MARÍA IV. MARÍA EN EL CULTO Y LA LITURGIA 3. NATIVIDAD.
Con este nombre se celebra una fiesta el 8 de septiembre. No se trata, como en
las fiestas de la Asunción (v.) y de la Inmaculada (v.), de un dogma o de un
misterio, sino de un hecho y de una conmemoración. Es una de aquellas cuatro
principales fiestas de M. en honor de las cuales Sergio I organizó una solemne
procesión que salía de la Iglesia de S. Adriano en el foro romano y terminaba en
S. María Mayor, donde se celebraba la Misa. Los orígenes de esta fiesta hay que
buscarlos en Oriente y probablemente en Jerusalén. Sin duda influiría en la
introducción y propagación de esta solemnidad la literatura apócrifa que empieza
con el Protoevangelio de Santiago (s. ii) en Oriente, y que prolifera en
Occidente hasta la época carolingia con diversos plagios e imitaciones de aquel
escrito. Se ignora la razón por la cual se escogió el 8 de septiembre.
El primer testimonio de la fiesta es un himno de Román el Melodo (c. 560).
Para S. Andrés de Creta (740) esta fiesta es ya una antigua tradición. En
Occidente se introdujo en el s. VII. Además de la noticia del Liber Pontificalis
referente a la procesión ordenada por Sergio I, tenemos el testimonio de los
sacramentarios romanos a partir del Gelasiano antiguo (v. LIBROS LITÚRGICOS). No
obstante, la fiesta se propagó muy lenta y desigualmente en Occidente: en Milán
en tiempo de Beroldo (1124) era desconocida, no obstante hallarse consignada en
los Martirologios (v.). Amalario ni siquiera hace mención de la misma. En
cambio, en el Conc. de Reims (630) se prescribe como día festivo. A partir del
s. XI-XII se halla generalmente establecida. La octava fue debida a un voto de
los cardenales en el difícil cónclave del 1241. Gregorio XI (1378) la dotó de
una vigilia. Es la fiesta patronal demuchísimos santuarios que veneran a
imágenes que, según la tradición, fueron milagrosamente halladas, y es así una
bella manera de simbolizar el nacimiento espiritual de la Virgen en la historia
de muchos pueblos. En los nuevos libros litúrgicos promulgados por Paulo VI,
esta fiesta ha sido muy revalorizada, principalmente, por sus dos himnos nuevos:
uno de autor anónimo del s. X y otro de S. Pedro Damián (v.).
BIBL.: M. RIGHETTI, Historia de la liturgia, I, Madrid 1955, 911-912; J. PASCHER, El año litúrgico, Madrid 1966, 686; G. MORIN, Une préface du Miss. Gothicum supposant la féte de la Nativité de N. Dame en pays gallican des le VII siécle, en «Revue Bénédictine» (1945-46) 9-11; J. LEROY, Un texte peu remarqué sur la féte de la Nativité de N. Dame, en «Revue de sciences religieuses» (1938) 282-289
A, M. FRANQUESA GARRÓS
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991