Del latín coactare, forzar, obligar. Delito atentatorio a la gestión
pública, en el que incurre tanto «el funcionario público que solicitase o
recibiese, por sí o por persona intermedia, dádiva o presente por realizar
un acto lícito o ilícito referido al ejercicio de su cargo, como el
particular que mediante promesas u ofrecimientos corrompiese o intentase
corromper al funcionario o aceptare sus solicitudes».
Son elementos de este delito: 1) Solicitud u ofrecimiento de una
dádiva o presente, que puede consistir en prestaciones económicas,
honoríficas o de otro estilo, siempre que sean de las que por su cargo el
funcionario no tenga derecho a percibir. Para la existencia del delito
basta que se dé el ofrecimiento, y es indiferente su mayor o menor
cuantía. 2) La dádiva o presente ha de ofrecerse al funcionario para la
ejecución de un acto relativo al ejercicio de su cargo: ésta es la nota
característica del delito, que consiste en comerciar el funcionario con
los deberes específicos de su función. Aunque la licitud o ilicitud del
acto afecta a su gravedad, el delito se perfecciona tanto si el acto
ejecutado es lícito como ilícito, siempre que mediante el precio se compre
el favor de su ejecución. 3) Intención delictuosa; es decir, que el
funcionario y el particular sujetos del delito conozcan la ilicitud del
acuerdo que pactan. El delito de c. presume siempre la existencia de dos
agentes: el funcionario corrompido y el sujeto corruptor. Se perfecciona
la infracción y queda consumada cuando el concierto es firme, con
independencia de que el acto pactado llegue a realizarse o no.
Naturalmente, si el acto pactado es constitutivo de delito, y se ejecuta,
la figura de c. concurre con otra infracción.
Sujetos de este delito pueden ser tanto los propios funcionarios
públicos como quienes accidentalmente desempeñen una función pública:
árbitros, jurados, arbitradores, peritos, etc., así como los particulares.
Sujeto pasivo es la sociedad perturbada con las impurezas de la función
indebidamente ejercida. Cuando el soborno media en favor del reo, en causa
criminal, por parte de su cónyuge, ascendientes, descendientes, hermano o
afín, el sobornante, en atención al sentimiento de afecto familiar que le
guía, incurre en responsabilidad atenuada. Incurriría también en c. de
tipo leve el funcionario público que admitiere regalos que le fueren
ofrecidos en consideración a su cargo, o por ejecutar un acto justo que no
debiera ser retribuido.
El delito de c. se denominó en Roma crimen repetundarum y fue penado
con extremado rigor. Las Doce tablas lo castigaban como crimen capital.
Desde entonces hasta nuestros días lo recogen todas las legislaciones sin
excepción, y lo tipifican todos los códigos penales: español, art. 385;
portugués, art. 318; alemán, art. 332; italiano, art. 319; costarricense,
art. 368; ecuatoriano, art. 260; chileno, art. 248; etc.
BIBL.: 1. RODRíGUEz DEVESA,
Derecho Penal Español, Parte Especial, Valladolid 1965, 921; A. CAMEÑo
RosA, Cohecho y soborno, «Anuario de Derecho Penal y Ciencias Penales»,
Madrid 1961; 281 ss.; S. SOLER, Derecho Penal Argentino, V, Buenos Aires
1956, 176.
J. MOSCOSO DEL PRADO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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