Su vida fue
divulgada por los primitivos carmelitas descalzos, y también por S. Teresa, como
legendaria palaciega que asombró por sus atroces penitencias a toda España. N.
en Barcelona en 1519, hija natural de don Ramón de Cardona, que la ocultó en un
convento de capuchinas de Nápoles, de donde salió para contraer matrimonio.
Enviudó y volvió a las capuchinas. El catalán Juan de Jesús Roca asegura que
«gustaba de hablar catalán y lo hablaba muy bien». En 1557 se trasladó a
Valladolid como camarera de su parienta la princesa viuda de Salerno, Da Isabel
de Vilamarí y Cardona, que gestionaba infructuosamente la recuperación de su
principado. En este tiempo le fue confiada la educación de los príncipes D.
Carlos y D. Juan de Austria (v.); este último la recordaba con el cariñoso
título de «madre». Al fallecer la princesa dejó encomendada a C. a los príncipes
de £boli, en cuyo palacio de Madrid comenzó su plan de penitencias. Recorriendo
con ellos la Alcarria conoció en la ermita de la Vera Cruz de Alcalá de Henares
al sacerdote romero P. Piña, a quien confió sus propósitos de huir de palacio
para hacer penitencia, y éste, con ayuda de otro clérigo manchego, Martín
Alonso, que había sido capellán de los príncipes de £boli, la ayudaron a huir,
la condujeron a unos parajes del término de La Roda «vestida en hábito de
hombre», y allí la dejaron en una cueva, con tres panes por provisión.
Consumidos éstos, se mantuvo de hierbas, hasta que la halló el pastor Benítez,
que cada tres días la proveía de pan. S. Teresa (v.) recogió la fama de sus
penitencias y las refirió por menudo (Fundaciones, 28). Corrida la fama, las
gentes del contorno acudían en multitud. «Venía día, dice S. Teresa, estar todo
el campo lleno de carros». Habiendo enfermado de gravedad, lo comunicó a los
príncipes de £boli, y éstos la encomendaron al italiano carmelita fr. Ambrosio
Mariano, el cual le escribió eJ 7 mayo 1571 brindándole su apoyo y el de sus
conventos. La ermitaña aceptó y acompañada de fr. Mariano fue a Pastrana. Al
llegar, la princesa de £boli la presentó a las monjas descalzas; mas no quiso
quedarse con ellas, sino en el palacio de los príncipes, y «daba priesa que le
diesen el hábito de fraile». Le fue impuesto con solemnidad a los tres días. Con
tan extraño atuendo comenzó a procurar una fundación de frailes descalzos en su
ermita de La Roda, emprendiendo una extraña peregrinación para recaudar limosnas
entre la nobleza. Su figura, con ir precedida de gran fama de santidad, provocó
revuelos de sainete, especialmente en Madrid, cuyas calles recorría en coche,
rodeado de damas, echando bendiciones como un fraile. De su recorrido cargó «una
-caja de nogal llena de dineros de plata y oro, que cabía una fanega», con
ornamentos y joyas sin número. Partió a La Roda en marzo de 1572 con varios
frailes. La construcción del convento, dirigida desacertadamente por fr.
Mariano, ocasionó enormes gastos, habiéndose consumido todo lo recaudado por la
mala administración de las obras, en las que fr. Mariano hizo construir
complicados túneles y pasadizos que luego se hundían. «Los seglares, dice el
Cronista, se escandalizaron de gasto tan excusado, y algunos dijeron que la
ermitaña venía cortesana, pues habiendo sufrido tantos años los calores y fríos,
ahora no podía sufrir distancia tan pequeña». Ella quedó contrariadísima. Los
«frailes de la buena mujer» fue el título que allí dieron a sus carmelitas. El
11 mayo 1577, rodeada de veneración y admirada por su fama penitente, falleció y
fue enterrada en su convento de La Roda. Trasladado éste a Villanueva de la jara
en 1606, fueron llevados también allí sus restos mortales. Se intentó luego su
causa de beatificación; mas quedó paralizada para siempre. Se le da el título de
«venerable Cardona».
BIBL.: EFRÉN DE LA MADRE DE Dios y 0. TEGGINK, Tiempo y vida de S. Teresa, Madrid 1967, II, 296-305; FRANCISCO DE SANTA MARÍA, Reforma de Descalzos, I, Madrid 1644, libro 'IV, Cap. 1-20; SILVERIO DE SANTA TERESA, Historia del Carmen Descalzo en España, III, Burgos 1936, 503-534; ÁNGEL DE SAN GABRIEL, De la buena muger doña Catalina de Cardona, Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 4213 (contiene también una Vida de la M. Cardona sacada de un padre jesuita, confesor suyo); TOMÁS DE JESÚS, Vida de la M. Catalina Cardona, Madrid, Biblioteca Nacional, ms. 3537 (contiene varias relaciones e informes de Juan de Jesús Roca, Juan de la Miseria, Pedro de los Apóstoles, Ángel de la Presentación, Isabel de S. jerónimo, Isabel de S. Francisco y Da Cecilia, familiar del palacio de los Éboli).
EFRÉN DE LA MADRE DE Dios.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991