31 de Diciembre
Esta santa, nacida en Roma, se le llama así para distinguirla de santa Melania
la Anciana. Pertenecía a la aristocracia romana y se había casado con su primo
Piniano. Cuando, una década más tarde, perdieron a sus dos hijos, se volcaron en
la práctica de los consejos evangélicos. Así liquidaron progresivamente sus
grandes bienes en construir monasterios, hospitales e iglesias. Abandonaron Roma
poco después del saqueo de Alarico y después de una larga estancia en Sicilia,
llegaron a Tagaste, Numidia, a casa del obispo Alipio, amigo de San Agustín, y
un tiempo después, a Jerusalén.
A la muerte de su madre y su esposo, Melania estableció allí en Jerusalén una comunidad de vírgenes consagradas, entre las que pasó los siete últimos años de su vida.