Es la tendencia a conceder absoluta autonomía a las obras de arte, con
total abstracción de la vida histórica y social del hombre, y a dar
prevalencia a la vertiente estética de las obras humanas, otorgando más
valor a la belleza de las mismas que a su posible moralidad o veracidad.
Dada la intrínseca vinculación de la verdad, la bondad y la belleza,
cabe la posibilidad de intentar reducir unilateralmente los problemas
morales y gnoseológicos a cuestiones de Estética. Toda tendencia
esteticista arranca de la propensión a convertir los diversos momentos de
la realidad en esferas objetivamente autónomas y a interpretar la mutua
vinculación de aquéllos como banal identificación. El buen éxito
espectacular que en principio suele conseguir la «tenencia unilateral a la
lógica propia de cada actividad humana no hace sino impulsar, expresa o
tácitamente, el cultivo del arte por el arte, la belleza por la belleza,
con total independencia de los valores extraestéticos.
Para valorar justamente esta tendencia y evitar su extremismo, debe
ahondarse en el sentido radical que tienen las actividades estéticas,
morales y cognoscitivas en orden al pleno despliegue de la personalidad
humana, bien sabido que al ponerlas en relación con el hombre no se las
subjetiviza, antes se las sitúa en el nivel adecuado, únicamente en el
cual pueden lograr su cabal desarrollo. En virtud de la intervincu1ación
ineludible de los trascendentales, toda actividad relativa a la belleza,
para alcanzar en su orden la plenitud debida, debe coordinarse por vía de
integración con los ámbitos de sentido, o valores, que cubren la Ética y
la Gnoseología. Esta coordinación integradora no implica alienación o
contaminación alguna, sino fidelidad al propio ser dialógico-ambital. Todo
extremismo se funda en una orientación intelectual rígidamente objetivista
que interpreta las vertientes de lo real más como objetos rigurosamente
delimitados que como ámbitos fecundamente interrelacionables.
Como teóricos del e. pueden citarse Walter H. Pater (Aesthetic
Poetry, 1868; Renaissance, 1868) y Angelo Conti (La beata riva, Milán
1900, con prefacio de D'Annunzio; Sul fiume del tempo, Nápoles 1907),
escritores inspirados por la nostalgia que suelen sentir respecto a la
música las diversas artes. Figuras representativas del e. literario son:
O. Wilde, G. D'Annunzio y A. Gide.
V. t.: ESTÉTICA; ÉTICA; VERDAD; BONDAD; BELLEZA; ARTE IV.
BIBL.: Sobre la relación de Ética
y Estética y la integración de forma y contenido puede verse: A. LÓPEZ
QUINTÁS, Ética y Estética, «Tercer Programa» 13, Madrid 1969,
189-210.-Sobre el Esteticismo, cfr. F. BATTAGLIA, Vesteticismo, en Le
eresie del secolo, 3 ed. Asís 1954, 218-42; L. STEFANINI, La vita come
arte?, en Arte e Critica, Milán 1942, 133 ss.; G. FERRETTI,
Vesteticismo,Palermo 1940; U. SPIRITO, La vita come arte, Florencia 1941.
- A.
LÓPEZ QUINTÁS.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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