MARXISMO - TEXTOS
1. Marx-K y Engels-F COMUNISMO:
En lucha contra el idealismo hegeliano, y a la vez con ayuda del
método hegeliano, desarrolló Karl Marx su doctrina de que el mundo
no debe ser sólo contemplado, sino que tiene que ser cambiado para
que el hombre pueda vivir en libertad. El hombre caído bajo el imperio
de la máquina y de los medios de producción debe ser liberado de su
esclavitud mediante una nueva forma de economía y sociedad. La
evolución conduce a través de la dictadura del proletariado a la
sociedad sin clases y sin Estado. Esto es el paraíso anhelado por los
hombres y prometido en todos los mitos También Friedrich Engels
profetiza que llegará una organización de la producción en la que el
trabajo productivo no será ya un medio de servidumbre, sino de
liberación, en cuanto que ofrecerá a cada uno ocasión de configurar y
confirmar todas sus capacidades espirituales y corporales en todas
las direcciones, en la que el trabajo se convertirá de pesada carga en
placer. Mientras no se alcance el paraíso terreno, la fuerza e incluso
el terror no sólo están permitidos, sino que son necesarios. El
bolchevismo y el comunismo han cometido en esto un error decisivo.
Defienden, en efecto, la opinión de que la libertad puede ser
conseguida a través de la esclavitud. Sin embargo, la libertad sólo
puede ser conseguida con libertad (Kant).
Crítica
Estas y otras imágenes del futuro son descendientes secularizados
y, por así decirlo, hijos ilegítimos e imposibles de legitimar de la
esperanza cristiana en el futuro. Lo que según la revelación cristiana
es figura trascendente del futuro es prometido por ellos como estado
final intramundano e intrahistórico. Sin la revelación de una meta
definitiva de la historia difícilmente serían imaginables tales visiones
intramundanas del futuro. Pero la verdadera y legítima esperanza en
el futuro ha degenerado en ellas en utopía y fanatismo. La convicción
de un progreso inacabable, lejos de ser confirmada por la experiencia,
es negada por ella. Esta indica más bien que los hombres se
destruyen a sí mismos. Ya en el año 1849 decía ·Donoso-Cortés: "La
humanidad se apresura a grandes pasos hacia el seguro destino del
despotismo... Este despotismo desarrollará una fuerza de destrucción
que será más grande y poderosa que todo lo que hemos conocido
hasta ahora."
La doctrina de un fin definitivo intramundano de la humanidad
parece basarse a primera vista en un gran optimismo. Sin embargo,
como contradice a la experiencia humana, su optimismo es ilegítimo.
En ella está justificada la convicción de que la historia humana no
transcurre sin sentido y sin resultado. Existe de hecho una definitiva
plenitud de la historia. Sin embargo, está más allá de ella. Hacia ella
mira el cristiano en la esperanza. El optimismo intramundano es la
muerte de tal esperanza. Y viceversa, tal esperanza recoge el
auténtico anhelo del optimismo sin caer en su utópico fanatismo.
HT/META/UTOPIA:Por otra parte, la convicción de que no hay
ninguna meta definitiva intramundana de la historia no representa
pesimismo alguno, pues por una parte esta fe conoce una auténtica
meta hacia la que camina con un sobrio sentido de la realidad.
Además, no exime de la configuración intrahistórica del mundo. El
cristiano no atribuye duración definitiva a las figuras intrahistóricas.
Pero se sabe obligado por mandato de Dios a dedicar todos sus
esfuerzos a la respectiva figura caduca de la vida política, económica
y social. Incluso está convencido de que las figuras mundanas por él
producidas continuarán existiendo a pesar de su carácter caduco en
el cielo nuevo y tierra nueva de modo transfigurado, ya que Dios
conserva el sentido que cumplen en la creación por El transformada.
PROGRESO/FE El error fundamental de la fe en el progreso, no
razonada por ninguna investigación científica, sino alimentada de un
sentimiento irracional, estriba en su falsa antropología. Desconoce el
pecado original del hombre y en este aspecto tiene un optimismo
justificado respecto a las posibilidades humanas. Por otra parte,
desconoce la dignidad única que corresponde al individuo a
consecuencia de su personalidad. Infraestima, por tanto, al hombre,
ya que ve en él únicamente un medio para la evolución universal de la
historia. Su concepción del hombre es, por tanto, objetiva y
colectivista, mientras que la concepción bíblica de la historia es
universalista y personalista a la vez.
En vista de las experiencias que los hombres hacen con la historia
se comprende que la convicción del sin sentido ultimo y falta de
resultados de la historia y del hombre individual tenga muchos
partidarios (nihilismo). También estas dos formas del nihilismo
(nihilismo absoluto y relativo) son hijos degenerados de la Revelación
cristiana. El nihilismo está alimentado de dos motivos cristianos, a
saber, de la doctrina de la creación a partir de la nada, y a la vez de la
amenaza de Dios de que los infieles a la alianza perderán la
verdadera y propia existencia y caerán bajo la justicia, segunda
muerte. Sólo donde existe la idea del origen de las cosas a partir de la
nada puede surgir la opinión y el deseo de que las cosas vuelvan de
nuevo a la nada o de que puedan ser vueltas a la nada.
Respecto al nihilismo absoluto hay que decir que sólo Dios podría
dejar sumergir las cosas de nuevo en la nada, dejando de
conservarlas. Sin embargo, se nos ha asegurado que Dios no
entregará las cosas a la nada, pues creó el universo para que
existiera. Todas las obras de Dios existirán, por tanto, eternamente,
aunque desde el último día existirán en una figura transformada.
Por tanto, queda como cierto que la temporalidad o historicidad del
hombre sólo son conocidas con seguridad en su verdadero ser y en
su importancia dentro del ámbito de la revelación. Sólo donde el
hombre ha alcanzado una auténtica comprensión de sí mismo, porque
ha aceptado la autocomprensión regalada por Dios, creador de la
naturaleza humana, han sido comprendidas en su verdadero sentido
la temporalidad e historicidad como estructuras fundamentales del ser
humano.
Sin embargo, en la Revelación sobrenatural el hombre no sólo se
entera de que es histórico, sino que la Revelación misma es una
acción histórica de Dios en el hombre. El hombre no sólo ha sido
creado por Dios como ser histórico, sino que la Revelación en la que
el hombre alcanza seguridad sobre sí mismo funda por su parte
historia, en cuanto que ocurre en una acción histórica de Dios.
SCHMAUS-7.Pág. 50 ss.)
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2.
"El capitalismo no hizo la revolución del hambre. Bien lo dice el
escritor y poeta cubano Roberto Retamar: "el ser humano está
habitado por dos hambres, el hambre de pan -que es saciable- y el
hambre de belleza -que es insaciable"-. El socialismo tampoco hizo la
revolución de la libertad. No atendió al hambre de belleza".
BOFF-LEONARDO
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