Cortesía de http://www.buenasnuevas.com
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL
Preparando la Pascua
por
Ricardo Stirparo y Horacio Prado
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, precisamente cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo, -¡ustedes han sido salvados gratuitamente!- y con Cristo Jesús nos resucitó y nos hizo reinar con él en el cielo." Ef. 2,4-6
Se Acerca la Pascua, la Fiesta central de la vida de la Iglesia. No es una Fiesta más, no podemos celebrarla como si nada nuevo sucediera. Nuestra expectativa es que nada siga igual, que la luz de la Pascua penetre nuestra vida y la transforme, y nos haga sencillos y ardientes testigos de Jesús Resucitado.
Esta última Pascua del siglo significará algo nuevo para nosotros si podemos presentarnos ante los hombres como una verdadera comunidad de creyentes en la cual el amor no es sólo una palabra sino una realidad contagiosa, que entusiasma y anima a los demás a creer en aquél que con su Muerte venció a la muerte.
Primer momento
Sentados en ronda repartimos una tarjeta en blanco a cada joven y les proponemos que escriban de un lado ¿qué significa la Pascua para ellos?, y del otro ¿cómo esperan vivir ellos esta Pascua?.
Se invita a que espontáneamente algunos de ellos compartan sus respuestas.
Después se propone realizar una dinámica que ayude a internalizar lo compartido; la misma consiste en armar un rompecabezas en grupos con una dificultad que ellos desconocen.
Se busca una frase que sea significativa, como por ejemplo: Ámense los unos a los otros como yo los he amado, o un poster de Jesús en la cruz. Se arma un cartel grande (1 m. por 60 cm.) y se divide en 4 ó 6 partes (según la cantidad de grupos que se arme).
Cada grupo debe estar compuesto por 5 jóvenes por lo menos. Cada grupo tendrá una parte del cartel, que a su vez estará cortada en varias piezas (colocadas en un sobre).
El detalle a tener en cuenta es que a cada grupo se le intercambió una pieza sin decirle nada a los integrantes.
A la hora de armar el rompecabezas se encontrarán con la dificultad que le sobrará una pieza y le faltará otra. Los catequistas o coordinadores sólo darán como consigna que tienen que armar el rompecabezas y observarán (también pueden tomar nota) las actitudes (ej.: los que toman iniciativas, los indiferentes, los que dan generosamente la pieza que otro grupo necesita) y comentarios (ej.: "esa pieza no nos sirve, tírenla", "vamos a cambiarla con otro grupo") que van surgiendo en el grupo.
La dinámica queda concluida cuando se concreta el armado de todo el cartel.
Segundo momento
El siguiente paso es el diálogo en el grupo grande sobre las siguientes preguntas:
¿cómo nos sentimos durante la dinámica?
¿qué dificultades personales y grupales encontramos para armar el rompecabezas?
¿qué actitudes ayudaron?
¿qué conclusiones podemos sacar?
Después de darles un tiempo para que puedan expresar sus vivencias, los coordinadores intervienen devolviendo al grupo lo que pudieron observar y sus propias conclusiones.
Tercer momento:
Luego se propone al grupo disponer el corazón para que la misma Palabra de Dios nos dé la clave para vivir esta Pascua.
Uno de los coordinadores proclama algunos versículos que hemos seleccionado de la Primera carta de Juan:
"Nosotros sabemos que hemos pasado de la
muerte a la Vida, porque amamos a nuestros hermanos.
El que no ama permanece en la muerte.
El que odia a su hermano es un homicida, y ustedes saben que ningún homicida
posee la Vida eterna.
En esto hemos conocido el amor: en que él entregó su vida por nosotros. Por
eso, también nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos.
Si alguien vive en la abundancia, y viendo a su hermano en la necesidad, le
cierra su corazón, ¿cómo permanecerá en él el amor de Dios?
Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y
de verdad.
Su mandamiento es este: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos
amemos los unos a los otros como él nos ordenó.
Así Dios nos manifestó su amor: envió a su Hijo único al mundo, para que
tuviéramos Vida por medio de él.
Y este amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó primero, y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros
pecados.
Queridos míos, si Dios nos amó tanto, también nosotros debemos amarnos los
unos a los otros."
1 Jn. 3 - 4
En un diálogo grupal se comenta en qué nos iluminó la Palabra escuchada.
Cuarto momento
A partir de la dinámica, sus conclusiones, e iluminados por la Palabra de Dios se invita a un momento de reflexión personal de 20 ó 30 minutos, según las posibilidades de cada grupo. Se puede repartir esta ficha para orientar este momento.
en mi familia
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en mi grupo
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en mi Parroquia-colegio
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¿en qué situaciones me cuesta amar como Jesús ... ? | |||
¿en qué situaciones pude amar como Él ... ? | |||
¿qué necesitan de mí ... ? | |||
¿qué necesito recibir ... ? | |||
¿cómo vivir esta Pascua ...? |
Nos parece que el fruto de esta reflexión puede ser muy interesante, pero que el tiempo quizás no dé para que todos puedan expresarse. Queda a criterio de los responsables del grupo qué aspectos poner en común en este encuentro, y cuáles otros pueden quedar para retomar en encuentros posteriores.
Quinto momento
Para llevar a la oración todo lo trabajado realizaremos una celebración en torno a la cruz.
Para este momento sería conveniente tener previsto algunos cantos pascuales que los jóvenes conozcan.
Introducimos con la lectura de algunos de los
cuatro cantos del Servidor de Yavé:
Isaías 42, 1 - 7; 49, 1 - 6; 50, 4 - 11; 52, 13 - 53,
12.
"Despreciado y tenido como la basura de los hombres, semejante a aquellos a los que se les vuelve la cara, estaba depreciado y no hemos hecho caso de él. Sin embargo, eran nuestras dolencias las que él llevaba, eran nuestros dolores los que le pesaban y nosotros lo creíamos azotado por Dios, castigado y humillado.
Fue tratado como culpable a causa de nuestras rebeldías y aplastado por nuestro pecados. Él soportó el castigo que nos trae la paz y por sus llagas hemos sido sanados." |
Is. 53, 3 - 5
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Se propone que un joven tome la cruz y exprese en voz alta una intención o acción de gracias y le pase la cruz a otro integrante del grupo para hacer su oración. Así hasta finalizar con todos.
Cerramos el encuentro agradeciéndole al Señor a través de un canto.