PATRIARCAS BÍBLICOS 2. Patriarcas posdiluvianos.
Los sumerios distinguían dos periodos en la historia primitiva: uno, anterior al
diluvio (lab abubi) y, otro, posterior al mismo (arki abubi). La tradición
mesopotámica nos ha legado listas de reyes antediluvianos a los que se atribuye
una extraordinaria longevidad. Para los tiempos posteriores al diluvio las
mismas tradiciones hablan de una restauración de la «realeza que baja del
cielo». El autor del Génesis (v.), como preámbulo e introducción a la historia
del pueblo hebreo, retransmite unos apuntes densos de doctrina sobre la historia
primitiva, que divide también en dos periodos: uno, que va desde la creación
inicial de la humanidad por Dios hasta el cataclismo del diluvio; y otro, que
arranca de la terminación del diluvio y se extiende hasta la aparición de
Abraham en el marco de la historia de la salvación. En el primer periodo
reproduce una lista de diez p., a los cuales se concede larga vida, que abarca
desde Adán hasta Noé. Tales personajes los considera el autor como depositarios
y transmisores de la revelación primitiva. El diluvio exigió una re-creación;
por lo mismo, Noé (v.), el padre y progenitor de la nueva humanidad, es el
tronco común, del cual, a través de sus tres hijos, Sem (v.), Cam (v.) y Jafet
(v.), proceden, según el pensamiento semita, todos los pobladores actuales del
mundo entonces conocido. El autor del Génesis señala sumariamente cómo de los
tres hijos de Noé fue poblada toda la tierra (Gen 9,18-27) en el periodo
posterior al diluvio. Adoptando el método de eliminación, señala la descendencia
de Cam y de Jafet (Gen 10,2-20) y reserva para el final una doble noticia, una
más amplia (Gen 10,21-32) y otra más sucinta (11,10-26) sobre la descendencia de
Sem, que se conecta con la persona de Abraham.
a. Los hijos Noé. «Los hijos de Noé salidos del arca fueron Sem, Cam y
Jafet. Cam es el padre de Canaán...; por ellos fue poblada toda la tierra» (Gen
9,18-19). En los textos inmediatamente anteriores (6,18; 7,7; 8,15.18) se hacía
mención de sus mujeres; en cambio, el relato de Gen 9,20-27 da la impresión de
que Cam era todavía un joven ligero e irreflexivo. Se anota que era el hijo
menor de Noé (9,24); pero en la lista de los tres hermanos se menciona en
segundo lugar, antes de Jafet. Sem era el hermano mayor de lafet (10,21). La
noticia: «Cam es el padre de Canaán», debe considerarse como glosa explicativa,
encaminada a armonizar la lista de los hijos de Noé con el contexto siguiente.
Todas las anomalías que presenta el texto de 9,18-27 se explican en parte por el
hecho de que el hagiógrafo reproduce la tradición yahwista, dentro de la cual
insertó el texto de 9,18-27, perteneciente a una fuente secundaria.
b. La tabla de los pueblos (Gen 10,1-32). A base de datos aportados por la
tradición yahwista (10, lb. 8-19.21.25-30), que se entremezclan y complementan
con otros de la tradi-, ción sacerdotal (10, la. 7-2.20.22-23.31-32), señala el
autor sagrado la dispersión y distribución de los descendientes de los tres
hijos de Noé por los territorios conocidos por aquel entonces. La suerte de cada
uno fue determinada previamente por las palabras de bendición (v.) y maldición
(v.) que pronunció Noé sobre sus antepasados, las cuales, según la mentalidad
semita, debían realizar necesariamente lo que expresaban (Gen 9,20-27). Tanto
las palabras de bendición como las de maldición, una vez proferidas por algún
profeta o personaje vinculado estrechamente con la divinidad, obraban sus
efectos, independientemente de la voluntad del que las había proferido (Gen
27,33; 28,13). De esta manera se ponían en boca de los antiguos p. palabras que
expresaban por adelantado los acontecimientos que sucedieron más tarde y las
situacionesPATRIARCAS BIBLICOSdel momento presente (Chaine, o. c. en bibl. 146).
Noé maldice a Cam; augura para Jafet una serie de bienes y reserva para Sem el
privilegio de poder conocer al verdadero Dios con el nombre de Yahwéh, rendirle
culto y ser su pueblo predilecto. Sin embargo, con una perspectiva universalista
extraordinaria, el autor sagrado pone de relieve que Dios creó a todos los
pueblos por igual; que existe entre todos ellos una unidad y fraternidad por
razón de su origen común; todos tienen el mismo destino y a todos quiere Dios
salvar. La elección de Israel, descendiente de Sem, es una etapa provisoria en
los designios divinos. Esta bendición reservada a Sem debía retransmitirse sin
solución de continuidad a través de unos personajes calificados que enlazaran
directamente con Abraham (v.), el padre del pueblo hebreo.
c. Los patriarcas (Gen 11,10-26). Siendo Sem el mayor de los tres
hermanos, era lógico que el autor sagrado señalara su descendencia antes que la
de sus hermanos; pero invierte el orden con el fin de conectar su genealogía con
Abraham (v. GENEALOGÍA II) y por querer señalar de antemano, teniendo en cuenta
la situación geográfica, etnográfica y política del mundo conocido por el autor,
la posición que ocupaba Israel en medio de los otros pueblos de los cuales, por
razones religiosas, vivia separado. La bendición proferida por Noé a Sem (9,26)
debía retransmitirse de padres a hijos y perpetuarse en el pueblo que Yahwéh
escogería como especialmente suyo. La lista de estos padres, comúnmente llamados
p. posdiluvianos, se inicia con Sem y acaba con Teraj, padre de Abraham.
En el texto hebreo la componen nueve nombres, que en los Setenta se elevan
a diez, con la inserción de Cainán, lo que hicieron también en 10,24. Este
personaje figura en varios manuscritos de la 1 Par 18-24, en la genealogía de
Sem del Libro de los Jubileos (8,8) y en la genealogía de Cristo dada por S.
Lucas (Le 3,36). Cainán entra en la genealogía de Set (Gen 5,9-10). Los Setenta
lo incluyeron en la de Sem con el fin de igualar numéricamente ambas genealogías
y fijarla en diez nombres, basándose en la significación simbólica del número
diez, que indica perfección, plenitud. De esta manera querían expresar que entre
Sem y Abraham no faltaba ningún anillo en la cadena que aseguraba la
retransmisión de la bendición de Sem al padre del pueblo hebreo. Pero sin
recurrir a la inserción de Cainán se obtiene el número diez con la inclusión al
principio y final de la lista de Sem y Abraham, respectivamente. Aunque la tabla
genealógica de estos p. posdiluvianos recuerde la del Gen 5, presenta, sin
embargo, algunos matices característicos. En la de Gen 5, se sigue el siguiente
esquema estereotipado: Nombre del p., edad que tenía al engendrar, número de
años que vivió después, durante los cuales engendró hijos e hijas y, finalmente,
número total de sus años de vida. Este mismo esquema sigue el Pentateuco
Samaritano y, en parte, los Setenta al dar la genealogía de estos descendientes
de Sem. Encambio, el texto hebraico no señala el número total de años de cada p.
al morir, a excepción de Teraj, del cual se dice que murió en Jarán a la edad de
doscientos cinco años. En cuanto a las cifras que se barajan en los diversos
textos, conviene tener presente el cuadro de pie de página. En él, la cifra de
la primera columna corresponde a la edad en que cada p. engendró a su
primogénito, la de la segunda al tiempo que vivió después y la de la tercera a
la duración total de su vida.
De Sem dice el texto hebraico que «a la edad de cien años engendró a
Arfacsad, dos años después del diluvio. Vivió Sem, después de haber engendrado a
Arfacsad, quinientos años, y engendró hijos e hijas» (11,10). Y añade el
Pentateuco Samaritano: «Y fueron todos los días de Sem seiscientos años y
murió». Según Gen 5,32; 7,6, Sem tenía cien años cuando empezó el diluvio; en
cambio, en el texto arriba citado se le asignan tres años menos, si tenemos en
cuenta Gen 8,13.14. Quizá la frase «dos años después del diluvio» (11,10) sea
una glosa. Si en el caso de Sem existe uniformidad entre los diversos textos,
ésta desaparece a partir de su hijo Arfacsad. El texto Samaritano y los Setenta
tienden a aumentar las cifras del texto hebreo. Según éste, entre el diluvio y
Abraham hubo un intervalo de doscientos noventa y dos años, que el Pentateuco
Samaritano eleva a novecientos y los Setenta a mil setenta. Para obtener esta
cifra, los Setenta mencionan a Cainán y atribuyen cien años más a Arfacsad,
Heber, Peleg, Reu, Selaj y Sarug en el momento de engendrar a su primogénito, y
cincuenta a Najor. Los móviles que indujeron a los Setenta a reconsiderar las
cifras del texto hebraico fueron para evitar el anacronismo de que Sem, Selaj y
Heber sobrevivieran a Abraham, que murió a los ciento setenta y cinco años (Gen
25,7). Obsérvese que a partir de Heber disminuye sensiblemente la edad de los
patriarcas.
Arfacsad fue el primogénito de Sem, aunque por razones de índole
geográfica figure en tercer lugar en 10,22. Arfacsad engendró a Selaj y éste a
Heber. Parece que estos tres nombres corresponden a otros tantos individuos y no
a colectividades. A Heber se le considera como el antepasado epónimo de los
hebreos (Abraham es llamado el hebreo, `ibri: Gen 14,13; 39,14.17). De los hijos
de Heber el primogénito se llamaba Peleg (que según la etimología popular
significaba «división»), a partir del cual disminuye la vida de los patriarcas.
Ocupa además el quinto lugar y figura como punto de división entre los p. que
vivieron muchos años y los que murieron más pronto. Su hijo lleva el nombre de
Reu, que es quizá una forma abreviada de Reuel (Gen 36,4; Ex 2,18). Su hijo
Sarug lleva el mismo nombre que una ciudad situada entre Qarquemis y Jarán. El
primogénito de Sarug fue Najor, que, según Gen 22,23 (tradición yahwista), era
hermano de Abraham, y, según 11,24-26 (tradición sacerdotal), figura como padre
e hijo de Teraj. Puede ser que se trate de dos individuos con el mismo nombre, o
se puede explicar la anomalía por una confusión entre las diversas tradiciones.
En cuanto a Teraj no se ha probado que corresponda a los terajitas que, según la
Leyenda de Keret, de Ugarit (Ras Samra), invadieron Palestina meridional (R. de
Vaux, Les textes de Ras Shamra et l'Ancien Testament, «Revue Biblique», 44
(1937) 544-45). «El término trh de Ugarit no designa al padre de Abraham, sino
solamente el precio pagado por el esposo al padre de la desposada en el momento
del matrimonio o, tal vez más exactamente, en correspondencia con el terhu
acádico, la «copa» en que se metían los objetos de la adivinación» (A. Rolla, La
Biblia ante los últimos descubrimientos, Madrid 1962, 212). «Teraj tenía setenta
años cuando engendró a Abraham» (11,26).
Sería desconocer el género literario de genealogías decir que el autor
sagrado, el redactor último del Génesis, quiso confeccionar una cronología y una
genealogía exacta y completa de los años que transcurrieron entre el diluvio y
Abraham, y que haya señalado exactamente el nombre y el número de p. que
llenaron este intervalo de tiempo. El simbolismo de los números habla
elocuentemente de que el autor empleó un género literario especial. Los autores
del Pentateuco Samaritano y de la traducción de los Setenta intuyeron claramente
que detrás de un conjunto de nombres y de cifras se ocultaba el pensamiento
teológico del autor sagrado, que se propuso, por medio de una forma peculiar de
decir y narrar, enseñar cómo en los designios divinos se enlazaban los grandes
hechos dogmáticos de los orígenes de la humanidad con la elección de Abraham, el
padre del pueblo escogido y p. de la divina bendición.
BIBL.: Comentarios al Génesis: J. CHAINE, Le livre de la Genése, París 1948; H. JUNKER, Génesis, en Echter Bibel, Wurzburgo 1949; A. CLAMER, La Genése, en La Sainte Bible, París 1953; F. ASENSIo, Génesis, en La Sagrada Escritura, Madrid 1967. Estudios especiales: P. HEINISCH, Die Lebensdauer der Urváter und der Patriarchen, en «Bonner Zeitschrift für Theologie und Seelsorge», 4 (1924) 301-321; fD, Probleme der biblischen Urgeschichte, Lucerna 1947; J. SCHILDENBERGER, Vom Geheimnis des Gotteswortes, Friburgo Br. 1950, 264-277; G. SCHEDL, Geschichte des Alten Testaments. I. Urgeschichte und alter Orient, Innsbruck-Viena-Munich 1956, 156-192; I. MEYSING, The biblical ehronologies of the Patriarchs, «Christian news from Israel», 13 (1962) 1=12.
LUIS ARNALDICH.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991