la palabra «Jehovah» es un
arreglo de dos palabras en una. Por supuesto la palabra «Jehovah» nunca ha
existido en hebreo; es decir, que la pronunciación «Jehovah» es una
pronunciación defectuosa del nombre de «Yaveh».
En los años 1600 comenzaron a traducir la Biblia a todas las
lenguas, y como encontraron en todos los textos bíblicos de la Edad Media la
palabra «Jehová» como nombre propio de Dios, copiaron este nombre «Jehová»
literalmente en los distintos idiomas (castellano, alemán, inglés...). Y desde
aquel tiempo empezaron a pronunciar los católicos y los evangélicos como
nombre propio de Dios del A. T. la palabra «Jehová» en castellano.
4. Ahora bien, aun las Biblias católicas usan el nombre de
«Yavé» y no el de «Jehová». ¿Está bien? Está bien porque todos los
hebraístas modernos (los que estudian el idioma hebreo) están de acuerdo que
la manera original y primitiva de pronunciar el nombre de Dios debía haber sido
«Yavé» y no «Jehová».
«Yavé»
es una forma del verbo «havah» (ser, existir) y significa: «Yo soy el que es»
y «Jehová» no es ninguna forma del verbo «ser», como lo hemos explicado más
arriba. Por eso la Iglesia Católica tomó la decisión de usar la pronunciación
original «Yavé» en vez de «Jehová» y porque los israelitas del tiempo de
Moisés nunca dijeron «Jehová».
4. ¿Cuál es el sentido profundo del nombre de «Yavé»?
Ya sabemos que «Yavé» significa: «Yo soy.» Pero ¿qué
sentido profundo tiene este nombre?
Para comprenderlo debemos pensar que todos los pueblos de
aquel tiempo eran politeístas, es decir, pensaban que había muchos dioses. Según
ellos, cada nación, cada ciudad y cada tribu tenía su propio Dios o sus
propios dioses. Al decir Dios a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY» El quiere decir:
«Yo soy el que existe: el Dios que existe; y los otros dioses no existen, los
dioses de los egipcios, de los asirios, de los babilonios no existen. Yo soy el
único Dios que existe».
Dios, dándose el nombre de YAVE (YO SOY), quería inculcar a
los judíos el monoteísmo (un solo Dios), y rechazar de plano todo politeísmo
(muchos dioses) y la idolatría de otros pueblos.
El Dios de los judíos (Yavé) es un Dios celoso, no soporta
a ningún otro dios a su lado. El dice: «No tendrás otro Dios fuera de mí»
(Ex. 20, 3). «Yo soy Yavé, tu Dios celoso» (Deut. 4, 35 y 32, 39).
El profeta Isaías explica bien el sentido del nombre de
Dios. Dice Dios por medio del profeta: «YO SOY YAVE, y ningún otro». «¿No
soy yo Yavé el único y nadie mejor que yo?» (Is. 45, 18).
La conclusión es: La palabra «Yavé» significa que «El es
el UNICO DIOS», el único y verdadero Dios, y que todos los otros dioses y sus
ídolos no son nada, no existen y no pueden hacer nada.
5. El nombre de Dios en el N. T.
Más importante para nosotros, que vivimos en el N. T., es
saber cómo Jesús hablaba del misterio de Dios. Jesús y sus apóstoles, según
la costumbre judía de aquel tiempo, nunca pronunciaban el nombre «Yavé» o «Jehová».
Siempre leían la Biblia diciendo: «Edonay» -el Señor- para indicar el nombre
propio de Dios.
Todo el N. T. fue escrito en griego, por eso encontramos en
el N. T. la palabra Kyrios (el Señor) que es la traducción de «Edonay».
Pero Jesús introdujo también una novedad en las costumbres
religiosas y nombró a Dios «Padre»: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de
la tierra». «Mi Padre sigue actuando y yo también actúo». «Por eso los judíos
tenían ganas de matarlo: porque El llamaba a Dios Padre suyo haciéndose igual
a Dios» (Jn. 5, 17-18).
Además Jesús enseñó a sus seguidores a hacer lo mismo: «Por
eso, oren ustedes así: Padre Nuestro, que estás en los cielos» (Mt. 6, 9).
Ahora, el nombre más hermoso que nosotros podemos dar a Dios es el de: «Padre
nuestro».
6. ¿Es verdad que en las Biblias de los Testigos de Jehová
aparece el nombre Jehová en el Nuevo Testamento?
Así es. Los Testigos de Jehová hacen aparecer en el N. T.
237 veces la palabra «Jehová», pero eso no es correcto. Cuando en el N. T. se
habla de Dios con el nombre «Señor» (Kyrios en griego, Edonay en hebreo)
ellos lo traducen como Jehová, pero esto es claramente una adulteración de los
textos bíblicos.
El
N. T. habla de Dios como «Padre» o «Señor», pero nunca como «Jehová».
Una vez más desconocen la gran revelación de Jesucristo que fue la de
anunciarnos a Dios como Padre.
7. ¿Qué es lo mejor para nosotros?
Lo mejor es hablar de Dios como Jesús hablaba de El.
Meditando los distintos nombres de Dios que aparecen en la Biblia, nos damos
cuenta de que hay una lenta evolución acerca del misterio de Dios, y cada
nombre revela algo de este gran misterio divino:
1) Dios se manifestó a Moisés como el único Dios que
existe, significando esto que los otros dioses no existen. Es lo que significa
la palabra «Yavé».
2) Luego ese único Dios se manifestó a los profetas como el
Dios de la Justicia.
3)
Finalmente en Jesucristo, Dios se manifestó como un Padre que ama a todos sus
hijos. Dios es amor y nosotros tenemos esta gran vocación a vivir en el amor.
La oración del Padre Nuestro es la mejor experiencia de fraternidad universal.
¿Qué hay que hacer cuando los Testigos de Jehová, los
Mormones y los seguidores de otras sectas llegan a la casa de uno para entablar
una conversación?
«En primer lugar hay que precisar cuál es la verdadera
intención de su visita. Por lo general ellos dicen que quieren hablar de la
Biblia y conversar acerca de Dios y de la religión.
Pero su verdadera intención no es ésta, sino la de
arrebatar la fe a los católicos. Eso y nada más es lo que quieren. Quitar a
los fieles su fe católica. Hablar de la Biblia o de Dios es sólo el pretexto
para llegar a este final que es quitar la fe a los católicos.
Y los hechos comprueban esta afirmación, porque sabemos de
algunos buenos católicos que por cortesía, buena educación, o por otras
razones, aceptaron con-versar con ellos sobre la Biblia o sobre Dios, y se
pasaron a ser Testigos de Jehová, Mormones o de otras sectas y abominaron después
contra su antigua fe católica.
Es decir, hay que tener claro que esta visita de los Testigos
de Jehová, de los Mormones o de otras sectas a las casas y familias católicas
no tiene otra intención ni otro propósito que arrebatarles su fe católica.
Conociendo esta realidad, la respuesta es obvia: ¿Quiere
usted conservar y defender su fe católica? No los reciba. ¿Quiere usted poner
en peligro su fe católica? Piense mejor lo que debe hacer».
Cuestionario:
¿Es correcto nombrar hoy a Dios con la palabra Jehová? ¿Por
qué no? ¿Qué aconteció históricamente? ¿Por qué los israelitas usaban la
palabra Adonai? ¿Qué pasó cuando los hebraístas de la Edad Media empezaron a
poner vocales a las consonantes? ¿Qué significa la palabra Yavé? ¿Es
correcto utilizar hoy la palabra Yavé? ¿Es correcto utilizar la palabra Jehová?
¿Cómo se refirió Jesús a su Padre? ¿Cómo tenemos que nombrar a Dios los
cristianos de hoy? ¿Qué evolución del nombre de Dios hay entre A. y N.
Testamento?
La Santa Biblia
El
libro que no pueden faltar en su hogar.