Cortesía de
http://www.cristianismo-primitivo.org/estudios/lenguas.htm
para la BIBLIOTECA CATÓLICA DIGITAL
Un estudio sincero y sencillo sobre el Carisma o Don del Espíritu Santo de
“Hablar
en Lenguas”
********
Las
lenguas que se mencionan en Marcos 16:
“Finalmente
se apareció a los once mismos, estando ellos sentados a la mesa, y les reprochó
su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían
visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado. Y estas señales seguirán a los que creen: En mi
nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán.” (Marcos 16: 14-18)
La expresión “Nuevas
Lenguas” en Griego original es: glwvssai"
lalhvsousin kainai`"
“Glosais lalesousin kainais” lit. transcrito: “En
lenguas hablarán nuevas”. Veremos ahora el significado de cada una de
estas expresiones en griego neotestamentario:
I.
I.
EN LENGUAS:
glwvssai"
del griego glwvssa
fonéticamente
“glosa” que literalmente quiere decir:
1.
1.
Lengua, boca.
2.
2.
Habla, don de la
palabra.
3.
3.
Expresión,
manifestación, palabras.
4.
4.
Habla, lengua,
lenguaje, idioma.
II.
II.
HABLARÁN: Lalhvsousin
de lalew
fonéticamente “laleo” que literalmente quiere decir en
griego:
1.
1.
Hablar.
2.
2.
Decir, contar,
referir.
3.
3.
Balbucir.
4.
4.
Charlar,
parlotear.
III.
III.
NUEVAS: kainai`"
de kaino`"
fonéticamente
algo así como “kainos” que literalmente quiere decir en
griego:
1.
1.
Nuevo, reciente.
2.
2.
Inaudito,
desusado.
3.
3.
Inesperado.
4.
4.
Extraordinario.
5.
5.
Extraño.
Conclusión:
Jesucristo nos dice que una de las “señales
(que) seguirán a los que creen”
(Nótese que no dice que los creyentes deban seguir a las señales), es que “hablarán
nuevas lenguas”.
Dados
los significados posibles de esta tres expresiones en Griego, podríamos
construir dos frases de significado tan diferente como: “Balbucirán o
parlotearán palabras o expresiones extrañas o inauditas” que podría
convenir a los Pentecostales más radicales; o “Hablarán nuevos idiomas o
dialectos” (nuevos en el sentido de que antes no los conocían) que podría
convenir a los que están totalmente en contra del “don de lenguas” que hoy
se practica en muchas iglesias Pentecostales.
Para
ver el sentido al que Jesús se refiere, vayamos a otros lugares donde se
mencione este don, especialmente al día de Pentecostés, en Hechos 2:
*******
Las
lenguas en Hechos 2
“Cuando
llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente
vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó
toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas,
como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen.
Moraban
entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el
cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque
cada uno les oía hablar en su propia lengua. Y estaban atónitos y
maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos
nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea,
en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las
regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos
como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a
otros: ¿Qué quiere decir esto? Mas otros, burlándose, decían: Están llenos
de mosto. (Hechos 2: 1-13)
Analizaremos
las frases que hacen referencia al “hablar en lenguas”:
I.
I.
(v.4) “y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les
daba que hablasen.” En
griego: eJtevrai"
glwvssai" kaqw;" to; pneu`ma ejdivdou ajpofqevggesqai aujtoi`".
“...comenzaron
a hablar...” aquí la palabra “hablar” es la anteriormente
citada “laleo”, por lo que podríamos leer “Comenzaron
a hablar, a decir, a contar, a referir, a balbucir, a charlar, a parlotear”
“...en
otras lenguas...”
aquí introduce la expresión “Otras”
delante de “lenguas”
(el “Glosa”
que vimos arriba). La expresión “Otras”
es el griego eJtevrai",
algo así como “Eterais”
que significa literalmente: “Otro
(En referencia a un opuesto o un contrario); Otro
(Entre muchos); distinto,
diferente”.
El sentido que debemos leer sería “en
diferentes o distintas lenguas (Idiomas)”.
Mirando al contexto descartaremos los significados vistos arriba para
“glosa” que hacen referencia a “lengua” como órgano físico o
“boca”, e incluso a “Habla o don de la palabra”, para quedarnos así,
recomponiendo la frase, en su sentido literalísimo, como: “...en
diferentes o distintos idiomas...”.
“...según
el Espíritu les daba que hablasen”
la expresión “daba”, en griego ejdivdou
es
un tiempo pasado de divdwmi
algo
así como “didomi”,
literalmente: “dar,
ofrecer,
conceder”.
La expresión “que
hablasen”
es ajpofqevggesqai
que
se traduce como “que
se expresasen”.
Podríamos leer esta parte como “...según
el Espíritu les concedía, daba u ofrecía que se expresasen”
En
definitiva, parafraseando el griego esta frase quedaría, traducida
literalmente, así:
“Comenzaron
a hablar, a balbucir, a charlar, a parlotear en diferentes o distintos idiomas o
dialectos según el Espíritu les concedía, daba u ofrecía que se
expresasen”
Más
adelante la Palabra de Dios nos refiere la actitud de los presentes judíos de
diferentes naciones que escucharon hablar a los apóstoles y los demás en
“lenguas”. El verso 6 dice:
“Y
hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno
les oía hablar en su propia lengua”
Como
vemos por este versículo, judíos que vivían fuera de Eretz Israel y gentiles
prosélitos (convertidos al judaísmo) de diferentes procedencias y
nacionalidades, entendían en sus idiomas y dialectos nacionales lo que
los 120 hablaban. La palabra de Dios nos refiere las siguientes naciones o
regiones de procedencia:
1.
1.
Partos
2.
2.
Medos
3.
3.
Elamitas
4.
4.
Habitantes de
Mesopotamia
5.
5.
Habitantes de
Judea
6.
6.
habitantes en
Capadocia
7.
7.
Habitantes en el
Ponto
8.
8.
Habitantes en
Asia,
9.
9.
Habitantes en
Frigia
10.
10.
Habitantes en
Panfilia
11.
11.
Egipcios
12.
12.
Habitantes en
regiones de África más allá de Cirene
13.
13.
Romanos
residentes en Jerusalén, tanto judíos como prosélitos
14.
14.
Cretenses
15.
15.
Árabes
Nos
dice el versículo 6 que cada uno de los diferentes habitantes de estas naciones
o regiones, les oía hablar (“Laleo”)
en su propia lengua, en griego esta expresión “lengua”,
que por el contexto evidentísimamente se refiere a idiomas nacionales o
dialectos de dichos idiomas (esto es: entendibles y usados en ese momento por
personas en otras regiones del mundo), es dialevktw/
fonéticamente
“dialecto”
que en griego de la época significaba: “Idioma
o
dialecto”
(también puede tener los sentidos de “Conversación,
diálogo, coloquio, discurso; discusión, disputa y modo de hablar”
pero aquí no vienen a cuento). Queda claro que lo que el Espíritu Santo les
“concedía,
daba u ofrecía”
que hablasen, eran lenguas o dialectos nacionales que las personas que allí
estaban podían entender
perfectamente en su significado. La Biblia NO
nos dice que hablasen otra cosa diferente que idiomas o dialectos extranjeros
con su significado entendible por las personas de dichas naciones o regiones. No
hablaban palabras o repeticiones de sonidos sin sentido
para los oyentes que allí estaban presentes.
La
Palabra de Dios nos refiere, por boca de estos oyentes lo que estaban hablando:
“...les
oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios” (v.11)
La
expresión “lenguas” aquí no es “dialecto”,
sino “glosa”
por lo que aquí se usa en su sentido visto arriba de “Habla, lengua, lenguaje
o idioma”, sinónimo al sentido de la expresión “dialecto”
(Idioma o dialecto).
Lo
que hablaban eran las “maravillas
de Dios”
en griego ta;
megalei`a tou` qeou`
que
significa literalmente “la
Grandeza de Dios”.
Vemos
pues que lo que el Espíritu Santo hizo en Pentecostés fue conceder a los 120
que hablasen en idiomas para ellos desconocidos, pero
no
para los oyentes de diferentes naciones, “las
grandes obras o la grandeza de Dios”
y este hecho es lo que dejó atónitos a los inconversos que allí había y que
entendieron dichas expresiones de alabanza a Dios. No se habló de otra persona
o se fijó la atención en nada que no fuese alabar al Dios de Israel. Como el
propio Jesús dijo, hablando de la obra del Espíritu Santo:
“El
me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que
tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará
saber” (Juan 16:14-15)
El
Espíritu Santo solo fija la atención del oyente en glorificar a Dios y al Señor
Jesucristo, no en “sensaciones”, “manifestaciones sobrenaturales”, “líderes
ungidos” o cosas semejantes. Cualquier manifestación sobrenatural por
extraordinaria que sea, que no glorifica únicamente a Jesucristo, y no focaliza
la atención solamente en Él, NO
ES DEL ESPÍRITU SANTO.
El
resultado o fruto de todo lo referido fue la conversión
y salvación
de unas 3.000 personas.
Conclusiones
a Hechos 2:
I.
I.
El
Espíritu Santo en su Soberana y Divina voluntad “...concedía,
daba u ofrecía que se expresasen...”
a los creyentes en “...diferentes
o distintos idiomas...”.
II.
II.
Dichos
“idiomas”
o “lenguas”
eran diferentes idiomas
o dialectos,
en uso
por diferentes pueblos y etnias en la época de estos acontecimientos, y más en
concreto por los oyentes inconversos que estaban en Jerusalén, que los podían
entender perfectamente.
III.
III.
Al
hablar en estos idiomas o lenguas extranjeras, el Espíritu Santo por medio de
los creyentes, dio testimonio a los inconversos de “la
Grandeza de Dios”
y focalizó su atención en la gloria y alabanza de Dios.
IV.
IV.
Como
resultado de esto, pese a las burlas de algunos, alrededor de 3.000 personas
aceptaron a Jesucristo como Mesías y Salvador.
*******
Las
lenguas en Hechos 10
“Mientras
aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que
oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro
se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a
Dios. Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el
agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo
también como nosotros? Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús.
Entonces le rogaron que se quedase por algunos días” (Hechos 10:44-48)
Como
vemos, con estos gentiles
prosélitos
del judaísmo,
el Espíritu Santo actuó de la misma
manera
que con los 120 en Hechos 2. Sin que los judíos que les predicaban el Evangelio
se lo esperasen, y sin que éstos les hubiesen dicho nada acerca del “don de
lenguas”, o de “repetir sonidos o sílabas”, o de “empezar a hablar en
un idioma que no conociesen” (a mi juicio errores
peligrosos
de muchas iglesias Pentecostales –no todas-), las personas que acompañaban al
prosélito Cornelio comenzaron a hablar en Lenguas. Analicemos la frase que hace
referencia al “don de lenguas”:
“Porque
los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios”
“hablaban”
aquí es una forma verbal del término griego “laleo”
y “lenguas”
es el término griego “glosa”
que vimos que quiere decir: “Habla, lengua, lenguaje o idioma”, sinónimo al
sentido de la expresión “dialecto”
(Idioma o dialecto). También como en Hechos 2 se nos dice aquí “que
magnificaban a Dios”
exactamente como vimos que pasó en Jerusalén. El mismo Pedro hace notar que
los gentiles “...han
recibido el Espíritu Santo también como nosotros”
por lo que el texto Bíblico nos ratifica que del mismo modo que vimos en
Jerusalén, lo que hicieron los gentiles de la casa de Cornelio, por la voluntad
el Espíritu Santo, fue hablar en otros idiomas o dialectos extranjeros y
magnificar a Dios. NADA
nos hace ver aquí que repitiesen sílabas sin sentido o sonidos inventados por
ellos mismos: El texto nos dice claramente que hablaron (laleo) en
idiomas (glosa) extranjeros entendibles por gentes de otros países o
regiones como en el caso del día de Pentecostés.
*******
Las
lenguas que se mencionan en Hechos 19
“Aconteció
que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo:
¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni
siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues,
fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan
bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en
aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto
Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban. Eran por todos unos doce hombres” (Hechos 19:1-7)
Como
vemos aquí el Apóstol Pablo encontró en Efeso a unos seguidores de las
doctrinas de Juan el bautista, que ni siquiera habían oído que hubiese Espíritu
Santo. Tras oír que Juan el Bautista había predicado que el pueblo creyese en
Jesús el Mesías, creyeron éste anuncio y fueron bautizados en el Nombre del
Señor Jesús. Pese a esto la Palabra de Dios nos refiere que no recibieron el
Espíritu Santo hasta que Pablo les impuso las manos, tras lo cual “vino
sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban”
en griego esta frase es: h\lqe
to; pneu`ma to; a{gion ejpÆ aujtouv", ejlavloun te glwvssai" kai;
ejprofhvteuon.
Nuevamente
nos encontramos aquí con diferentes tiempos verbales de las expresiones griegas
“laleo”
en “hablaban” (ejlavloun)
y “glosa”
en “lenguas” (glwvssai")
haciendo referencia aquí una vez más a su sentido de “Habla, lengua,
lenguaje, idioma”. Nada nos dice aquí otra vez, y no tenemos porqué pensar
que en este caso sería diferente de los dos anteriores, que hablasen en otra
cosa que idiomas
(que es, al final de todo, lo que el texto dice literalmente)
que como en el caso de Pentecostés, tenían un significado entendible en algún
lugar o por algún oyente. Tampoco se nos dice que se les forzara a toda costa a
“comenzar a hablar en algo que ellos no entendiesen”.
*******
Las
lenguas en 1ª de Corintios 12
“Pero
a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste
es dada por el Espíritu (...) diversos géneros de lenguas; y a otro,
interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,
repartiendo a cada uno en particular como él quiere.” (1ª Corintios
12:7,8,10,11)
Veamos
a continuación en primer lugar a que se refiere el apóstol cuando habla del
don de lenguas en este capítulo, analizando las expresiones siguientes:
“diversos
géneros de lenguas”,
en griego original gevnh
glwssw`n
literalmente
se traduciría: “géneros
o familias de lenguas”
siendo el vocablo para lenguas una vez más “glosa”,
cuyo significado recordamos que es:
1.
1.
Lengua, boca. (Órgano
físico)
2.
2.
Capacidad de
hablar, Habla, don de la palabra.
3.
3.
Expresión,
manifestación, palabras (el sonido)
4.
4.
Habla, lengua,
lenguaje, idioma (p.ej. Hebreo, Griego, etc.)
Ya
hemos visto que en Hechos el único significado lógico, tanto por lo que el
mismo libro nos dice en el capítulo 2, como por lo que da a entender el
contexto para este término en el resto de dicho libro es “Lenguaje”
o “Idioma”. En el caso de 1ª de Corintios no podemos pensar que sea
otro, ya que los demás no tienen sentido de ninguna forma.
“interpretación
de lenguas”, en griego original es: eJrmhneiva
glwssw`n literalmente
y parafraseando: “Explicación o Interpretación
de idiomas, expresiones o palabras”, se refiere a dar el sentido
(Traducción) a los oyentes de unas palabras que, poseyéndolo, son
incomprensibles para los mismos. Esta interpretación puede ser dada porque
alguien entienda el idioma que se está hablando o por poseer una persona el don
de interpretación.
La
siguiente referencia a este don en 1ª de Corintios 12 está en:
“Vosotros,
pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular. Y a unos puso
Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero
maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan,
los que administran, los que tienen don de lenguas. ¿Son todos apóstoles? ¿son
todos profetas? ¿todos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿Tienen todos dones
de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos? Procurad, pues, los
dones mejores. Mas yo os muestro un camino aun más excelente.” (1ª Corintios
12:27-30)
Como
vemos por este texto, y leer otra cosa sería (a mi humilde juicio) manipularlo,
en la iglesia hay una serie de dones y ministerios que no todos poseen, pero
cuyo fin es la común edificación y no la exaltación mística o
personal de un individuo. Ya vimos que el actuar del Espíritu Santo tiene como
único fin la gloria de Dios y de Cristo.
Este
texto nos dice que Dios puso en la Iglesia una serie de miembros:
1.
1.
“primeramente apóstoles”,
a la pregunta “¿Son todos apóstoles?” La
respuesta es claramente NO, no todos en la iglesia son apóstoles ni
tienen ese ministerio.
2.
2.
“Luego profetas”,
a la pregunta “¿son todos profetas?” la
respuesta también es que NO, no todos en la iglesia son profetas o
tienen ese don o ministerio.
3.
3.
“Lo tercero maestros”
y si nos preguntasen si son “¿todos maestros?”
la respuesta es que NO, no todos tiene el don o capacidad de enseñar ni todos
tiene ese ministerio.
4.
4.
“Luego los que hacen
milagros”, “¿hacen todos milagros?”
evidentemente NO todos en la iglesia hacen milagros o tienen el ministerio de
hacerlos, entendiendo como “milagro” un suceso o hecho extraordinario al que
la ciencia no puede dar ninguna explicación lógica, si bien por la soberana
voluntad y poder de Dios todos podemos ser objeto de una obra milagrosa de Dios
en una circunstancia determinada.
5.
5.
“después los que sanan”
“¿Tienen todos don de sanidad?”, vemos que
aquí se refiere expresamente a los “dones” de sanidad (ignoro si existe un
“ministerio” de sanador, la Biblia no lo dice y por ello creo que
NO). A la pregunta del apóstol ¿Tienen todos dones de sanidad? La respuesta
implícita es que NO todos tenemos el don de sanar a las personas, si bien el Señor
en su soberanía, si quiere, puede responder a una oración nuestra para sanar a
una persona.
6.
6.
“los que tienen don
de lenguas” y como vemos el referirse a “los que...” está
hablando de un grupo limitado dentro de la iglesia. Habla aquí de los que
tienen “don” de lenguas, no habla de un “ministerio” de
hablar en lenguas (ministerio por otro lado que no se encuentra en las Santas
Escrituras). A la respuesta de si “¿Hablan todos
en lenguas?” la respuesta es la misma que en los anteriores casos: NO,
no todos hablan en lenguas, sino solo aquellos a los que el Espíritu Santo en
su soberanía ha tenido a bien dárselo.
De
más está decir que lo que acabo de hacer no es ni siquiera necesario para
cualquier lector independiente y sin prejuicios doctrinales de la Biblia. Las
preguntas que hace el apóstol en este párrafo implican una respuesta negativa
en todos los casos, siendo las mismas un recurso dialéctico del apóstol
precisamente para dar más fuerza a dicha respuesta.
*******
Las
lenguas que se mencionan en 1ª de Corintios 13
En
este precioso capítulo, desgraciadamente tan poco enseñado y menos vivido en
nuestras congregaciones del siglo XXI, se nos habla de las lenguas, es en el
primer versículo:
“Si
yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe” (1ª Corintios 13:1)
Leemos
la primera parte del verso: “...Si yo hablase
lenguas humanas y angélicas”. En griego: “a;n
tai`" glwvssai" tw`n ajnqrwvpwn lalw` kai; tw`n ajggevlwn”
Literalmente: “Si en las lenguas o idiomas de los
hombres y de los ángeles hablo...”. En el medio Pentecostal y
Carismático se usa esta expresión de Pablo, sobre hablar “idiomas de ángeles”
para justificar que muchas veces las personas que hablan en lenguas repitiendo
una serie de sílabas múltiples veces, (que no responden a ningún idioma
conocido por los inconversos ahora o en el pasado), quizás hablen en esas
misteriosas “lenguas de ángeles”.
En
primer lugar hay que decir que los ángeles no fueron castigados en Babel con la
confusión de lenguas, esto es, los ángeles no tienen diferentes idiomas.
Cada vez que en la palabra de Dios un ángel habla o escribe algo, lo hace en
lengua Hebrea, lo que no impide que puedan hablar en otros idiomas. En todo
caso yo no aventuraría una cosa tan delicada, especialmente tratándose de ángeles.
Y no veo en que pueden ser “señal” (lo veremos en el versículo 22
del capítulo 14) a un inconverso esas repeticiones veloces de sílabas y
sonidos sin sentido a las que nos referimos ahora, y que no pueden ser
entendidas en ninguna lengua conocida como pasó el día de Pentecostés donde SI
fueron señal a los inconversos que se convirtieron en número de unos
3.000 tras ese acontecimiento.
Por
último se menciona el don de lenguas en 1ª Corintios 13 en el verso 8. Este es
un versículo que ha causado gran disputa entre los defensores de la vigencia o
no del don de lenguas:
“El
amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las
lenguas, y la ciencia acabará” (1ª Corintios 13:8)
En
griego se lee:
JH
ajgavph oujdevpote pivptei: ei[te de; profhtei`ai, katarghqhvsontai: ei[te
glw`ssai, pauvsontai: ei[te gnw`si", katarghqhvsetai
Literalmente
dice: “El Amor nunca caduca, pero ya sean (las
) profecías, serán abolidas; ya sean (las)
lenguas, cesarán; ya sea (la) ciencia será
abolida” (según el Nuevo Testamento Interlineal Francisco Lacueva). Así
nos dice que el amor, a diferencia de la profecía, las lenguas o la ciencia,
nunca caduca. En Griego “caduca” es pivptei
(fonéticamente: “piptei”) que
literalmente quiere decir: “cesar; terminar; hacerse perecedero”
Así
“El amor nunca cesa, termina o se hace perecedero”,
por el contrario, las profecías y la ciencia serán “abolidas”, en
griego “Abolidas” es: katarghqhvsontai
un futuro del término griego katargew
fonéticamente
“Katargeo” literalmente: “Dejar
inactivo o impotente; hacer ineficaz; abolir; quedar libre o desprendido;
destruido, despojado de poder, liberado”. Mientras que para las lenguas
nos dice el apóstol que cesarán, en griego pauvsontai
futuro del término griego pauvw
fonéticamente “pauo” y que
literalmente significa: “Calmar, apaciguar; destruir, suprimir; hacer
cesar; terminar”.
De
este modo la Palabra de Dios nos dice, para fraseando literalmente, que “El
amor nunca cesa, termina o se hace perecedero pero ya sean (las )
profecías, serán hechas inactivas, impotentes, destruidas; ya sean (las)
lenguas, serán calmadas o apaciguadas, suprimidas, serán cesadas, terminarán;
ya sea (la) ciencia será hecha inactiva,
impotente, destruida”
La
pregunta es ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuándo las lenguas serán calmadas,
cesadas, suprimidas o terminarán?. La respuesta están en los dos versículos
siguientes:
“Porque
en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará” (1ª Corintios 13:9-10)
El
apóstol de los gentiles nos dice al respecto del hecho de que la profecía, las
lenguas y la ciencia terminarán, que es porque en “parte”
conocemos o profetizamos, la expresión “parte” es en griego mevrou"
fonéticamente se lee “meros” y significa “parte o porción”,
y nos sigue diciendo al respecto que “cuando
venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará”.
Nueva
pregunta: ¿qué es lo “perfecto” que ha de venir?. En primer lugar
miremos esta expresión “perfecto”, en griego tevleion
(fonéticamente se lee “teleion”) significa literalmente: “terminado,
acabado, realizado; completo, cumplido; perfecto, sin mancha, eminente; maduro,
crecido, hecho; definitivo; último”
Los
diversos autores no se ponen de acuerdo sobre que es “lo perfecto”
que ha de venir y que hará que “lo que es en parte” (Profecías,
lenguas, ciencia, etc.) se acabe.
Matthew
Henry en su archifamoso “Comentario Bíblico” está seguro de que se trata
de la Segunda Venida del Señor Jesús y entiende que este sentido, el
escatológico, es el más obvio. Reconoce pues, más adelante, que no se puede
usar el versículo 8 en contra de la opinión del Pentecostalismo de la
continuación de los dones espirituales en la actualidad.
Otros
autores de renombre piensan que durante el tiempo de “inmadurez” de la
iglesia, antes de que quedase completo el Canon del Nuevo Testamento,
eran necesarios los carismas para validar la Palabra predicada.
Otros,
partiendo de postulados dispensacionalistas indican que el uso y actualidad de
los dones estuvo limitado a la época apostólica. Desgraciadamente para
este argumento, la misma historia de la iglesia primitiva, a nada que se
estudie, les quita la razón ya que hay constancia (como veremos más adelante)
de la manifestación del Espíritu Santo en las iglesias por medios de los dones
citados (lenguas, palabras de profecía, milagros, sanidades, etc.) siglos después
de la muerte del último apóstol.
Si
me preguntas a mí, estimado lector, te diré
que pienso en “Lo Perfecto que ha de venir” como en la Segunda Venida del
Señor Jesús cuando “veremos cara a cara”
(1ª Corintios 13:12). Si me preguntas sobre si los dones, en
especial el de lenguas, son para hoy, te diré que a mi leal saber y entender
nada por el momento me hace pensar en la Palabra de Dios que indique que no lo
son. Sin embargo, y Dios me perdone si me equivoco, con temor y respeto diré
que nada me hace pensar en que lo que hoy la inmensa mayoría de los hermanos
Pentecostales y Carismáticos llaman y usan como “don de lenguas” sea el don
que la palabra de Dios presenta en la Biblia. No identifico (y lo digo con sumo
respeto y temor) la repetición atolondrada de sílabas y sonidos con idiomas
o dialectos humanos entendibles como señal a los inconversos y edificación
de la iglesia. No identifico el desorden de una iglesia llena de gente
“hablando en lenguas” en alta voz, con las advertencias y mandatos del apóstol
en el capítulo 14 de 1ª de Corintios de que todo se haga con orden. No
identifico el “culto” y la dependencia espiritual debida al líder o
“ungidos” que se da en ciertas iglesias llamadas Pentecostales, con el hecho
de que la verdadera obra del Espíritu Santo focaliza la atención en el
Cristo de la Biblia (y no en otros falsos cristos). La Biblia dice que las
personas de los tiempos Neotestamentarios oraban en lenguas (idiomas extranjeros
como hemos visto) espontáneamente, nadie les indicaba que “dejasen de
pensar” y comenzasen a decir sonidos y sílabas que “ellos no
entendiesen”. Esa práctica a mi juicio tiene algo de tentar a Dios y su
soberanía, y mucho de peligrosa. La Palabra de Dios dice: “Pero
todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en
particular como él quiere” (1ª Corintios 12:11), esto es, Dios
reparte los dones como Él quiere y cuando Él quiere, no cuando nosotros
queremos.
De
todas las denominaciones han salido herejías, pero nunca tantas y en tan poco
tiempo como las que hoy en día surgen de entre las filas de aquellos que
practican de manera antibíblica el “don de lenguas”. Algunos
ejemplos: “Teología de la prosperidad”, “Unción de la risa”,
“Confesión Positiva”, “Movimiento de fe”, “Movimientos de Toronto o
Pensacola”, etc. Pidamos a Dios que no nos entregue a nuestros propios
pensamientos, caminos, errores o maneras de pensar –lo cual sería terrible
y está sucediendo con algunos hoy en día- y acomodémonos a Su Sana
Palabra, que es medicina y consuelo para nuestras almas.
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Analizaremos
ahora 1ª de Corintios 14 versículo a versículo:
V.1
“Seguid el amor; y procurad los dones espirituales,
pero sobre todo que profeticéis” El apóstol nos insta a literalmente
“perseguir” el amor dentro y fuera de la iglesia. El amor al que se
refiere es el de 1ª de Corintios 13. Nos anima también a lit. “anhelar
las cosas espirituales” y especialmente que “profeticemos” sobre l
“don de lenguas”; el versículo siguiente nos da la respuesta:
V.2
“Porque el que habla en lenguas no habla a los
hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla
misterios” Como vemos, en la iglesia, el hecho de que uno hable en “una
lengua” (así lit. en el original griego) no es causa de edificación para
el resto de los oyentes, como nos dirán más tarde los versos 4 y 5, sino solo
para él mismo, ya que “...no habla a los hombres...”
(como dice el verso 5 “a no ser que las interprete”)
“...sino a Dios”, como vimos en los casos
de Hechos, donde “magnificaban a
Dios” en otras lenguas, y como nos dice Romanos 8:26:
“Y
de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de
pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por
nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál
es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede
por los santos.” (Romanos 8:26-27)
En
efecto, el Espíritu Santo nos ayuda (o también
socorre) en nuestra debilidad (Lit. en griego
“en nuestra falta de vigor, o debilidad, o
enfermedad”) ya que ni siquiera sabemos en nuestra naturaleza débil,
nuestros espíritus enfermos por la enfermedad del pecado y caída, como pedir o
qué pedir en determinadas ocasiones. Pero, nos dice la Biblia, el Espíritu
Santo intercede por nosotros con “gemidos
indecibles”, en Griego leemos stenagmoi`"
ajlalhvtoi" Literalmente dice
“Con gemidos (o suspiros) indecibles (o mudos o sin palabras)” ¿Se
refiere el apóstol en este texto al “orar en lenguas”? Yo creo que el verso
lo que nos dice es que es el propio Espíritu el que intercede por
nosotros (no dice que lo haga en nosotros o por medio de
nosotros); en todo caso, cuando una persona por el Espíritu “habla en
lenguas” precisamente está haciendo esto: por medio de la administración del
Espíritu Santo, como sucedió en Jerusalén habla “la
Grandeza de Dios” sin él mismo saberlo, a no ser que se lo interpreten
o lo pueda él mismo interpretar, y de esta manera intercede de forma eficaz,
conforme a la perfecta voluntad de Dios. La Palabra también nos revela que el
ministerio del Señor Jesús a la diestra de Dios es esto mismo: interceder por
nosotros, como está escrito:
“¿Quién
es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó,
el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por
nosotros” (Romanos 8:34)
No
pienso pues que el Espíritu Santo interceda por nosotros con gemidos indecibles
cuando oramos en lenguas, y no lo creo porque la Biblia no dice que sea así. En
todo caso si creo que cuando un cristiano recibe el don de lenguas tal cual está
escrito en la Biblia, al poner en práctica este don, ora la perfecta voluntad
de Dios.
V.3-4
“Pero el que profetiza habla a los hombres para
edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí
mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia.”
Aquí el Espíritu santo, por medio del apóstol nos habla de que en el seno de
la iglesia, el don de profecía, entendible por todos, sirve para edificar,
exhortar y consolar a toda la congregación, sin embargo el que ora en lenguas
solo se edifica a si mismo, a no ser que se de la interpretación de lo que
dice, como nos explica el siguiente versículo:
V.5
“Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en
lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el
que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba
edificación.” Como vemos, el deseo de
Dios, sería que todos en la iglesia hablasen “laleo” en lenguas “glosa”,
pero más que profetizásemos, ya que como vemos “mayor
es el que profetiza que el que habla en lenguas”, cuando dice
“mayor” usa el término meivzwn
algo así como “Meidson”, un comparativo del término
griego “Megas” literalmente: “grande, importante”, así, el que
profetiza, es más grande o más importante para la iglesia que el que ora en
lenguas. ¡Cuan bueno sería para la iglesia que hubiese más que hablasen y
enseñasen la Palabra de Dios con fidelidad! Esto nos recuerda a las palabras de
Moisés en el desierto cuando dijo: “Ojalá todo
el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre
ellos.” (Números 11:29).
¿Significa esto que todo el pueblo de Dios va a profetizar?, ya hemos visto que
Dios puso a cada uno como Él quiso, y que no todos somos profetas. Del mismo
modo, ¿significa que todos hablaremos en lenguas? Yo pienso que no, por lo que
dice la Palabra de Dios, y porque el hecho de que Dios desea que por ejemplo “todos
los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad”
(1ª Timoteo 2:4) no
hace que todos vayan a ser salvos, sino que muchos van camino de la perdición y
castigo eternos. En todo caso, ¡ojalá que todo el pueblo de Dios abundase en
todos los preciosos dones y riquezas que Su Santo Espíritu imparte!
Lamentablemente no es así. Por último decir que el hecho de que un creyente
hable en lenguas en público en la asamblea de los santos, no tiene ningún
beneficio dentro de la iglesia a no ser que venga con su interpretación, solo
se edifica él mismo, y no edifica a nadie más. Aún peor, como dice el apóstol
Pablo, esta es una manera incorrecta de actuar, ya que causa confusión y
desorden, además de tropiezo para posibles incrédulos que entrasen en la
congregación y se encontrasen una cacofonía de palabras y expresiones. Esto lo
veremos unos versículos más adelante. En todo caso, si uno quiere hablar en
lenguas en la iglesia, que las interprete también, o que se calle: Es la
palabra de Dios quien lo dice.
V.6-9
“Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando
en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con
ciencia, o con profecía, o con doctrina? Ciertamente las cosas inanimadas que
producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de
voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? Y si la
trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? Así
también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo
se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire.
El
mensaje es simple en este versículo: Una vez más incide, no en impedir hablar
en lenguas, sino en su carencia de edificación y servicio a la iglesia cuando
es palabra “bien comprensible”, la
expresión “comprensible” en griego eu[shmon
“eusenon” significa literalmente “Fácil
de conocer, inteligible” el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española, en su Vigésima Primera Edición define la expresión “inteligible”
como “Que puede ser entendido”. Algo que no es entendido ni tiene sentido
para la congregación ¿cómo puede ser de utilidad o edificación? Si cometemos
este error, nos dice el apóstol que “hablaremos
al aire”, ni siquiera a Dios.
Olvidemos pues que la repetición de sílabas o expresiones fonéticas forzadas
o inventadas por nuestra mente puedan ser “lenguas” genuinas. Cuidémonos de
no estar tentando a Dios al hacer tal cosa. Esto no es de edificación, más
bien de tropiezo, para creyentes y gentiles.
V.10-11
“Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el
mundo, y ninguno de ellos carece de significado. Pero si yo ignoro el valor de
las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como
extranjero para mí.”
Vemos
que, como nos dice literalmente la palabra en Hechos 2, estos versículos se
refieren a lenguas humanas entendibles en alguna parte del mundo. La expresión
“idiomas” aquí es fwnw`n
“fonon”, literalmente en griego: “Lenguaje,
modo de expresarse, habla, lengua, idioma, dialecto”. Un sinónimo
de las voces griegas “glosa” o “dialecto” que también
hacen referencia al don de lenguas. El apóstol viene a decir que habiendo
tantos tipos de lenguas en el mundo, todas ellas con su significado, si no se
traducen al oyente cuando se hablan por el Espíritu Santo, son palabras sin
sentido que no le edificarán en absoluto. Menos si una congregación entera,
como parece que era el caso de los Corintios, se pone a hablar en lenguas al unísono,
cada uno para si mismo. La solución para este mal uso del don se nos da a
continuación:
V.12-13
“Así también vosotros; pues que anheláis dones
espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. Por lo
cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla.”
Primera
regla de oro para hablar en lenguas: que estas
sean “para edificación de la iglesia”
y no para edificación de un miembro en particular, o para desorden y
desconcierto.
Segunda
regla de oro: “el
que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla”
la expresión “interpretarla” es diermhneuvh/
“diermeneue”, un tiempo verbal del verbo “diermeneo”
literalmente: “traducir, interpretar, explicar”.
El que habla en lenguas, debe traducir sus expresiones de modo que sean comprensibles
para los oyentes, para poder edificar a la iglesia.
V.14
“Porque si yo oro en
lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto”
Sobre
la expresión “Lengua desconocida”, decir que en el griego original
dice tan solo “lengua” (la expresión “desconocida” es un añadido de
los traductores). Así, si uno ora en lenguas, sin tener como nos ha dicho antes
el apóstol, la interpretación o traducción de lo que decimos, nuestro espíritu
ora, pero nuestra mente o entendimiento queda sin fruto. La expresión “sin
fruto”, en griego a[karpo"
(léase “Akarpos”) quiere decir
“infructuoso”.
V.15-19
“¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré
también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también
con el entendimiento. Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa
lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no
sabe lo que has dicho. Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro
no es edificado. Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos
vosotros; pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi
entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua
desconocida”
Poco
más que decir sobre estos versículos: El apóstol indica que no solo se debe
orar “con el espíritu” (así se llama también al orar en lenguas), sino
también con el entendimiento (literalmente “con la mente”), de modo que
sepamos lo que estamos diciendo al Señor, y podamos edificar a los que nos oyen
(en caso contrario es evidente que NO lo edificamos). Sobre la expresión orar
con el espíritu, en Judas encontramos algo parecido:
“Pero
vosotros, amados, edificándoos sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu
Santo...” (Judas 20)
La
diferencia entre uno y otro versículo es que en 1ª Corintios 14 habla de “orar
con el espíritu” refiriéndose a que nosotros oramos con nuestro
espíritu. En Judas dice “orando en el Espíritu
Santo”. Ignoro en este momento si se refiere también al tipo de
oración a la que se refiere Pablo en Corintios. En todo caso podemos orar “en
el Espíritu Santo” tanto con el entendimiento, como en lenguas
(con el espíritu) los que posean ese don de manera genuina.
Por
último el apóstol nos indica que el está agradecido a Dios por hablar en
lenguas más que todos los Corintios, pero que sin embargo más valen en la
iglesia (y esto es lo que el quiere y prefiere) “cinco
palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil
palabras en lengua desconocida” (Nota: una vez más la expresión
“desconocida” no existe en el original griego, habiendo sido puesta ahí por
los traductores de la Reina-Valera para explicar el sentido).
V.20
“Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar,
sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar”
El
apóstol indica aquí que tras lo expuesto anteriormente, actuar de manera
errónea y no Escritural como
hacían los Corintios entonces y hoy por desgracia la mayoría de los
Pentecostales o Carismáticos (salvo honrosas excepciones), es señal de falta
de madurez. Es comportarse y pensar como un niño.
A
continuación el Apóstol nos cita la Ley, en un texto muy interesante y muy
manipulado por ciertos Ultra Pentecostales:
V.21-22
“En la ley está escrito: En otras lenguas y con
otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así
que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos;
pero la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes”
En
efecto, el profeta Isaías dice así:
“porque
en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a
los cuales él dijo: Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el
refrigerio; mas no quisieron oír. La palabra, pues, de Jehová les será
mandamiento tras mandamiento, mandato sobre mandato, renglón tras renglón, línea
sobre línea, un poquito allí, otro poquito allá; hasta que vayan y caigan de
espaldas, y sean quebrantados, enlazados y presos” (Isaías 28:11-13)
Con
esta cita muchos Pentecostales han querido justificar como “lenguas
genuinas” la repetición rápida de sílabas y sonidos sin sentido, haciendo
de ésta práctica la “lengua de tartamudos”
de la que habla Isaías (toda la doctrina sobre las Lenguas del Nuevo Testamento
descarta esta interpretación). También se han llegado a querer justificar como
Bíblicas las famosas “caídas en el espíritu” (tras la imposición de
manos por ejemplo) con el versículo 13 donde dice “hasta
que vayan y caigan de espaldas”.
Más
adelante dice el apóstol algo de importancia trascendente para este estudio
sobre las lenguas y la comprensión de su utilidad y buen uso:
“Así
que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos”.
La expresión “señal” en griego es shmei`on
(se pronuncia “semeion”) y literalmente significa: “Señal del
Cielo; portento”.
¿En qué pueden
ser “señal del cielo” o algo “portentoso” para un gentil e incrédulo
de nuestros días o de los tiempos apostólicos la repetición cacofónica y sin
orden ni significado de sílabas o sonidos sin sentido?. Esto no es señal
para nadie. Como hemos visto, las lenguas en Pentecostés y en el
contexto de la enseñanza del apóstol Pablo, son señal para un inconverso
cuando éste oye hablar en su propia lengua a personas que no deberían
conocerla sobre “las grandes obras de Dios”.
Que un egipcio, un
romano, un griego, un cretense o un árabe oyesen alabar a Dios a unos galileos
en Jerusalén en lengua egipcia, latina, griega, cretense o arábiga se puede
considerar una “señal del cielo” o un “portento”. No
pienso lo mismo si lo que hubiesen oído fuera una jeringonza de sílabas sin
sentido.
Es
en este sentido de comprender perfectamente lo que se está diciendo que la
profecía o la exposición de la Palabra de Dios en la iglesia, son señal
“no a los incrédulos,
sino a los creyentes”.
El
apóstol vuelve sobre esto en los versículos siguientes:
V.23-25
“Si, pues, toda la iglesia se reúne en un solo
lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán
que estáis locos? Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón
se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios,
declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros”
En
efecto, ¡Cuantas personas que en sinceridad se han acercado a una iglesia
Pentecostal en búsqueda de la verdad han salido espantadas por el escándalo de
decenas de personas hablando en cacofónico desorden en “lenguas”!
Hermanos:
Si un incrédulo no quiere saber más de nuestra congregación, ojalá que sea
porque ha decidido no creer el Evangelio que se la haya presentado allí de
manera clara, y no porque se haya asustado por el “circo” que haya podido
allí sufrir.
Seamos
conscientes de que a nosotros, y no a los ángeles, se nos ha encomendado por
Cristo la Palabra de Salud que puede evitar que las almas pasen una eternidad en
el tormento del infierno, al no arrepentirse de sus pecados y aceptando el don
del perdón por medio de la Cruz de Cristo. Si en una Iglesia se predica la
Palabra de Dios, la “palabra profética más
segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra
en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en
vuestros corazones” (2ª Pedro 1:19) que Pedro describe como
acabamos de leer “y entra algún incrédulo o
indocto, por todos es convencido, por todos es juzgado; lo oculto de su corazón
se hace manifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios,
declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros”
Tras
estas reflexiones, el apóstol Pablo da las instrucciones sobre como se debe de
conducir el culto “en todas las iglesias de los
santos” (v.33) y no solo,
como dicen algunos que tuercen la Palabra a su capricho, en la de Corintio en un
momento histórico concreto:
V.26-31,
37-40 “¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís,
cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación,
tiene interpretación. Hágase todo para edificación. Si habla alguno en lengua
extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y
si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.
Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen. Y si algo le
fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero. Porque podéis
profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas; pues Dios no es
Dios de confusión, sino de paz”
(...)
“Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son
mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore. Así que, hermanos, procurad
profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y
con orden”
Regla
de oro número uno:
“Hágase todo para edificación” y
no para edificar el ego espiritual o carnal de algún miembro en particular, o
nuestra propia sed de experiencias místicas.
Regla
de oro número dos:
“Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por
dos, o a lo más tres, y por turno”. En las iglesias no deben de
hablar en lenguas en público más de dos o tres personas, y si lo hacen, que
sea por turnos y no al mismo tiempo.
Regla
de oro número tres:
“...y uno interprete. Y si no hay intérprete,
calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios” No hace
falta volver a repetir el versículo, pero por si acaso: Si no hay traducción o
interpretación no se debe hablar en lenguas en alta voz en público (si se podrá
hablar “para sí mismo y para Dios”).
Regla
de oro número cuatro: “los
espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” Esto es válido
para los profetas y para los que hablan o no en lenguas: Dios nos ha hecho dueños
de nuestros espíritus, solamente podemos perder el control de nuestros espíritus,
mentes y actos, bajo la influencia de sustancias embriagantes (alcohol, drogas,
etc.), bajo nuestra propia sugestión carnal y mística, o bajo la influencia de
espíritus demoníacos en una clara posesión diabólica. Por lo tanto el que
una persona entre en trance, o no pueda dejar de hablar en lenguas extrañas a
su voluntad, etc. es cuanto menos sospechoso.
Regla
de oro número cinco: “Dios
no es Dios de confusión, sino de paz” Si una situación o
actitudes carnales o místicas traen confusión en la congregación, e impiden
que tanto creyentes como inconversos sean atraídos a Cristo: ESO NO ES DE DIOS.
Regla
de oro número seis: “Si
alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo son
mandamientos del Señor. Mas el que ignora, ignore” Lo que está
escrito en Corintios sobre las lenguas (y también sobre la profecía, las
mujeres en la iglesia o lo que sea), no son consejos de un viejo apóstol a una
iglesia carnal de hace dos mil años: SON MANDAMIENTOS DEL SEÑOR. Solo los no
espirituales (carnales) y los ignorantes (voluntariamente ignorantes) no
reconocen esto.
Regla
de oro número siete: “hermanos,
procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas” Busquemos el
don de la profecía, que hace que el pecador sea “convencido,
por todos juzgado; lo oculto de su corazón se hace manifiesto; y así, postrándose
sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que verdaderamente Dios está entre
vosotros” y no impidamos o juzguemos como malo el hablar en lenguas
si estás fueran tales como la Biblia manifiesta (Idiomas o dialectos con
significado para los inconversos, con interpretación que engrandezcan al Dios y
Creador de todos nosotros y con el orden descrito).
Regla de oro número ocho: “hágase todo decentemente y con orden” Dios es un Dios de orden y de decencia. Ya dice el refrán castellano “la reina no solo ha de ser santa, sino además parecerlo”. No basta con todo lo anterior, sino que además debe de reinar la decencia (literalmente “el decoro”) y el orden en nuestro cultos.
Y con estas
reflexiones acabo este estudio. Dios te bendiga
José
A. Plaza Vidaurre