Caná
de Galilea
EnciCato
Ciudad de Galilea, Palestina, famosa a través de los siglos como la escena del
primer milagro de Nuestro Señor, cuando convirtió el agua en vino en la
celebración de las bodas (Juan, 2). Es mencionada por el mismo Evangelista en
otros dos pasajes, uno (4, 46) relacionado con otro milagro, cuando curó al hijo
del funcionario real a la distancia, y el otro (21, 2) como el lugar de
nacimiento de Natanael, o San Bartolomé. No se han podido reunir las
indicaciones directas de su ubicación, excepto que no estaba muy lejos o de
Nazaret o de Cafarnaún, y a más altura que la última ciudad, como toda la tierra
occidental del llano de Genesaret, y que un viajero cualquiera de Jerusalén a
Nazaret pasaría a través o cerca de ella. No se le menciona en ninguno de los
Sinópticos, ni en ningún otro pasaje de la Escritura. Una vieja tradición
identifica el lugar de Cana con la actual Kefr' Kenna, una villa de
aproximadamente 600 habitantes. Esta villa está ubicada a cuatro o cinco millas
la noreste de Nazaret, en el camino de ahí a Tiberias, a las faldas de una
pequeña y empinada montaña. La tradición data de por lo menos el siglo VIII, y
probablemente bastante tiempo antes, debido a que el lugar cumplía con todos los
requisitos antes mencionados. Para el tiempo de las Cruzadas, o antes, había una
iglesia que se creía estaba en el lugar donde fue obrado el milagro de Nuestro
Señor. Este lugar está ahora en manos de los franciscanos, quienes han
construido una iglesia nueva de mayores dimensiones. En años recientes se han
llevado a cabo algunas excavaciones interesantes dentro de sus paredes,
descubriendo restos de la antigua iglesia. Los griegos también tienen una
iglesia cerca de ahí, dentro de la cual existen dos grandes tinajas, de las
cuales dicen que son las originales "tinajas de piedra" en las que el agua fue
convertida en vino; pero la probabilidad de que esto sea cierto no es muy
grande. Sin embargo, la fuente aún existe en la villa y debe haber sido la
fuente real de la que el agua fue extraída. Los habitantes de la villa son muy
rudos e incivilizados. Aproximadamente un tercio de ellos son cristianos,
perteneciendo la mayoría de ellos a la Iglesia Griega.
Hacia el extremo del pueblo, existe una iglesia dedicada a San Bartolomé, y se
dice que está ubicada en el lugar de su casa, aunque está tradición no es tan
antigua. Una curiosa luz se posa sobre la facilidad con la que tales tradiciones
solían originarse por la existencia de una iglesia similar en el supuesto lugar
de la casa de Simón el cananeo. El nombre cananeo debe haber engañado algunos,
quienes consecuentemente solicitaron conocer el lugar de su casa, y el pedido
creó el suministro. En realidad, de cualquier modo, los cananitas era una secta
nacional estricta entre los judíos, y el nombre no tiene ninguna relación con
Caná. El lugar de Kefr' Kenna mantuvo la situación casi indiscutiblemente por
muchos siglos. Es en años recientes que su autenticidad ha sido seriamente
cuestionada. Ahora existen otros dos pretensores del lugar. Uno de ellos, Kenet-el-Jalil,
está a seis millas al norte, en el declive de una colina. Ahí no existe nada más
que ruinas. Algunos restos de cisternas se han encontrado, pero no hay ninguna
fuente o manantial. Parece haber sido conocido antiguamente como el probable
lugar de Caná, y tiene a su favor que se dice que su nombre tiene un significado
más equivalente a Caná que Kefr' Kenna. A principios de siglo el Dr. Robinson
propuso un tercer lugar, Ain Kana, que está un poco más cerca de Nazaret. El
sitio es aceptado por Dr. Condor; aunque el nombre está aún más cerca
etimológicamente que cualquiera de los otros dos, no existe ninguna tradición
que apoye esta hipótesis.
El milagro que fue obrado en Caná por Jesucristo tuvo lugar antes de que su vida
pública haya comenzado completamente. Esto se desprende de las palabras "Todavía
no ha llegado mi hora.". De cualquier modo ya tenía cinco discípulos --Santos
Pedro, Andrés, Juan, Felipe y Bartolomé (Natanael). Lo habían seguido desde las
orillas del Jordán, pero todavía no habían recibido un llamado permanente como
el que se registra después en los otros Evangelios. Nuestro Señor estaba en
camino de regreso a Nazaret cuando pasó por Caná. A partir del lenguaje del
Evangelio podemos concluir que el matrimonio que se estaba llevando a cabo era
de un pariente cercano a la Santísima Virgen, porque se nombra su presencia sin
ningún comentario; y no hay duda de que fue en su honor que Cristo fue invitado.
Sin embargo, la razón de la poca cantidad de vino no la explica San Juan; pero
se piensa que puede haberse debido a la presencia de Nuestro Señor y los cinco
discípulo que lo acompañaban, quienes habrían hecho gran diferencia en una
pequeña y modesta celebración. Si esto fue así, se explica la confidencia con la
que Nuestra Señora le comunica la falta de vino cuando se da cuenta de ello. La
respuesta de Cristo, que ha sido interpretada de varias maneras, ha provocado
una larga discusión, y no puede decirse que esté propiamente entendida. El
griego ti emoi kai soi, gynai; se traduce en la Vulgata, "Quid mihi et tibi est
mulier?" En la mayoría de Biblias católicas en español es traducida, "¿Qué tengo
yo contigo, mujer?", incluso en la mejor traducción conduce a una equivocada
impresión, ya que da la idea de un reproche que está totalmente fuera de
contexto. El padre Rickaby, S.J., en su corto comentario sobre San Juan sugiere
un justo equivalente en inglés, "Leave me alone, Lady" ("Déjeme en paz,
Señora"). De cualquier manera, ella inmediatamente les dice a los sirvientes que
cumplan las órdenes de Nuestro Señor. Ellos llenaron las tinajas de agua y
Cristo la convirtió en vino. Tomando la narración como está, tenemos uno de los
milagros más autenticados de Nuestro Señor; ya que, en lugar de curar dolencias
del cuerpo, los sirvientes no tenían comparativamente ningún tipo de interés, y
sin embargo fueron testigos de que el agua se convirtió en vino y fue incluso el
mejor vino de la fiesta. No sólo el milagro, sino todo el incidente de la
presencia de Cristo en la fiesta de la boda ha sido tomado como estableciendo Su
sello sobre la santidad del matrimonio, y en la propiedad de humilde regocijo en
tales ocasiones. Y si la novia o el novio, era, como se piensa, pariente de la
Santísima Virgen María, podemos tomarlo como un ejemplo de la simpatía que los
lazos familiares deben traer en las alegrías comunes, no menos que las penas en
la vida.
Ewing en Hast., Dict. of the Bible, s.v.; Thompson, The Land and the Book
(1876), 425; Stanley, Sinai and Palestine; Sanday, Sacred Sites of the Gospel.
BERNARD WARD
Transcrito por Tom Crossett
Traducido por Armando Llaza Corrales