PAULO VI, PAPA
Juan Bautista Enrique, hijo del Dr. Jorge Montini y de Judit Alghisi, nació el
26 sep. 1897 en Concesio, cerca de Brescia (Italia). El Dr. Jorge Montini,
abogado por la Universidad de Padua, fue un católico activo muy vinculado al
líder José Tovini, quien, al morir (1897), dejó en sus manos la dirección de
todos los movimientos apostólicos, culturales y sociales que él promovía. Desde
joven el Dr. Montini dirigió Il Cittadino di Brescia, periódico de lucha por la
causa católica. Durante tres legislaturas fue diputado en el Parlamento
italiano, ostentó el cargo de consejero municipal y provincial de Brescia y, en
tiempos de Benedicto XV, la presidencia de la Unión Electoral Católica italiana.
Pionero en la acción cívica de los católicos, que provocaría el nacimiento de la
Democracia Cristiana, su actividad militante cristalizó en obras como la
Congregación de la Caridad, la Banca de San Pablo, la Unión del Trabajo y la
fundación de las editoras La Scuola y La Morcelliana. Júdit, su esposa, ejerció
la dirección del movimiento de mujeres católicas de Brescia. Luis, el hijo mayor
(n. en 1896), ha sido: agregado a la OIT en Ginebra, cofundador del Instituto
Católico de Acción Social y secretario de las Semanas Sociales Italianas. A la
caída del fascismo fue Alto Comisario para la Alimentación y delegado de Italia
en la UNRRA, vicepresidente de la Confederación Italiana para las Cooperativas,
directivo de la Democracia Cristiana, miembro del Consejo de Europa y diputado
del Parlamento italiano en las tres primeras legislaturas republicanas. Es,
además, senador de la República italiana..
Estudios y formación sacerdotal. Bautizado el 30 sept. 1897 en la
parroquia de Concesio, Juan Bautista Montini hizo su primera comunión el 6 jun.
1902 y fue confirmado por Mons. G. Corna Pellegrini el 21 jun. del mismo año en
el colegio «Cesare Arici» de Brescia. Asiduo al Círculo juvenil de S. María de
la Paz, entró en contacto con el P. Julio Bevilacqua, filipense. Iniciados los
estudios de bachillerato en el «Cesare Arici», hubo de concluirlos en el liceo
estatal «Arnaldo di Brescia» en jun. 1916, debido a su precaria salud. Para
entonces había ya decidido su ingreso en el Seminario Diocesano. De 1916 a 1920
cursó Teología en régimen externo por indicación del obispo mons. J: Gaggia, que
el 21 nov. 1919 le confirió la tonsura y el 29 mayo 1920 le ordenó sacerdote en
la catedral de Brescia. Durante los cursos 1920-24 fue alumno del Seminario
lombardo de Roma. Empieza entonces los estudios de filosofía en la Pontificia
Universidad Gregoriana y asiste a algunos cursos en la Universidad estatal de
Roma. En 1921 entra en la Academia Eclesiástica e inicia estudios de derecho
canónico en la Universidad Gregoriana. Hacia el final de su tercer curso en
Roma, en mayo de 1923, es enviado como agregado a la Nunciatura de Varsovia, de
donde retorna a causa de su precaria salud. Vuelve a emprender los estudios en
la Academia Eclesiástica. Al año siguiente, 1924, se licencia en derecho
canónico por el instituto jurídico del Seminario lombardo de Roma y en derecho
civil por el Instituto Sant'Apollinare, también en Roma. Obtiene la licenciatura
en filosofía, por la Universidad Gregoriana. En octubre de ese año ingresa en la
Secretaría de Estado y en abril de 1925 es nombrado minutante, y cesa como
alumno de la Academia Eclesiástica. Desde dic. 1923 trabajó en el Círculo
Universitario Católico de Roma, hasta que en oct. de 1925 Pío XI le nombra
asistente nacional de la FUCI (Federación de Universitarios Católicos
Italianos). Desde 1930 a 1937 fue también prof. de Historia de la Diplomacia
Pontificia en el Pont. Inst. Utriusque iuris de Roma. El 8 jul. 1931 fue
nombrado Prelado doméstico por S. S. Pío XI.
Trabajo en la Curia. El 13 dic. 1937, Pío XI lo nombra Sustituto de la
Secr. de Estado para los Asuntos Ordinarios y Secretario de la Cifra (con los
cargos anejos de consultor del S. Oficio y de la S. Congr. Consistorial). Pío
XII confirmó dichos nombramientos. Muerto el Secretario de Estado, card.
Magglione, el 22 ag. 1944, mons. Montini regentó la Secretaría de Estado
ininterrumpidamente hasta que el 29 nov. 1952 fue designado Prosecretario de
Estado para los Asuntos Ordinarios, cargo que ejerció hasta el 1 nov. 1954.
Arzobispo de Milán. En esa fecha es nombrado para el Arzobispado de Milán.
Fue consagrado obispo por el card. Tisserant el 12 dic. 1954. El 6 en. 1955 hizo
su entrada en Milán. Cinco meses más tarde (1 mayo 1955) presidía una
peregrinación de trabajadores a Roma para conmemorar el 10° aniversario de la
fundación de la ACLI por Pío XII. Del 5 al 12 nov. 1957, impulsó una misión en
Milán, en la que intervinieron 1.300 misioneros. El lema era la realización de
«la ciudad de Dios en la civilizacióndel cemento» (cfr. La missione di Milano
1957, atti e documenti, Milán, 1959, 99-117). Mons. Montini construyó 72 nuevas
parroquias, dejó en construcción otras 19. Llevó a término el Convictorio de
Venégono, ejemplar Instituto de Pastoral, iniciativa de Pío XII. Promovió la
acción misionera y él mismo realizó un viaje por las misiones de Sudán, Kenia,
Rhodesia, Rep. Sudafricana, Congo-Léopoldville, Nigeria y Ghana (jul-ag. 1962).
En 1960 había visitado Estados Unidos y Brasil.
Quince años de Pontificado. Paulo VI m. en Castelgandolfo el 6 ag. 1978. A
continuación damos una breve reseña de algunos rasgos que caracterizaron sus
años de Pontificado, de 1963 a 1978.
Elegido Juan XXIII (v.) el 28 oct. 1958, el mismo día de su coronación (4
nov. 1958) designó cardenal a Mons. Montini. Muerto Juan XXIII el 3 jun. 1963,
el cónclave (19-21 jun. 1963) designó al card. Juan B. Montini para el supremo
Pontificado. Era el 262 sucesor de Pedro; adoptó el nombre de Paulo. La elección
tuvo lugar en la mañana del 21; la coronación, el 30 jun. 1963.
Terminación del Concilio Vaticano II. P. convocó de nuevo el Conc.
Vaticano II, eg su segunda sesión, iniciada el 29 sept. de 1963, tras reformar y
agilizar el Reglamento y las Comisiones conciliares (cfr. AAS 55, 1963, 581;
729735; 740-744). La mole de trabajo que quedaba era nutridísima, así como los
problemas que estaban abiertos. Un clima de opinión pública creado en torno al
Concilio hacía necesaria, a la vez, una pronta terminación y que se superasen
las tensiones, apaciguando los ánimos. La conclusión del Concilio con la cuarta
y última sesión (7 dic. 1965) significó también una realidad importante: que los
documentos fueran aprobados por una mayoría casi unánime, reafirmándose la
exigencia de una presentación de la misión sobrenatural de la Iglesia de forma
que respondiera a las exigencias pastorales del mundo actual.
Reformas. Por propia iniciativa, P. promovió ya durante los trabajos
conciliares algunos cambios disciplinares especialmente sobre: las facultades
ordinarias de los obispos (motu proprio Pastorale munus, 30 nov. 1963) y la
institución del Sínodo de Obispos (motu proprio Apostolica sollicitudo, 15 sep.
1965). Clausurado el Concilio, entre los documentos emanados pueden citarse los
que se refieren a la aplicación de diversos Decretos conciliares (motu proprio
Ecclesiae Sanctae, 6 ag. 1966), la disciplina de las indulgencias (const.
apostólica Indulgentiarum doctrina, 1 en. 1967), la revisión del Misal Romano
(const. apostólica Missale Romanum, 3 abr. 1969) y el nuevo calendario litúrgico
(motu proprio Mysterii Paschalis, 14 feb. 1969, la disciplina canónica en los
matrimonios mixtos (motu proprio Matrimonia mixta, 31 mar. 1970), la praxis en
el examen de las doctrinas discutidas en materia de fe (cfr. AAS 63, 1971,
234-236), las nuevas normas sobre los procesos de beatificación y canonización (motu
proprio Sanctitas clarior, 19 mar. 1969), la reforma de la Curia Romana (const.
apostólica Regimini Ecclesiae universae, 15 ag. 1967), las normas para la
elección del Papa (const. apostólica Romano Pontífice eligendo, 1 oct. 1975).
Viajes. Los nueve viajes realizados por P. de 1964 a 1970 han
caracterizado de forma particular su pontificado. Ha recorrido el mundo,
llevando a muchos lugares la presencia física del Vicario de Cristo.
En Palestina (4 en. 1964), el Papa insistió de modo particular en la
necesaria defensa de la paz, en un lugar turbado por una sucesión casi
ininterrumpida de conflictos. Se recuerda su discurso en Belén, que auguraba de
nuevo la paz a los hombres de buena voluntad. En Palestina se encontró también,
por primera vez, con el Patriarca Atenágoras 1.
En Bombay (2 dic. 1964) y en Bogotá (22 ag. 1968) el Papa acudió para
recalcar la importancia del culto eucarístico, y el mensaje de paz y de comunión
implícitos en la Eucaristía, como el camino cristiano para superar las
situaciones de injusticia y de falta de caridad, que el hombre de hoy puede ver,
no sólo en los países del llamado Tercer Mundo (como India o Colombia), sino
también en otros muchos lugares. P. tuvo ocasión, en estos dos viajes, de
proclamar que la violencia no puede ser para el cristiano una solución válida de
los conflictos sociales; de la necesidad de una conversión del corazón para
afrontar con nuevo espíritu las tareas urgentes que plantea la situación del
mundo de la segunda mitad del s. XX.
El Papa fue a Ginebra (10 jun. 1969) con motivo del 50 aniversario de la
fundación de la Organización Internacional del Trabajo. Colocándose también por
encima de las diversas concepciones ideológicas, el Papa destacó la necesidad de
estudiar detenidamente y con espíritu cristiano los problemas suscitados por las
nuevas circunstancias en las que se desarrolla el trabajo de los hombres. El 30
jul. 1969 estuvo en Uganda, para inaugurar el santuario nac. en honor de los 22
mártires de Namucongo. La preocupación pastoral por el desarrollo del
catolicismo en África caracterizó todo este viaje.
El 4 oct. 1965 viajó a Nueva York, con motivo del 20 aniversario de la
fundación de la ONU. De nuevo el mundo se hizo eco de una enseñanza constante
del Papa: la necesidad de la paz, su posibilidad, su urgencia, su apoyo en bases
espirituales: «El edificio de la moderna civilización debe construirse sobre
principios espirituales, capaces no sólo de sostenerlo sino de iluminarlo y
animarlo. Y para que esos indispensables principios de superior sabiduría sean
tales, deben fundarse en la fe de Dios ¿El Dios desconocido? ¿El Dios
desconocido sobre el que hablaba San Pablo a los atenienses; desconocido para
ellos que, sin darse cuenta, lo buscaban y lo tenían muy cerca, como sucede a
tantos hombres en nuestro tiempo? Para nosotros y para cuantos acogen la
Revelación inefable que Cristo nos ha hecho de Él, es el Dios vivo, el Padre de
todos los hombres».
La devoción a Santa María llevó a P., el 13 mayo 1967, a Fátima y el 20
jul. 1967 a Estambul y Éfeso. En Fátima, indicó que la «primera intención es la
Iglesia; la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Queremos rezar por su paz
interior. El Concilio ha despertado muchas energías en el seno de la Iglesia, ha
abierto visiones más amplias en el campo de su doctrina,... ¡Qué daño resultaría
si una interpretación arbitraria y no autorizada del Magisterio de la Iglesia
hiciese de este despertar una inquietud disolvente de su configuración
tradicional y constitucional! ». En Estambul se reunió de nuevo con el Patriarca
Atenágoras, planteando en forma clara la situación del ecumenismo: «La caridad
nos permite tomar conciencia plenamente de la profundidad de la unidad y, al
mismo tiempo, hace más dolorosa la imposibilidad actual de ver esta unidad
convertirse en concelebración.»El viaje más largo fue el realizado al Extremo
Oriente, del 27 nov. al 4 dic. 1970. El Papa estuvo en Daeca (Pakistán), Manila
(Filipinas), en las islas Samoa, en Sydney (Australia), en Yakarta (Indonesia),
en Hong-Kong, en Colombo (Ceilán).
También dentro de Italia ha realizado P. numerosos viajes: a Orvieto,
Montecasino, Pisa, Monte Fulmone, Florencia, Cagliari, Tarento, Anagni, Pomezia,
Neptuno, Subiaco, etc.
Encíclicas. En su pontificado publicó numerosos documentos, entre ellos
siete encíclicas: Ecclesiam suam (6 ag. 1964), visión pastoral de las normas
para un diálogo cristiano con todos los hombres. Siguió una breve encíclica
Mariana (Mense maio, 29 abr. 1965), proclamación de la necesidad de la mediación
de la Madre de la Iglesia para la santidad personal y la paz del mundo. Análoga
en brevedad y contenido fue también la enc. Christi Matri (15 sept. 1966),
instituyendo el Día de la Paz en la Iglesia. En el orden dogmático está la enc.
Mysterium fidei (3 sept. 1965), que zanjó algunos errores sobre la Eucaristía.
En la línea de las enc. sociales, la enc. Populorum progressio (26 mar. 1967),
ha sido recientemente completada con la carta apost. Octogesima adveniens (14
mayo 1971) en el 80 aniversario de la Rerum novarum. Finalmente, la enc.
Sacerdotalis caelibatus (24 jun. 1967) y la Humanae vitae (25 jul. 1968) han
significado la necesaria defensa de algunos aspectos de la doctrina cristiana
sobre el sacerdocio y la familia. Contra ellas han reaccionado algunos grupos,
hasta el punto de llegar a negar el magisterio pontificio en materia de fe y
costumbres. Aunque no se trató de una encíclica, tuvo un vasto eco la
promulgación del Credo del Pueblo de Dios (30 jun. 1968), que presenta, de forma
sencilla y profunda, aquellas verdades de fe más atacadas por algunas corrientes
teológicas.
V. t.: VATICANO II, CONCILIO.
BIBL.: AAS 55-63 (1963-67); J. M. JAVIERRE, Pablo VI, Pontífice Romano, Madrid 1963; F. BAUMANN, Papst Paul VI, Aus seimen leben una Wirken, Kevelaer 1963; G. HUBERT, Paul VI, esquisse biographique et psychologique, París 1963; A. LAZZARINI, Profilo di Montini, Paolo VI, Roma 1963; P. LESOURD, Qui est le Pape Paul VI?, París 1963; G. SCANTAMBURLO, Biografía di Paolo VI. Avremo cuore per tutti, Roma 1963; M. JUFFE, Paul VI, París 1963; W. SANDFUCHS, Papst Paul VI, In nomine Domini, Arenas 1963; C. CALDERÓN, Iglesia con Paulo VI, Salamanca 1964; F. GARCÍA SALVE, Vida de Pablo VI, 2 ed. Madrid 1965; J. GUITTON, Diálogos con Pablo VI, Madrid 1967; J. MORENO-MURILLO, Juan XXIII y Paulo VI, Bilbao 1967; J. L. GONZÁLEZ, Encuentros con Pablo VI, Madrid 1968.
J. ORDÓÑEZ MÁRQUEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991