Obispo de Constancia, antigua Sálamis, uno de los heresiólogos más
importantes de la Antigüedad y notable teólogo mariano del s. IV.
Vida. Nace ca. 315 en una aldea cercana a Eleuterópolis, no lejos de
Gaza, en Palestina (cfr. Sozomeno, Historia Eclesiástica, 6,32: PG
67,1392). Su formación espiritual es comenzada por S. Hilarión, padre de
los monjes de Palestina. Vive algunos años en Egipto junto a los grandes
solitarios, donde según su propio testimonio (cfr. Panarion, 26,17: PG
41,360) mujeres gnósticas intentan atraerle a su forma de vida. Adquiere
conocimientos de griego, siriaco, hebreo, copto y algo de latín (cfr. S.
Jerónimo, Adversus libros Rufini, 2,22: PL 23,462). Ca. el 335 funda en su
pueblo natal un monasterio que gobierna durante casi 30 años. El a. 367
los obispos de Chipre le eligen obispo de Constancia, cargo que le hace
metropolita de toda la isla. En el cisma de Antioquía se alinea en contra
de Melecio (v.) con quien rehúsa restablecer la comunión eclesiástica y a
quien acusa de estar en relación con los pneumatómacos (v.). No es seguro
que estuviese en el Conc. I de Constantinopla (a. 381), cuyas primeras
sesiones preside el mismo Melecio, puesto que no figura entre los
firmantes. Se le encuentra al año siguiente en Roma (S. Jerónimo,
Epístola, 108,6: PL 22, 881).
Envuelto en querellas eclesiásticas y opuesto a toda especulación
metafísica en teología así como a la interpretación de la S. E. en sentido
alegórico, no sólo condena al origenismo (v. ORÍGENES Y ORIGENISMO), que
estima la más peligrosa de todas las herejías (Panarion, 64: PG
41,1068-1200), sino que es implacable en su persecución. Ca. el 392
pronuncia un discurso en Jerusalén, invitado por el obispo Juan, en el que
pide la condenación de Orígenes. Asiste numeroso público y el propio
obispo Juan, defensor de Orígenes. Con este discurso comienza la primera
controversia origenista, ya que Juan le contesta esa misma tarde (S.
Jerónimo, Contra Johannem, II: PL 23,363). En 394, en carta dirigida al
obispo Juan (que le había acusado de haber violado sus derechos al ordenar
al monje Paulino sin contar con él) expone con detalle los errores de
Orígenes y pide a Juan que le condene (S. Jerónimo, Epístola, 51: PG
22,517). Ante la negativa de Juan, E. rompe la comunión con él.
El a. 400 es condenado Orígenes por un Concilio convocado en
Alejandría por el metropolita local Teófilo. E. aúna sus esfuerzos con los
de Teófilo para expulsar de sus monasterios a los famosos «Cuatro Hermanos
Largos» y a otros adeptos a Orígenes. Al darles asilo S. Juan Crisóstomo
(v.), E. marcha a Constantinopla para emprender personalmente la guerra
contra el Crisóstomo y obtener su condenación. Al llegar a la ciudad,
rehúsa la hospitalidad que le ofrece S. Juan Crisóstomo, e incluso se
niega a participar en la Eucaristía celebrada por él mismo (Sócrates,
Historia Eclesiástica, 6,12-14: PG 67, 700-712). Ante los motines
populares en defensa del Crisóstomo, y apercibido de los manejos de
Teófilo (ni el Crisóstomo ni los monjes egipcios eran los terribles
herejes que se le habían descrito), abandona Constantinopla, y embarca
para Chipre muriendo en alta mar el a. 402. Su postura pesará mucho en las
decisiones del sínodo de la Encina, que depone al Crisóstomo el a. 403 (Focio,
Biblioteca, LIX: PG 103,108).
Existe una biografía suya (PG 41,24-113), que, aunque pretende estar
escrita por dos de sus discípulos, Juan y Polibio, es muy posterior y
contiene más de leyenda que de historia. Su fiesta se celebra el 12 de
mayo.
Obras. Ancoratus (El hombre seguro, anclado). Compendio del dogma
escrito en el a. 374, trata especialmente cuestiones trinitarias. Termina
con dos profesiones de fe: en torno a la primera (cap. 119: PG 43,232233),
se duda si era el símbolo bautismal de la Iglesia de Constancia y después
aceptado por el Concilio de Constantinopla con ligeros retoques, o si E.
transcribía el símbolo de Nicea, después retocado o cambiado por un
copista. La segunda (cap. 120: PG 43,233-236) está compuesta por el propio
E.
Panarion (Botiquín o remedio contra todas las herejías). Escrito
entre 374-377, citado comúnmente Haereses, enumera 80 herejías, incluyendo
doctrinas anteriores al cristianismo. El epítome final (PG 42,833-886) no
parece que sea del autor.
Escritos contra las imágenes. El escrito más antiguo, ca. 394,
califica de idolatría la fabricación de imágenes. El mismo año dirige una
carta al emperador Teodosio I sugiriendo que sean retiradas. Finalmente,
lega un testamento en él que ordena a sus fieles que nunca coloquen
imágenes en las iglesias y cementerios (v. IMÁGENES; ICONOCLASTAS).
Escritos sobre arqueología bíblica: De mensuris et ponderibus (Sobre
los pesos y medidas del Antiguo Testamento, escrito en 392) y De XII
gemmis (Sobre las 12 piedras preciosas del pectoral del Sumo Sacerdote,
escrito en 394).
Cartas. De su abundante correspondencia sólo nos han llegado
fragmentos y dos cartas traducidas por S. Jerónimo (PG 22,517-526 y 758).
Doctrina. Radicalmente tradicionalista, su obra es esencialmente
polémica. Defensor intransigente del omousios (consustancial) de Nicea y
hostil a toda fórmula de compromiso. Encuentra en la educación griega la
fuente principal de las herejías. Intolerante en la cuestión de las
imágenes y en su lucha contra Orígenes, no aprecia los valores positivos
de aquellos a quienes combate. Afirma repetidas veces que el Espíritu
Santo (v.) procede del Padre y del Hijo (PG 43,148). Coloca en la
profesión de fe que María (v.) fue siempre virgen (PG 43,233). La Iglesia
(v.), depositaria de la verdad, es al mismo tiempo vía de acceso a la
misma (PG 41,1036).
BIBL.: Ediciones: PG 41-43; K.
HOLL, Ancoratus et Panarion, en Corpus Berolinense, Leipzig 1915-22,
1931-33; ÍD, Gesammelte Aufsätze zur Kirchengeschichte, II, Tubinga 1928;
J. LEBON, Severi antioqueni liber contra impium grammaticum; orationis ter
tiae pars posterior, Lovaina 1952. Estudios: V. BOUBLIK, Epifanio di
Costanza, en Bibl. Sanct. 4, 1258-1264; B. ALTANER, Augustinus und
Epiphanius von Salamis, en Melánges I. de Ghellinck, I, Gembloux 1951,
265-275; ÍD, Patrología, 5 ed. Madrid 1962, 292-295; D. FERNÁNDEZ, Función
de María en la salvación según S. Epifanio, «Revista Española de Teología»
19 (1959) 253; P. FRANKEL, Histoire sainte et hérésie chez S. Épiphane de
Salamine, d'après le tome I du Panarion, «Rev. de théologie et philosophie»
12 (1963) 175 ss.; J. DUMMER, Epiphanius, Ancoratus 102,7 und die
Sapientia Salomonis, «Klio» 43-45 (1965) 344 ss.
L. F. MATEO SECO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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