Desde el punto de vista eclesiástico, fue primero asiento de doctrina y
luego parroquia y arciprestazgo de la diócesis de Quito (v. QUITO III). A
petición del obispo Juan Nieto Polo del Águila (174859), se procedió a un
lento trámite en orden a su erección como obispado que desembocó en la
bula de Clemente XIII del 6 en. 1769. Su territorio abarcó entonces la
costa ecuatoriana y la parte sur de la franja interandina; después se
formaron las diócesis de Guayaquil (1838, v. GUAYAQUIL III) y Loja (1866),
dejando la de C. reducida a la provincia civil de Azuay. Fue elevada en 9
abr. 1957 a la categoría de archidiócesis (Conchensis in Aequatore). En
1970 tenía como diócesis sufragáneas: Azogues, Azoguensis (1968), Loja,
Lojanus (1866) y Machala, Machalensis (1969).
Es proverbial la religiosidad del pueblo cuencano, unos 450.000
fieles, reflejada en la leyenda de su blasón nobiliario: «Primero Dios y
después Vos». A pesar de las endémicas disensiones internas registradas en
la historia, ha sido un venero de intelectuales católicos, como son el
insigne polemista P. Solano, los Crespo Toral (v.), Cevallos, Cordero,
Borrero, Muñoz y otros. Un educador de fecunda obra, el hermano Miguel de
las Escuelas Cristianas, subirá pronto a los altares. El P. Julio
Matovelle, fundador de los Oblatos y las Oblatas de los Sagrados
Corazones, está asimismo en proceso de beatificación.
El territorio archidiocesano se divide en siete arciprestazgos con
48 parroquias, atendidas por seis sacerdotes seculares y 60 regulares. Los
institutos religiosos dirigen diversc s centros de educación y
beneficencia. El seminario mI yor recibe alumnos de las diócesis
sufragáneas y de la provincia de Guayaquil. (Ann. Ront. 1970).
BIBL: O. CORDERO PALACIOS, Crónicas documentadas para la histor,a de
Cuenca, Cuenca 1920; J. M. VARGAS, Historia de la Iglesia en el Ecuador
durante el Patronato español, Quito 1962, 515547; íD, La Iglesia en el
Ecuador, Quito 1968.
**AU
ANTONIO ARREGUI.
**GEG
CUENCA (España) I. GEOGRAFÍA.
Provincia de Castilla la Nueva, con 17.061 Kmz. Se halla en el
centro de la Meseta (v.), entre las provincias de Guadalajara al N, Madrid
y Toledo al O, Ciudad Real y Albacete al S, y Valencia y Teruel al E.
Medio físico. Apoya su límite NE en los montes Universales y otras
altas sierras del tramo levantino del Sistima Ibérico, y desde ellas
pierde altitud en dirección opuesta. La zona inmediata a aquel borde NE
constituyó el límite oriental del viejo macizo formado en la Era Primaria.
Las transgresiones marinas de la Era Secundaria lo cubrieron de depósitos.
Cuando en la Terciaria se produjeron los plegamientos alpinos, éstos
presionaron y se plegaron aquellos sedimentos, hasta formar las sierras
del Sistema Ibérico, Tras estas sierras, los mismos plegamientos
produjeron, por el resto de la provincia, una gran depresión, la cegtral
de la Meseta meridional, en la que a lo largo de la misma Era Terciaria y
en la Cuaternaria se han acumulado los sedimentos procedentes de aquellas
sierras. Así, hay en la provincia dos zonas de caracteres geológicos y
morfológicos distintos. De un lado, la llamada Serranía de C.; de otro,
las planicies sedimentarias de La Mancha (v.) y La Alcarria.
La Serranía está formada por rocas calizas que descansan sobre el
viejo zócalo paleozoico; al romperse éste y plegarse aquéllas, como
consecuencia de los empujes alpinos, ha resultado una movida estructura de
estilo sajónico. Desde el borde NE así levantado, bajan hacia La Mancha
los ríos Júcar (v.) y Cabriel, que se han encajado en las calizas hasta
formar profundas hoces. En otros lugares, como en las proximidades de la
capital, la caliza,disuelta por la erosión, ha dado lugar a formas
caprichosas y espectaculares en la llamada Ciudad Encantada. También hay
torcas o pequeñas hondonadas cuando la filtración dejó un techo rocoso que
al fin se hundió.
La Mancha conquense, que se extiende al sudoeste, es una inmensa
planicie fundamentalmente de depósitos terciarios entre los que dominan en
superficie las calizas terciarias y, donde éstas han sido barridas por la
erosión, arcillas y margas. Al norte de La Mancha se distingue La Alcarria
conquense, en la que los resaltes calcáreos aparecen rotos, reducidos a
simples cerros testigos.
Toda la provincia está sometida a un duro clima continental, es
decir, a escasez de pluviosidad, sobre todo en los meses de verano en los
que resulta nula, y a gran oscilación térmica entre el verano y el
invierno e incluso entre el día y la noche. La capital ha registrado en
frecuentes ocasiones la mínima térmica de las capitales españolas. La
media anual aumenta según disminuye la altitud, en dirección SO: en La
Mancha oscila entre 13° y 15°; en la Serranía, entre 7,50 y 11,5°. El
mismo factor de relieve determina el reparto de la escasa precipitación,
pero en sentido inverso: la Serranía pasa de 600 mm. anuales y, en cambio,
se limita La Mancha a un total que a veces llega hasta 460, pero que en
otras ocasiones queda reducido a 240.
Comarcas. Un estudio general y elemental de la provincia no puede
señalar más diferencias comarcales en ésta que las que determina la
morfología, y que al hablar de ésta hemos indicado: de un lado, el
nordeste, la Serranía; de otro, las planicies de La Mancha y La Alcarria
conquenses. Estas diferencias morfológicas establecen también las
climáticas y, como consecuencia de unas y otras, resultan las económicas y
las de población. La Serranía es forestal y ganadera. La masa forestal
está formada por pinos madereros y resineros. La vieja estampa de las
almadías bajando por los ríos ha desaparecido, una vez impuesto el
transporte por carretera. Pero allí donde llegaban, en la misma capital,
dieron lugar a industrias derivadas que todavía, juntamente con las que
han surgido fuera de la comarca, así en Tarancón, son ahora las más
características de la provincia. Donde las manchas forestales permanecen
aclaradas, la mayor riqueza la constituye el ganado lanar, en gran parte
trashumante. A estos dos capítulos se une ahora el de la explotación
hidroeléctrica, gracias a las hoces que forman los ríos y a la regulación
natural del caudal que producen las calizas en que aquéllas se han
formado.
La Mancha y La Alcarria son zonas agrícolas, con explotación
cerealista y, en la primera, además, vid y olivo. Los bosques y pastos
ocupan el 53,4% del suelo. El resto se explota mediante roturación. De
ésta, ocupa la mayor, parte el espacio cerealista (44,5%) y el barbecho
(34,5%); el resto está plantado de vid y olivo. La Mancha (v.), con una
agricultura más rica, es la que tiene más población. Pero tanto en ella
como en el resto de la provincia, se halla agrupada en núcleos reducidos,
más pequeños los de la Serranía. La provincia tenía 249.696 hab. en 1900 y
335.719 en 1950; a partir de entonces todos los núcleos, exceptuando la
capital, registran emigración, de tal manera que entre 1961 y 1965 la
provincia perdió 44.643 hab. En 1960 tenía 315.433; en 1971, 239.968; en
1986, 210.932, es decir, 12 hab/Km2, muy por debajo de la media española.
Su capital, C., es el núcleo más populoso: 10.756 hab. en 1900, 27.007 en
1960, 43.139 en 1986. Emplazada al final de la Serranía, entre las
profundas hoces del Júcar y Huécar, fue estupendo lugar defensivo en la
Edad Media. Desaparecida esta inicial función, se limita ahora a ser
centro administrativo y comercial, con alguna industria de transformación
de la madera. La espectacularidad de su conjunto urbano hace, sin embargo,
que albergue mucha población flotante. Entre los restantes núcleos, todos
con menos de 20.000 hab., destaca Tárancón. En 1960 el 70,1010 de la
población activa (el 33,8010 en 1986) trabajaba en las actividades
primarias y producía el 66,14010 de la renta (el 25,7070 en 1985).
V. t.: MESETA (Región española); CASTILLA LA NUEVA; MANCHA, LA.
BIBL.: M. DE TERÁN, L. SOLÉ
SABARN, Geografía regional de España, Barcelona 1968; M. DE TERÁN,
Geografía de España y Portugal, Barcelona 1958; A. SANZ SERRANO, pos
gancheros conquenses y su organización laboral, «Estudios Geográficos»
(1949); F. CABAÑAs RUESGAs, El clima 'de la Serranía de Cuenca, «Las
Ciencias» (1953); íD, Resumen fisiográfico y geológico de la Serranía de
Cuenca, «Rey. de la R. A. de Ciencias» (1948).
E. CLEMENTE CUBILLAS.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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