Los tres Evangelios sinópticos narran el episodio de la ración de este
mendigo ciego, el hijo de Timeo, Bartimeo, de Jericó (Mt 20, 20-34; Mc 10,
46-52; Lc 18, 35-43), aunque con algunas divergencias. Jericó dista sólo
una jornada de camino de Jerusalén; por ella pasan las caravanas de
peregrinos a la ciudad santa; circunstancia que aprovechan los mendigos,
sentados a la vera del camino, para pedir.
El milagro. Jesús subía a Jerusalén a celebrar su última Pascua y
pasa por Jericó. Al salir de esta ciudad (según Lc. «al acercarse»),
seguido de bastante gente, dos ciegos sentados junto al camino (Lc y Mc
hablan sólo de uno), dándose cuenta de que no es una caravana normal,
preguntan qué era aquello y se enteran de que pasa Jesús el de Nazaret.
Ellos han debido oír algo de Él como taumaturgo, y que algunos le creen el
Mesías, idea que aceptan al llamarle «Hijo de David». Como ocasión única
que no deben desaprovechar, comienzan a gritar: «Jesús, Hijo de David, ten
compasión de nosotros». La turba se molesta y les conmina a que callen,
pero ellos gritan más fuerte. Entonces Jesús manda que los acerquen, y la
gente, cambiando de actitud, les anima. B. tira su manto y salta a
presencia de Jesús. Le expresan su deseo de ser curados y Jesús realiza el
milagro.
Divergencias: a) Lugar del milagro. Según Mt y Mc fue «al salir de
Jericó»; según Lc «al acercarse a la ciudad». La cuestión ha sido
discutida desde antiguo y se han propuesto diversas soluciones. Había dos
Jericó, la antigua y la herodiana; así, según algunos, el milagro
ocurriría entre una y otra ciudad, solución bastante simple. Para otros se
trata de dos milagros distintos, uno a la entrada y otro a la salida; pero
la semejanza entre las narraciones de Mc y Lc, aunque éste no diga el
nombre del ciego, no favorece esta solución. D. Buzy considera como más
seguro «a la salida», ya que si Jesús estuvo un día en Jericó, tenía que
pasar por allí camino de Jerusalén. A. Vaccari acepta esta solución y dice
que Lc atiende sólo a la sustancia del hecho y de forma vaga al lugar
(«cerca de la ciudad»), o que resume en una sola narración cosas acaecidas
al acercarse y al salir.
b) Número de ciegos. Mc sólo cita uno, Bartimeo; Lc habla también de
uno, sin dar su nombre; Mt, al contrario, dice que fueron dos los ciegos
curados. Según unos, las narraciones de Mc y Lc serían distintas, y Mt
resumiría en una sola las dos; pero, como hemos indicado, las semejanzas
de Mc y Lc son demasiadas para aceptar esta solución. La mayor parte de
los exegetas están de acuerdo en que eran dos. Los ciegos solían estar
agrupados, bien para ayudarse, bien para charlar durante las horas en
espera de los transeúntes. Quizá el más conocido de aquellos dos era el
hijo de Timeo, por su vivo temperamento; o bien B. fue después cristiano
conocido en la Iglesia primitiva, y por ello Mc conservó su nombre, tomado
de alguna tradición.
BIBL. : CAMUS, en DB, I, 1474; L.
FONCK, Bartimaeus in lericho sanatur, «Verbum DominÍ» 3 (1923) 34-42; I.
KLEIST, De Bartimaei ad lericho urbem facta sanatione, ib. 10 (1930) 231-
238, 297-303; S. DIEGO, Los ciegos de Jericó, «Rey. Española de Estudios
Bíblicos» 1 (1926) fasc. 2, 2-13; H. SIMONG. DORADO, Praelectiones
biblicae N. T., Turín 1947, 799-800; M. I. LAGRANGE, Ev. selon St. Luc, 4
ed. París 1927; D. Buzy, Ev. selon St. Matthieu, en La Sainte Biblie, IX,
París 1935; L. PIROT, Ev. selon St. Marc, ib.; VARIOS, Verbum Dei.
Comentario a la S. E., 2 ed. Barcelona 1960, n. 710d, 735j, 764b;
PROFESORES S. J., Evangelios, en La Sagrada Escritura, I, Madrid 1961,
251-253, 464, 730; M. DE TUYA, Evangelios, en Biblia comentada, V, Madrid
1964, 448-451, 702, 867.
DANIEL DE SANTOS.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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