Siendo éste un Diccionario de Pastoral nos centraremos en una única cuestión, dejando otros aspectos más teológicos y jurídicos: hacia un estilo diferente de ser párroco o responsable de la comunidad parroquial. Remitimos también a la voz parroquia.
J. Bestard se ha atrevido a diseñar el retrato robot del parróco de hoy, con estas actitudes y características:
Un hombre que asuma, viva y se comprometa gozosamente con el Evangelio.
Que viva profundamente la comunión eclesial.
Encarnado en los problemas de su tiempo y de sus gentes.
Abierto, que sepa escuchar y se deje evangelizar.
En actitud de servicio, sin buscar poder ni privilegios.
Libre, sin dejarse atar por ideologías, ni grupos socio-económicos, ni instalaciones hedonistas.
Un hombre crítico frente a la realidad socio-cultural y que intenta la transformación de esa misma realidad.
Con profundas raíces espirituales en Jesucristo y en su seguimiento.
Que sea instrumento de reconciliación personal y comunitaria.
Que no se coloque como centro de la comunidad parroquial (el centro es Cristo) sino como su servidor y guía, que da la vida por todos.
Que anime e impulse a los miembros de la comunidad en la corresponsabilidad, en su participación a todos los niveles, en el descubrir sus ministerios y funciones y en su compromiso evangelizador.
Algunas anotaciones sobre los párrocos "in solidum", de los que habla el c. 517, 1. Se trata de nombramientos realizados por el obispo para que dos o más sacerdotes atiendan una o varias parroquias "solidariamente". Uno de estos sacerdotes debe coordinar la actividad conjunta y responder de ella ante el obispo. Estos nombramientos "in solidum", cuando de verdad funcionan, fomentan la fraternidad sacerdotal y los equipos de trabajo y vida sacerdotales.
BIBL. - R. BERZOSA MARTÍNEZ, Para comprender y vivir la Iglesia Diocesana, Burgos 1998.
Raúl Berzosa Martínez