27 de marzo
San Alejandro de Drizipara
Soldado
Autor: P. Felipe Santos
Etimológicamente
significa “protector de los hombres”. Viene de la lengua griega.
El Dios del Evangelio no quiere ni sufrimiento, ni angustia para nadie.
Perdonado, reconciliado, tu corazón lleno de compasión, reza por el enemigo,
atrévete a consolar a los que desfiguran tus propias intenciones. Tú mantente en
las fuentes de la fe y avanza.
Este joven mártir romano dio muestras fehacientes de lo que significa el perdón
para todo ser humano y, para el creyente – con mayor razón todavía.
Era un militar a las órdenes del tribuno Tiberio, en tiempos del emperador
Maximiliano (286-305).
Se celebraban en la ciudad imperial unas grandes fiestas dedicadas al honor de
Júpiter, el dios de los dioses.
Sabían que era cristiano. Entonces quisieron obligarle a que hiciera los
sacrificios al dios.
Como era natural y consecuente con su fe en el Resucitado, se negó en rotundo.
Como era un militar afamado, lo llevaron ante el emperador. En su presencia
profesó abiertamente su fe. Consecuencia: le torturaron y le enviaron a Tracia,
en donde le dieron fuertes castigos. Pero todo lo soportó con alegría por Jesús,
perdonando a sus verdugos.
Lo trasladaron de una sitio para otro. Los interrogatorios continuos lo
indignaban.
Cansados, lo transfirieron a Drizipara (actual Karistiran) en donde lo
decapitaron.
Arrojaron su cuerpo al río y cuatro perros lo rescataron en presencia de su
madre Pemenia.
El culto a Alejandro comenzó con mucho fervor en el siglo VI. Exaltaban el valor
de la madre dando sepultura a su hijo. Hicieron una bella iglesia en su honor.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!