MARTES DE LA SEMANA 12ª DEL TIEMPO ORDINARIO
1.- Gn 13, 2.5-18
1-1.
-Hubo una disputa entre los pastores del ganado de Abraham y los del ganado de Lot.
Abraham dijo: «Que no haya discordia entre tú y yo, porque somos hermanos.»
Y ¡henos ahí, inmediatamente, de pleno, en lo concreto de la existencia humana! Una querella de vecindad y de derecho de propiedad: los pastos no son suficientemente abundantes para el ganado de Abraham y de Lot, su sobrino... Los pastores de ambos se disputan entre sí. ¡Así suelen comenzar todas las guerras! nacionales o sociales.
Veremos también que va a revelarse todo el «designio de Dios»: «Somos hermanos»...
Porque Abraham trata de ser fiel a Dios, porque es hombre de fe y de oración, es también fiel a sus hermanos: decidirá libremente que Lot se quede con los mejores pastos, los del valle del Jordán, abundantes en riego... Y Abraham se queda con el resto: los collados más áridos de la montaña de Canaán: Dar al otro la mejor parte: Jesús repetirá ese gesto. Para Abraham, «la paz» es ya un bien superior a los bienes materiales. EI amor fraterno ante todo. Es ya un «evangelio» vivido, es el tema del Amor: ley esencial del Reino.
Señor, HOY, en la situación en que me encuentro, ¿cuido de promover la paz? ¿Soy un constructor de hermandad? Ayúdame a dejar pasar a los demás antes que yo. Que mi fe en ti sea también una exigencia de caridad. Que no pueda decirse: «adora a Dios, pero esto no le hace mejor» .
En tu designio, Señor, «oración y comunión fraterna» están ligadas. El progreso, de etapa en etapa, que tú me pides, es a la vez una «búsqueda de Dios» y «una búsqueda de los hombres»: no hay más que dos mandamientos, se resuelven en uno, dirá Jesús.
-Toda la tierra que ves te la daré.
Abraham ha sido generoso, sin cálculo, para construir la paz fraterna. Este gesto de desprendimiento suscita, por así decirlo la generosidad de Dios. «Los que renunciaron a todo recibirán el céntuplo...» No se trata de ser negociantes, claro está. Pero queda fuera de duda que el que opta por Dios, no pierde.
No quiero tomar esta Promesa únicamente en un sentido material e inmediato, Señor.
Porque sé muy bien que hay gentes que te aman y que son desgraciadas y están en la miseria. Pero creo en tu palabra. Si no es HOY, creo sin embargo que colmarás un día a todos los que son fieles y buenos. Es necesario, Señor, es preciso que haya una justicia.
-Abraham vino a establecerse junto a la encina de Mambré, que está en Hebrón, y erigió allí un altar al Señor.
A cada etapa de su vida, ¡la oración!
Su primer gesto, doquiera que llegue para plantar su tienda: construir un altar, ponerse ante Dios. Finalmente, para este hombre de fe su espera profunda no es ante todo una «tierra» ni una «posteridad», es Dios mismo.
¡Señor, sé mi saciedad cotidiana! «El pan nuestro de cada día, dánosle hoy.» Que sea tu presencia «lo que colme mi vida» .
¡Erigir un altar! ¡Ofrecer mi vida!
NOEL
QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 5
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑO IMPARES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 142 s.
2.- 2 R 19, 09b-11.14-21.31-35a.36
2-1.
-Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías, rey de Jerusalén: "Bien has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países, entregándolos al anatema, y tú ¿te librarías?"
Provocación, ultimátum.
Ezequías sabe muy bien a qué ha de atenerse. Su propio ejército es ridículamente débil ante el poderoso ejército de Senaquerib: y todas las capitales vecinas han sucumbido ya.
De Samaria, capital del Reino del Norte, no queda piedra sobre piedra. Y está situada sólo a unos sesenta kilómetros de Jerusalén.
Y he ahí a los temibles soldados a las puertas de Jerusalén: ¡ciento ochenta y cinco mil hombres dirá el texto, algo más allá! Todo ello indica que la situación humanamente es desesperada. Es la época del profeta Isaías. Este sigue repitiendo a todos que no hay que apoyarse en las "alianzas" humanas, sino sólo en Dios (Isaías 10, 5-34)
-Ezequías tomó la carta... la leyó... luego subió al Templo del Señor, y desplegó la carta ante el Señor.
Gesto emocionante. Mira, Señor, lee este ultimátum que he recibido.
Gesto que se repite en todas las épocas: se acude a Dios para exponerle lo que forma parte de nuestras angustias, de nuestras preocupaciones.
-"Señor, Dios de Israel que te asientas sobre los Querubines, Tú sólo eres Dios en todos los reinos de la tierra. Presta tu oído y escucha... abre los ojos y mira..."
Ese monoteísmo -afirmación de que no hay más que UN Dios- es ciertamente el que Isaías predica.
Es una gran originalidad, en la historia de las religiones, y un gran progreso en la idea de "Dios". En efecto, hasta aquí el conjunto de los pueblos creía en "dioses" localizados: en términos generales, cada ciudad tenía el suyo, cada rey, cada nación, tenía su "protector"; pero no se pensaba en imponer su "dios" a los demás. Esto subraya tanto más la pretensión de Israel, único en su género entonces, que adorase al "único Dios de todos los reinos de la tierra".
¿Qué concepción tengo yo de Dios? ¿Tengo yo una idea suficientemente grande de El?
¿Pienso que el único Dios verdadero, para todas las razas, es el Único, el Padre de todos los hombres, el que ama a todos los hombres?
-Entonces Isaías hizo enviar un mensaje a Ezequías:
«De Jerusalén saldrá un "Resto"; el celo del Señor del Universo lo hará. No entrará en esa ciudad el rey de Asiria...»
Cuando un pueblo o una persona pone toda su confianza en Dios, suceden cosas sorprendentes de ese género.
Efectivamente, la historia nos enseña que Jerusalén fue salvada por la llegada de un ejército egipcio y también por una epidemia de peste que diezmó el ejercito de Senaquerib y le obligó a levantar el sitio de la ciudad.
Esa salvación inesperada fue interpretada como un signo del cielo.
Sucede también a menudo, que unas plegarias incluso fervorosas no son aparentemente atendidas.
Porque, sigue siendo verdad que la Fe, en su forma más pura, es un ponerse en las manos de Dios, sin ningún cálculo interesado.
¡Atiéndenos, Señor! ¡Escúchame, Señor!
Y ayúdanos, Señor, a seguir creyendo en Ti, aun cuando tenga la impresión de no haber sido escuchado.
NOEL
QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 4
PRIMERAS LECTURAS PARA EL TIEMPO ORDINARIO
DE LOS AÑOS PARES
EDIT. CLARET/BARCELONA 1984.Pág. 142 s.
3.- Mt 7, 6.12-14
3-1.
"No deis lo santo a los perros..." Hay situaciones en las cuales las cosas preciosas de uno se mantienen ocultas, y no se dan; lo contrario sería desperdiciarlas. Y hay personas a las cuales no vale la pena manifestar ciertas cosas (¿la palabra de Dios?, ¿la experiencia de la fe?, ¿los propios ideales?); no las comprenderían.
"La puerta que lleva a la salvación es estrecha, y son pocos los que entran por ella" (7,13-14); en cambio, la puerta que lleva a la perdición es ancha, y son muchos los que penetran por ella.
Con estas palabras no quiere decirnos Jesús que sean muchos más numerosos los condenados al infierno que los justos del cielo.
Los teólogos de su tiempo (y también después) se preguntaban si serían muchos o pocos los que se salvarán. Lucas nos recuerda que Jesús no respondió a semejante pregunta (13,23). Si son pocos o muchos, es un secreto de Dios; en todo caso, no es ésta la cuestión. Al decir que la puerta es "estrecha", Jesús quiere recordarnos que el camino de la vida es fatigoso y doloroso. Más adelante se comprenderá que es el camino de la cruz. Y al decir que son pocos los que entran por él, Jesús anuncia que su camino no es el del mundo, el del sentido común, el de la cultura dominante; es siempre un camino en la oposición, un camino minoritario.
LA BIBLIA DIA A DIA
Comentario exegético a las lecturas de la Liturgia de las
Horas
Ediciones CRISTIANDAD.MADRID-1981.Pág. 82
3-2.
Es una orden dada por Jesús para la misión de los discípulos. La perla es el Evangelio, la palabra de Dios.
Los perros y los cerdos, animales impuros entre los judíos, no son los paganos, como pudiera creerse en una mentalidad judía, sino todos aquellos que mantengan frente a la palabra de Dios la misma actitud que los cerdos frente a las perlas: los que la rechazan, no la valoran, la desprecian. Existen actitudes de cerrazón absoluta ante las cuales la única postura posible es la del silencio.
El cristianismo es una realidad sagrada, una perla preciosa. Es una lección importante para los que viven en ambientes completamente extraños al pensamiento cristiano.
También para muchos padres respecto a sus hijos mayores. Hay que tener mucho tacto y delicadeza al proponer el mensaje evangélico para que no sea profanado o rechazado por un celo torpe o inoportuno.
Es terrible la proporción numérica: "Muchos van por la puerta ancha que lleva a la perdición. Pocos son los que dan con la puerta estrecha que lleve a la vida".
Aquí tocamos uno de los misterios más angustiosos de la vida humana: ¿Son pocos los que se salvan? (Lc 13, 23) ¿Quién se salva y quién no se salva? Estos dos versículos no hablan de lo que ocurre al final; es decir, de los que se salvan o se condenan. Declaran lo que está ocurriendo en el tiempo presente: que el camino cómodo de la mediocridad, incluso del pecado y del vicio, es muy transitado. En cambio son pocos los que caminan directamente hacia Dios. El camino del sermón del monte. Esforzaos por encontrar el verdadero camino. No es de vuestra incumbencia averiguar cuántos se salvan o no se salvan. A vosotros solamente os incumbe encontrar la verdadera entrada que conduce a la vida.
3-4.
-No deis lo "sagrado" a los perros.
No echéis vuestras perlas a los cerdos, no sea que las pisoteen, y además se revuelvan y os destrocen.
Fórmula enigmática que puede entenderse de varias maneras.
Se trata ciertamente de un consejo de prudencia... de respeto a las cosas santas...
El cristianismo es una realidad sagrada, una "perla" preciosa.
Jesús nos recomienda que no lo entreguemos inconsiderablemente a quienes son incapaces de comprenderlo.
De nada sirve excitar el furor de los demás, proponiéndoles exigencias incomprensibles para ellos: una cierta insistencia sectaria en la proclamación del evangelio, no responde a lo que Jesús dice aquí.
No estamos nunca dispensados de tener tacto y delicadeza suficientes al proponer el mensaje evangélico a fin de que no sea profanado o rechazado por una insistencia torpe o inoportuna. Lección importante para muchos padres respecto a sus hijos mayores.
Lección capital para todos los que viven en ambientes completamente extraños al pensamiento cristiano. No es prudente provocar la oposición, so pretexto de decir la verdad.
-Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros, hacedlo vosotros por ellos. Regla de oro.
Los sabios y prudentes en casi todas las religiones han dado reglas parecidas. Bueno es subrayar que el evangelio no resulta siempre original ya que a menudo se encuentran en él incorporados los mejores elementos de la moralidad humana. En los refranes populares, habría que buscar lo que corresponde a esta máxima de sabiduría: ¡haz a los demás lo que desees para ti! Subrayamos su carácter positivo. Con demasiada frecuencia se la transpone en negativa: "no hagas a los demás lo que no quisieras que se te hiciese." La fórmula positiva toma un carácter casi infinito.
-Eso significan la Ley y los Profetas.
Jesús insiste a menudo en la unidad y la simplificación de la vida. En lugar de embarazarse en múltiples preceptos, los resume todos en esta breve fórmula.
-Entrad por la puerta angosta; porque ancha es la puerta y amplia la calle que llevan a la perdición. ¡Qué angosta es la puerta y qué estrecho el callejón que llevan a la vida! Dos imágenes conjugadas: una puerta muy angosta, un camino muy estrecho.
Jesús no suele ser pesimista y ello hace que resalte aún más el carácter bastante sombrío de estas fórmulas; por lo tanto la advertencia es grave.
Señor, ayúdame a no escoger, de tu evangelio, las fórmulas que me agradan, sino a tomarlas todas.
Es a mí... a quien tú dices esto. Sería demasiado fácil aplicarlo a los demás.
Sí, lo sé; el camino de la mediocridad ¡es un camino fácil! Basta con dejarse llevar.
Pero el sendero que conduce a las cimas es escarpado y rocoso.
¿Qué debería cambiar en mi vida esta severa advertencia? ¿Dónde está la dificultad?
¿Es quizá el signo del deber? Así lo pensaba el Padre de Foucauld.
-Son pocos los que encuentran el sendero.
Es necesario constatarlo, con Jesús. Los que aceptan vivir íntegramente el evangelio son una pequeña minoría. Atraídos a no seguir el camino angosto son la masa.
Danos, Señor. este valor y esta personalidad algo fuerte, que Tú nos sugieres con estas palabras abruptas.
NOEL QUESSON
PALABRA DE DIOS PARA CADA DIA 2
EVANG. DE PENTECOSTES A ADVIENTO
EDIT. CLARET/BARCELONA 1983.Pág. 34 s.
3-5.
1. (Año I) Génesis 13,2.5-18
a) Abrahán no sólo es prototipo de cómo se responde a Dios con obediencia y fe, sino también de cómo se es tolerante y generoso con los demás.
La situación que se creó entre él y su sobrino Lot, y entre sus respectivos pastores, preocupados por sus rebaños, podría haberse inquinado hasta llegar a una guerra más o menos abierta. Pero Abrahán fue magnánimo con su sobrino: con un gesto elegante, le dejó escoger las tierras que quisiera como pasto de sus ganados. Lot eligió lo mejor, claro. A Abrahán le quedan, por tanto, las tierras más secas. Pero, en el fondo, elige a Dios, y Dios parece que quiere premiarle inmediatamente, prometiéndole otra vez la tierra que están recorriendo, Canaán, para él y sus descendientes.
Y, de nuevo, Abrahán eleva un altar y adora a Dios.
b) A veces, lo que nos falta en nuestra vida de cristianos, o de religiosos o de ministros ordenados, no es la doctrina o la fe, sino buen corazón.
El salmo de hoy, haciéndose eco de la actitud de Abrahán, se pregunta quién puede «hospedarse en la tienda de Dios», lo que hoy equivaldría a preguntar quién es buen cristiano. La respuesta es muy concreta y no se pierde en altas teologías. La persona honrada es la «que procede honradamente y practica la justicia, que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua, que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino: el que así obra, nunca fallará».
¿Quedaríamos bien retratados en esta enumeración? En concreto, imitando a Abrahán, podemos preguntarnos cuál suele ser nuestro modo de resolver las tensiones que pueden surgir en nuestra convivencia: ¿somos capaces de ceder? ¿damos prioridad al gusto de los demás o siempre tiene que prevalecer el nuestro? ¿resolvemos los posibles conflictos de la vida familiar o comunitaria echando aceite en las junturas, sacrificándonos nosotros, si es preciso? ¿sabemos buscar la paz y la concordia, hablando como personas civilizadas, aun antes de recurrir a los motivos, más sobrenaturales, que nos enseña Jesús?
Entonces sí podemos ir al altar, y ofrecer a Dios en la Eucaristía, junto al sacrificio definitivo de Cristo, el nuestro: ese gesto que seguramente nos habrá costado, de tolerancia y generosidad. Él nos premiará, como hizo con Abrahán. Cristo dijo que recibiremos «el ciento por uno», si hemos tenido que sacrificar algo de lo nuestro para seguirle como discípulos. Aparentemente, habremos perdido, porque otro se ha salido con la suya. Pero ante Dios somos más ricos.
1. (Año II) 2 Reyes 19,9-11.14-21.31-36
a) Ayer leíamos la caída de Samaria, el reino del Norte. Hoy, la amenaza que pende sobre Judá, el reino del Sur. Estamos en el año 701 antes de Cristo y han pasado veinte desde el destierro de Israel.
Ahora es Senaquerib el que asedia Jerusalén con su ejército. Es un episodio más de la ambición anexionista de Asiria, a la que le interesa el territorio de Palestina, como camino hacia Egipto. Pero fracasa. No sabemos por qué motivos tiene que levantar el campamento y retirarse (¿una peste repentina?). El autor sagrado lo interpreta en clave religiosa: el piadoso rey Ezequías ha recurrido a Dios y le ha dirigido una hermosa oración, que hoy leemos, implorando su ayuda.
La respuesta positiva de Dios le viene al pueblo por medio del profeta Isaías. De momento, y durante un siglo, Judá se verá libre de lo peor.
b) Aunque no haya una relación directa entre el pecado y las desgracias, o entre la virtud y los premios inmediatos, también a nosotros nos iría todo mejor si fuéramos fieles a nuestros mejores principios y valores. Le iría mucho mejor a la sociedad civil y a la Iglesia y a cada familia o comunidad.
También ahora seguimos experimentando que las bravatas de los poderosos como la carta de Senaquerib no son, a menudo, la última palabra, y vemos cómo se derrumban ideologías e imperios que parecían invencibles. Es una lección en el nivel político y social.
Pero también en el familiar y personal.
Ojalá se pudiera decir de la comunidad cristiana, por el testimonio que da, lo que el salmo dice del monte Sión, de Jerusalén: «Dios ha fundado su ciudad para siempre... su monte santo, altura hermosa, alegría de toda la tierra... como tu renombre, oh Dios, tu alabanza llega al confín de la tierra».
Eso sólo se cumple cuando somos fieles a la Alianza con Dios y a la identidad que tenemos en el mundo como «resto» que da testimonio del evangelio de Jesús, como Judá era el único pueblo fiel al monoteísmo en medio de un mundo pagano.
2. Mateo 7,6.12-14
a) Siguen, en el sermón del monte, diversas recomendaciones de Jesús. Hoy leemos tres.
La primera es bastante misteriosa, probablemente tomada de un refrán popular: «no echar las perlas a los cerdos o lo santo a los perros». No sabemos a qué se puede referir: ¿el sentido del «arcano», que aconseja el acceso a los sacramentos sólo a los ya iniciados? ¿la prudencia en divulgar la doctrina de la fe a los que no están preparados? ¿el cuidado de que no se profane lo sagrado?
La segunda sí que se entiende y nos interpela con claridad: «tratad a los demás como queréis que ellos os traten». Igualmente la tercera: «entrad por la puerta estrecha», porque ante la opción de los dos caminos, el exigente y el permisivo, el estrecho y el ancho, todos tendemos a elegir el fácil, que no es precisamente el que nos lleva a la salvación.
b) Jesús nos va enseñando sus caminos. Los que tenemos que seguir si queremos ser seguidores suyos.
Podemos detenernos sobre la segunda consigna que nos da hoy: tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros. Es una «regla de oro» que tenemos muchas ocasiones de cumplir, a lo largo del día.
Podríamos escribir en una hoja de papel la lista de cosas que deseamos o exigimos que hagan con nosotros: que nos atiendan, que se interesen por nosotros, que sean tolerantes con nuestros defectos y alaben nuestras cualidades, que no nos condenen sin habernos dado ocasión de defendernos y explicar lo que de verdad ha sucedido. Y otras cosas muy razonables y justas. Pues bien, a continuación tendríamos que decirnos a nosotros: eso mismo es lo que tú tienes que hacer con los que viven contigo.
«No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos» (1ª lectura I)
«Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo» (salmo II)
«El que no hace mal a su prójimo ni difama al vecino... el que así obra nunca fallará» (salmo I)
«Tratad a los demás como queréis que ellos os traten» (evangelio)
J.
ALDAZABAL
ENSÉÑAME TUS CAMINOS 5
Tiempo Ordinario. Semanas 10-21
Barcelona 1997. Págs. 66-69
3-6.
Primera lectura : 2º de Reyes 19, 9b-11.14-21.31-35a.36 Yo escudaré a esta ciudad para salvarla, por mi honor y el de David.
Salmo responsorial : 47, 2-3a.3b-4.10-11 Dios ha fundado su ciudad para siempre.
Evangelio : Mateo 7, 6.12-14 Traten a los demás como quieren que ellos les traten a ustedes
Frase misteriosa ese primer versículo del evangelio de hoy. Deja entrever lo que quiere decir, y todos podemos interpretarla con discreción. Aunque el evangelio y todo lo divino sea para todos, también es verdad que hay situaciones en las que la persona o el grupo no está en condiciones de entender ni, por lo mismo, de recibir. Aunque parezca una contradicción, en ese momento es más prudente no echar las perlas a los cerdos». La frase es fuerte y no hay que entenderla en sentido elitista ni con sentimiento de superioridad.
Quizá la lección fundamental es la de la flexibilidad: todo tiene su momento y todo tiene su excepción prudencial.
El versículo 12 resulta curioso en la misma línea del evangelio de ayer: nos dice Jesús que toda la Ley y los profetas se resumen en un principio tan sencillo y tan conocido... Uno estaría tentado de pensar: y entonces, ¿para qué la ley y los profetas? ¿No conocieron esos principios también muchos pueblos que no tuvieron esa revelación de 'la ley y los profetas'»?
¿Para qué la ley y los profetas...? Pues no para ser la única forma de conocer el camino de la salvación. También muchos otros pueblos, sin la ley y los profetas» del antiguo testamento, pero con otra ley puesta también por Dios en su corazón, y otros profetas populares, conocieron el camino de la salvación. Dios vino a revelarnos su plan de salvación, a darnos un conocimiento más amplio del mismo, pero el conocimiento mismo del camino de salvación no es sustraído a ninguna persona que viene a ese mundo: El es la luz que ilumina a todo ser humano que viene a este mundo» (Jn 1, 9), aunque ello sea de un modo sólo de Dios conocido».
A la gente de su tiempo, Jesús va a dejarle claro, con la metáfora de la puerta estrecha y la puerta ancha, que la propuesta del cristianismo es bastante exigente, porque si lo que se pretende es la creación de una sociedad alternativa es necesario renunciar al egoísmo. Además, es imposible lograr la sociedad que se quiere sin que haya esfuerzos y sacrificios de quienes han asumido su protagonismo.
SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO
3-7.
Gn 13, 2.5-18: No haya discusión entre ustedes
Sal 14, 2-5
Mt 7, 6.12-14: Entren por la puerta estrecha
Esta sentencia del v. 6 "No den lo santo a los perros, ni le echen las perlas a los cerdos", tiene muchas dificultades para su interpretación. No es claro lo que se oculta detrás de la imagen. Sea cual fuere la intención original de la sentencia, en Mateo se refiere con toda probabilidad a la proclamación y la enseñanza del evangelio. En esta hipótesis, los perros y los cerdos difícilmente podrían ser otros que quienes en Mateo se muestran menos acogedores para con el evangelio: los escribas y los fariseos. En esta línea podríamos decir que las palabras de Jesús se convierten para los futuros discípulos en una advertencia, para evitar que, entusiasmados y con ganas de que Jesús termine de proclamar y enseñar el evangelio, se apresuren a anunciar su mensaje a todo el mundo, indiscriminadamente. O que una vez formada la comunidad cristiana, puedan sentirse inclinados a admitir dentro de ella a cualquier persona. Las palabras son duras, pero suponen una llamada de atención.
El v. 12 nos presenta otra sentencia como resumen del sermón de la montaña y "regla de oro" para el cristiano. Después de tantos temas que Jesús nos presenta en su enseñanza sólo, bastaría recordar esta idea: "Por tanto, todo cuanto quieran que les hagan los demás, háganlo también ustedes a ellos: porque esta es la ley y los profetas". Basta fijarse en el prójimo y en uno mismo para actuar correctamente. Las relaciones entre los hombres deben estar construidas en la concordia y en el respeto como hermanos para que se haga efectiva la realidad de que somos hijos de un mismo Padre. Este es el mejor resumen: que la familia de los hijos de Dios, dividida por los legalismos crueles, por una falsa práctica de la piedad, por un absurdo amor al dinero, se reúna de nuevo con su Padre.
En los vv.13-14, Jesús usa una imagen muy curiosa. La de la puerta pequeña y el camino angosto que conducen a la vida y la puerta ancha y el camino espacioso que conducen a la perdición. Mateo contrapone el camino de la muerte y el de la vida. Por tanto, seguir a Jesús significa tomar una opción difícil, dura, como lo indican las imágenes: La salvación o la perdición. por tanto, es preciso elegir entre estos dos modos de vida que son antagónicos.
SERVICIO BIBLICO LATINOAMERICANO
3-8. CLARETIANOS 2002
Llevamos ya varios días leyendo el evangelio de Mateo. Los que estáis familiarizados con internet sabéis que en la red es fácil encontrar muchas ayudas para comprender mejor este escrito y la Biblia en general. Podemos, por ejemplo, acceder directamente al texto del capítulo de Mateo que hoy se nos propone y a las notas que lo explican. Esto es siempre una ayuda para una meditación bien fundamentada.
En el evangelio de hoy Jesús nos ofrece tres caminos para vivir de un modo nuevo. El primero suena un poco desconcertante: "No deis lo santo a los perros". Parece que, en el contexto de la iglesia primitiva, este dicho se refería a la conveniencia de no anunciar el secreto del Reino a aquellos que con toda seguridad lo van a rechazar o se van a mofar de él. En nuestro contexto actual, estas palabras de Jesús nos previenen contra la banalización de la experiencia cristiana. ¿No os parece que en ocasiones hablamos de Jesús y de su evangelio de cualquier manera, en cualquier contexto? Lo que de veras nos importa lo comunicamos sólo cuando se dan unas mínimas condiciones de respeto y de acogida.
El segundo camino se refiere al tipo de relaciones entre nosotros: "Tratad a los demás como queréis que ellos os traten". Es una manera ética de formular el primado del amor. No es la única ni quizá la más rica, pero, en términos humanos, resulta muy comprensible. Todos nosotros deseamos ser tratados bien. Queremos que se respeten nuestros derechos, nuestra fama. Queremos que se comprendan y perdonen nuestros errores. Queremos que se nos ofrezcan nuevas oportunidades. Sin embargo, cuando pensamos en los demás, no solemos aplicar estos principios. Nos cuesta meternos en su piel y sentir como ellos. Hagamos una prueba sencilla. Metámonos en la piel de las personas que nos resultan más odiosas y antipáticas. ¿Cómo nos gustaría ser tratados si nosotros fuésemos esas personas? Saquemos algunas consecuencias.
El tercer camino tiene un tono sapiencial: "Entrad
por la puerta estrecha". Creo que de estas palabras hemos hecho a menudo un uso
diabólico. La puerta estrecha no se refiere al hecho de que Dios reserve el
Reino para unos pocos privilegiados. El Dios de Jesús es inequívocamente el Dios
que quiere que "todos" los hombres "sean salvados" (¡atención a ese verbo en
pasiva!) y lleguen al conocimiento de la verdad. Contraponer puerta estrecha y
puerta ancha es un modo sapiencial de exponer dos formas de conducirse en la
vida: la de quienes buscan la voluntad de Dios y la de quienes se contentan con
realizar la suya propia. Pero esto no tiene nada que ver con un Dios tacaño,
raquítico, que regala su gracia a cuenta gotas y a regañadientes.
Gonzalo Fernández , cmf (gonzalo@claret.org)
3-9. 2001
COMENTARIO 1
v. 6: No deis lo sagrado a los perros ni les echéis vuestras perlas a los
cerdos, no sea que las pisoteen, y además se vuelvan y os destrocen.
Prudencia. No hay que comunicarlo todo a los hombres de mala voluntad. Aunque el
discípulo no excluya a nadie de su amor (5,38.43-48), no por eso ha de ser ciego
a la actitud de los demás. El perro y el cerdo eran animales impuros; podrían
representar a los que no son «limpios (puros) de corazón», es decir, a los que
por buscar su propio interés cometen la injusticia contra el prójimo. «Lo
santo» es lo que pertenece a Dios; «vuestras perlas» designa la misma realidad
como patrimonio de los discípulos y destacando su inmenso valor. El mensaje,
propuesto a los que por su modo de proceder son enemigos declarados de él, puede
provocar reacciones violentas.
v. 12: En resumen: Todo lo que querríais que hicieran los demás por vosotros,
hacedlo vosotros por ellos, porque eso significan la Ley y los Profetas.
La Ley y los Profetas (= el AT), considerados antes como profecía del reinado de
Dios (5,17), son presentados ahora como código de moralidad. Jesús resume toda
la enseñanza moral de esos escritos en el amor que busca el interés del prójimo
como el propio. El amor al prójimo requiere iniciativa más allá de la
casuística. El principio no puede considerarse exclusivo de la cultura judía;
representa una norma de moralidad universal. Jesús no viene a fundar una nueva
doctrina moral, sino a infundir el Espíritu (3,11); éste hará que el hombre
llegue a una entrega tan total como la suya.
La Ley y los Profetas eran profecía del reinado de Dios que va a ser realidad
por la obra de Jesús y los suyos (5,17s; cf. 11,13). De ellos se deduce también
la norma de moralidad que ha de regir en la nueva sociedad humana (el reinado de
Dios) y cuya práctica hará posible Jesús comunicando su Espíritu.
vv. 13-14: Entrad por la puerta angosta; porque ancha es la puerta y amplia la
calle que llevan a la perdición, y muchos entran por ellas. 14¡Qué angosta es
la puerta y qué estrecho el callejón que llevan a la vida! Y pocos dan con
ellos.
. Expone Jesús la necesidad de la decisión personal para entrar en el reino (=
la vida). No hay que dejarse arrastrar por lo que todos hacen; hay que salirse
de la corriente para atinar con la vida. No es difícil entrar por la puerta
angosta; sólo que la mayoría de los hombres, deslumbrados por lo más aparente,
ni se da cuenta de que existe.
COMENTARIO 2
"No den lo santo a los perros, ni le echen sus perlas a los cerdos", tiene
muchas dificultades para su interpretación. No es claro lo que se oculta detrás
de la imagen. Sea cual fuere la intención original de la sentencia, en Mateo se
refiere con toda probabilidad a la proclamación y la enseñanza del Evangelio. En
esta hipótesis, los perros y los cerdos difícilmente podrían ser otros que
quienes en Mateo se muestran menos acogedores para con la Buena Noticia: los
escribas y los fariseos. En esta línea podríamos decir que las palabras de Jesús
se convierten para los futuros discípulos en una advertencia, a fin de evitar
que, entusiasmados y con ganas de que Jesús termine de proclamar y enseñar el
Evangelio, se apresuren a anunciar su mensaje a todo el mundo,
indiscriminadamente. O que una vez formada la comunidad cristiana, puedan
sentirse inclinados a admitir dentro de ella a cualquier persona. Las palabras
son duras, pero suponen una llamada de atención.
El v. 12 nos presenta otra sentencia como resumen del sermón de la montaña y
"regla de oro" para el cristiano. Después de tantos temas que Jesús nos presenta
en su enseñanza, sólo bastaría recordar esta idea: "Por tanto, todo cuanto
quieran que los otros les hagan, háganlo también ustedes a ellos: porque esta es
la ley y los profetas". Basta fijarse en el prójimo y en uno mismo para actuar
correctamente. Las relaciones entre los hombres deben estar construidas en la
concordia y en el respeto como hermanos para que se haga efectiva la realidad de
que somos hijos de un mismo Padre. Este es el mejor resumen: que la familia de
los hijos de Dios, dividida por los legalismos crueles, por una falsa práctica
de la piedad, por un absurdo amor al dinero, se reúna de nuevo con su Padre.
1. J. Mateos-F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada, Ediciones Cristiandad, Madrid
2. Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
3-10. 2002
La liturgia une dos pasajes separados en el
Evangelio. El v. 6, de difícil comprensión y que se presenta un poco al margen
de su contexto y los vv. 12-14 que ofrecen sucesivamente la llamada “regla de
oro” y luego la enseñanza sobre los dos tipos de puertas y los dos tipos de
caminos.
Mt 7, 6 consigna la irracionalidad de dos acciones que , por ello, se prohíbe
realizar: dar las cosas santas a los perros y arrojar las perlas delante de los
cerdos. En ambos casos nos encontramos con dificultades en la compresión de las
afirmaciones: en ambos casos no se encuentra una justificación plausible sea
para la reacción agresiva en el caso de los animales, mencionados en primer
término, cuanto en la naturaleza de la segunda acción. Se ha propuesto el
recurso a un original arameo en que en vez de cosa santa habría que leer “aro”,
“pendiente”, y traducir “dar” y “arrojar”, respectivamente por “colgar” y
“adornar” o “delante de” por “nariz”. La imagen indicaría, entonces, no colgar
en el cuello de los canes ni en la nariz de los cerdos ya que esta acción puede
provocar la reacción agresiva de unos y otros. En todo caso, la expresión debe
entenderse como una enseñanza de moderación y discreción en la presentación del
mensaje evangélico.
Mt 7, 12-14. por el contrario está constituido por sentencias con un sentido
claramente comprensible. El v.12 se dirige a reglamentar las relaciones
interpersonales a por medio de la “regla de oro”. El comportamiento hacia los
otros debe ser el que deseamos que ellos tengan respecto a nosotros. Este
comportamiento debe ser comprendido como la síntesis de todo el sermón de la
montaña, en cuanto compendia toda la ley y los profetas. El amor a sí mismo no
es el principio al que se debe subordinar toda acción frente a los demás sino la
medida que debe alcanzar. Se trata del mismo principio que en otros lugares del
Evangelio es formulado como “Amarás al prójimo como a ti mismo”(cf 19, 19; 22,
39). Por consiguiente se exhorta a construir la propia vida desde el principio
de la colaboración con los demás y, para ello, se exige un compromiso social y
comunitario ilimitado.
La enseñanza de las dos puertas y los dos caminos (vv. 13-14), que sigue a
continuación, es una urgente advertencia en orden a la aceptación del mensaje de
Jesús y sus consecuencias. La reacción no puede consistir en una aceptación
teórica ni puede agotarse con un entusiasmo inicial. Exige una práctica
coherente que entraña dificultades significadas por la afirmación referidas a
los calificativos que reciben la puerta y el camino: “estrecha” y “angosta”. El
tono perentorio de la exhortación refleja la situación de crisis de una
comunidad seducida por la vida cómoda y los placeres. La adecuación al entorno
era un riesgo real de la comunidad significado por “la anchura de la puerta” y
“la amplitud del camino”. Frente a ese riesgo se recuerda que no es posible
“adecuarse a la figura de este mundo que pasa” si se quiere mantener la
fidelidad al mensaje evangélico.
1. J. Mateos-F. Camacho, El evangelio de Mateo. Lectura comentada, Ediciones Cristiandad, Madrid
2. Diario Bíblico. Cicla (Confederación Internacional Claretiana de Latinoamérica)
3-11. Martes 24 de junio de 2003
Juan Bautista
Gn 13,2.5-18: Abram y Lot
Salmo: 14
Mt 7, 6.12-14 :No den lo sagrado a los perros...
Si el discípulo de Jesús no debe juzgar-condenar y, por tanto, debe tratar de comprender a todos, no por ello tiene que sincerarse con todos. Jesús recomienda no dar lo sagrado a los perros, ni las perlas a los cerdos. Perros callejeros –tan frecuentes en la sociedad antigua- y cerdos -animales impuros para los judíos- son símbolo de la gente que tiene mala voluntad y, por tanto, incapacitada para entender, porque no quiere. El cristiano debe proponer el evangelio –lo sagrado, las perlas- a quienes no se declaran enemigos de él. Jesús tiene los pies bien puestos en la realidad. Los seguidores de Jesús deben estar abiertos a todos –ser limpios de corazón- pero, al mismo tiempo, deberán ser prudentes como serpientes para no derrochar fuerzas ni hacer vanos esfuerzos que se les pueden volver en contra. Para la relación con los demás Jesús propone una norma sagrada: hacer con los otros lo que nos gustaría que hiciesen con nosotros; en esto consiste, según Jesús, todo el Antiguo Testamento (La Ley y los Profetas); tanto mandamiento antiguo ha quedado reducido a uno: amar al prójimo como a uno mismo; si bien Jesús corregirá este principio y lo cambiará por la recomendación de la última cena: “amaos como yo os he amado”; si es preciso, hasta dar la vida. Exigente camino que muchos no están dispuestos a andar. Sendero digno de poco crédito para aquellos habitantes de nuestro planeta que han puesto el yo delante del tú hasta el punto de olvidarse del otro. El cristiano debe luchar contra corriente hasta dar con este callejón que da a la vida y a la felicidad plena. Sólo buscando y entregándonos al otro, nos encontramos a nosotros mismos y a Dios, y hallamos la felicidad también en esta vida. Entrar por esta puerta angosta no es difícil, pero la mayoría de la gente, deslumbrada por las apariencias y por los cantos de sirena del egoísmo, ni se da cuenta de que existe otro modo de ser y de relacionarse que hace al ser humano profundamente humano y, por ello, hijo de un Dios que es sólo -y por esencia- puro amor.
SERVICIO BÍBLICO LATINOAMERICANO
3-12. DOMINICOS 2004
Señor Dios, tú eres el Rey del mundo
Al iniciar el día litúrgico, hagamos hoy presentes en nuestra la reflexión y
oración las preocupaciones, sufrimientos, injusticias, guerras, situaciones
angustiosas de la humanidad. Sus amarguras y sus gozos han de ser los
nuestros.Vivenciemos esos sentimientos sirviéndonos de una oración o elevación
de espíritu que hizo Ezequías, rey de Judá (727-689), cuando fue amenazado por
Senaquerib, rey de Asiria. Su debilidad sea nuestra debilidad; su esperanza,
nuestra esperanza:
“Señor, Dios de Israel, que estás sentado sobre querubines:
Tú solo eres el Dios de todos los reinos del mundo.
Tú hiciste el cielo y la tierra.
Inclina tu oído, Señor, y míranos.
Escucha el mensaje que ha enviado Senaquerib para ultrajar al Dios vivo.
En verdad, Señor, los reyes de Asiria han asolado todos los países...
y han quemado todos sus dioses, si bien no eran dioses sino hechura humana.
Ahora, pues, Señor, sálvanos de su mano para que todos los reinos del mundo
sepan que tú solo, Señor, eres Dios” (II Re 19, 15-19)
La luz de Dios y su mensaje en la Biblia
Segundo libro de los Reyes 19,9-11. 14-21, 31-36:
“En aquellos días, Senaquerib, rey de Asiria, envió mensajeros a Ezequías, para
decirle: ‘Que no te engañe tu Dios en quien confías, pensando que Jerusalén no
caerá en manos del rey de Asiria...”
Ezequías tomó la carta de manos de los mensajeros, la leyó y subió al templo a
orar...
Durante la oración de Ezequías, Isaías profeta, hijo de Amós, le envió un
mensaje, de parte de Dios..., con estas palabras que el Señor pronunciaba contra
Senaquerib:
‘¡Oh rey! No te gloríes. A ti te desprecia y de ti se burla una doncella, la
ciudad de Sión. ¿A quién has ultrajado e insultado? ¿Contra quién has alzado la
voz y levantado tus ojos a lo alto? ¿Contra el señor de Israel?... Pues sábete
que de Jerusalén saldrá un resto, y del monte de Sión los supervivientes. Pero
el reino de Asiria no entrará en la ciudad. El celo del señor lo cumplirá...’
Evangelio según san Mateo 7, 6.12-14:
“En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No deis lo santo a los perros, ni
les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para
destrozaros. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto
consiste la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha. Ancha es la puerta y espacioso el camino que
lleva a la perdición, y muchos entran por ellos. Pero ¡qué estrecha es la puerta
y qué angosto el camino que lleva a la vida! Por eso pocos dan con ellos”
Reflexión para este día
Lluvia de divinos mensajes a los hombres.
En actitud humilde y suplicante, como los hijos de Israel que se acogen a la
providencia misericordiosa de Dios, saboreemos estos mensajes evangélicos que
fijan otras tantas normas de vida:
1º. No debemos echar lo santo a los perros. Esto significa que hemos de conceder
el puesto que se merecen en el hombre la dimensión interior, lo espiritual, lo
‘santo’. Vivir demasiado inclinados y absorbidos por los afanes exteriores, y
muy poco dedicados a la profundidad de ser en Dios, es renunciar a ser lo que
somos.
2º. Tratemos a los demás como queremos ser tratados por ellos. Es muy fácil y
bonito exigir a los otros gestos, fidelidades, compromisos, atenciones con
nosotros, y luego nosotros mostrarnos despreocupados e infieles en el vivir para
con ellos, sobre todo si son enfermos o débiles.
3º. Vivamos persuadidos de que la puerta de la santidad es estrecha. Engañarnos
presumiendo de “modernos” o de ‘antiguos’, concediéndonos caprichos o libertades
que deberíamos quemar para fructificar en actos de entrega y servicio a los
demás, no es digno del ser humano ni es grato a Dios. Contribuyamos a que
aumente el número de esos “pocos” que viven en intimidad con Cristo y siguen
ejemplarmente sus huellas. Para vulgaridades, ya hay bastantes.
3-13. CLARETIANOS 2004
Queridos amigos y amigas:
Comienzo la reflexión de hoy recordando las palabras de Maria del Carmen: “Tenía
ante mi dos caminos, la desesperación o intentar volcar mi vida en mi familia y
en ayudar a los niños de los demás, como mi hijo tanto había querido”
¿Qué había detrás de estas palabras de María del Carmen? “Después de año y medio de lucha contra el cáncer mi hijo de 12 años moría. Estaba desesperada porque yo no me merecía aquello. Pero recordé las palabras de mi hijo que me había dicho: “Mamá, cuando me cure, voy a ser médico para curar a los niños enfermos de cáncer”.
Aquí viene la palabra de Jesús: “Entrad por la puerta estrecha” de los mandamientos de Dios, de su santa voluntad aceptada a pesar del de los sentimientos. Sí, ¿quién puede entender el dolor de esta madre? Y sin embargo, ha tenido el coraje de entrar por la puerta estrecha y no dejarse vencer por la desesperación.
Hoy se festeja en el calendario litúrgico a Santo Tomás Moro, gran canciller del reino de Inglaterra, caído en desgracia del rey Enrique VIII fue encarcelando en la Torre de Londres y decapitado. Es el hombre que eligió el camino estrecho de la fidelidad a Dios y a su conciencia por encima de las conveniencias de la política del momento. Es estremecedor el diálogo que mantiene con su esposa y su hija que le reprochan su falta de amor a la familia al no poner a salvo su vida.
– “Dios sabe cómo os amo, sólo os pido que me comprendáis”.les dice Tomás al despedirlas.
El Papa ha nombrado a Santo Tomás Moro patrono de los cristianos dedicados a la política. El político vive a veces con especial dramatismo las exigencias de una conciencia cristiana que se guía por principios y valores que chocan con las conveniencias de los partidos y sus intereses mezquinos y egoístas.
Dice Jesús: “Es estrecha la puerta y angosto el
camino que lleva a la vida, y son pocos los que lo encuentran”.
Vuestro hermano en la fe,
Carlos Latorre (carlos.latorre@claretianos.ch)
3-14.
Comentario: Rev. D. Lluís Roqué i Roqué
(Manresa-Barcelona, España)
«Entrad por la puerta estrecha»
Hoy, Jesús nos hace tres recomendaciones importantes. No obstante, centraremos
nuestra atención en la última: «Entrad por la entrada estrecha» (Mt 7,13), para
conseguir la vida plena y ser siempre felices, para evitar ir a la perdición y
vernos condenados para siempre.
Si echas un vistazo a tu alrededor y a tu misma existencia, fácilmente
comprobarás que todo cuanto vale cuesta, y que lo que tiene un cierto nivel está
sujeto a la recomendación del Maestro: como han dicho con gran profundidad los
Padres de la Iglesia, «por la cruz se cumplen todos los misterios que
contribuyen a nuestra salvación» (San Juan Crisóstomo). Una vez me decía, en el
lecho de su agonía, una anciana que había sufrido mucho en su vida: «Padre,
quien no saborea la cruz no desea el cielo; sin cruz no hay cielo».
Todo lo dicho contradice a nuestra naturaleza caída, aunque haya sido redimida.
Por eso, además de enfrentarnos con nuestro natural modo de ser, tendremos que
ir a contracorriente a causa del ambiente de bienestar que se fundamenta en el
materialismo y en el goce incontrolado de los sentidos, que buscan —al precio de
dejar de ser— tener más y más, obtener el máximo placer.
Siguiendo a Jesús —que ha dicho «Yo soy la luz del mundo. El que me siga no
caminará a oscuras, sino que tendrá la luz de la vida» (Jn 8,12)—, nos damos
cuenta que el Evangelio no nos condena a una vida oscura, aburrida e infeliz,
sino todo lo contrario, pues nos promete y nos da la felicidad verdadera. No hay
más que repasar las Bienaventuranzas y mirar a aquellos que, después de entrar
por la puerta estrecha, han sido felices y han hecho dichosos a los demás,
obteniendo —por su fe y esperanza en Aquel que no defrauda— la recompensa de la
abnegación: «El ciento por uno en el presente y la vida eterna en el futuro» (Lc
18,30). El “sí” de María está acompañado por la humildad, la pobreza, la cruz,
pero también por el premio a la fidelidad y a la entrega generosa.
3-15. La ley de la caridad
Fuente: Catholic.net
Autor: Edgar Pérez
Reflexión:
Ninguno desearía para sí cosas malas sino todo lo contrario. Pues lo que más
deseamos los hombres es encontrar la felicidad y regodearnos en ella, no
satisfacer un caprichoso placer porque eso esconde siempre como un aborto del
amor. Nadie que busque egoístamente su placer está en el fondo feliz. Por ello,
siente que las entrañas se le destrozan aunque pasajeramente perciba cierto
bienestar. Muy en el fondo sabe que si obra así está echando algo hermoso y
dignísimo como el deseo de la felicidad a los perros del placer y a los cerdos
de las pasiones. Ellos, que no saben de lo bello sino, al contrario, buscan
llenar sus quijadas y sus estómagos de lo inmediatamente deleitable, pisotean,
destrozan la belleza de un corazón hecho para lo eterno y no para lo pasajero y
banal.
El hombre, en cambio, quiere ser feliz y Cristo declara el camino. No es lo
fácil sino lo que cuesta, lo que apalea a las fieras que llevamos dentro que no
nos permiten volar a lo alto. No se trata de un castigarse sin razones, se trata
de ser feliz y de optar por el camino del amor que es la donación y, por tanto,
el olvido de uno mismo. Como cuando una madre se desvive por su hijo amado y se
sacrifica por él con gusto, tanto lo ama que colma todo su corazón dándose a él.
Su tristeza sería no amarlo. Eso es amor. Desear ser amado es lo más buscado por
los hombres. Y si esto es el resumen de la ley y los profetas, busquémoslo dando
amor y daremos las perlas a las águilas.
3-16. 2004 Comentarios Servicio Bíblico
Latinoamericano
Estudio de los textos
(Algunas indicaciones generales sobre los libros de Reyes se ofrecen en el
comentario del lunes 21 de junio.)
La primera lectura de ayer narraba la caída del reino del Norte (722 a.C.). Hoy
asistimos al asedio al que se vio sometido Judá por parte del mismo imperio
asirio. El contexto inmediato refiere la ascensión de Ezequías al trono de Judá,
la ponderación de su reinado, la invasión que sufre el reino a manos de
Senaquerib de Asiria, los distintos anuncios que hizo amenazando la caída de
Jersulén y, finalmente, el cerco a la ciudad y su posterior huida (entre los
investigadores es cuestión discutida si el relato que tenemos en 2Re 18, 17-19,
37 está refiriéndose a la invasión de Senaquerib del año 701 o a una segunda
invasión ca. 689-688 a.C.).
2Re, 19, 9-11.14-21.31-35.36 puede dividirse en cuatro partes (probablemente
este texto forme un doblete con 18, 17-19, 9): mensaje de Senaquerib a Ezequías,
oración de Ezequías en el templo, oráculo divino en boca del profeta Isaías y
narración de la derrota asiria. En la primera parte se nos presentan los
personajes principales en una narración que no es sino el mensaje-consejo, con
aires de grandeza, del enviado del rey asirio para que Ezequías se rinda,
Senaquerib reinó en Asiria después de su padre Sargón II entre los años 704-681
a.C. Según los anales asirios este rey emprendió una expedición contra Judá el
año 701 a.C., su ejército llegó a territorio filisteo por la costa fenicia,
derrotó a Egipto y, de vuelta, atacó Judá comenzando por Lakish, mientras otro
ejército se dirigió a Jerusalén (Is 10, 28-32). Según estos anales Senaquerib
logró hacerse con 46 ciudades deportando gran número de gente y encerrando a
Ezequías en Jerusalén. El otro personaje del que se habla es Ezequías. Este rey
gobernó en Judá entre el año 721 y el 694 a.C. (su historia se contiene en 2Re
18-20; Is 36-39 y 2Cro 29-32). Sucedió en el trono a Ajaz, su padre. Según los
datos que nos presenta la Biblia llevó a cabo una reforma religiosa con la que
volvió a centralizar el culto en Jerusalén y eliminó los demás cultos. Esto
sirvió al redactor bíblico para salvar de la condena a un rey que, por otro
lado, no fue brillante en su carrera política. Ezequías aprovechó la sucesión al
trono asirio para rechazar el tributo al que este imperio le había sometido. Se
amparó en Egipto, lo cual provocó las iras de Asiria y la posterior invasión.
Por último el otro personaje que entra en escena es Dios, en torno a Él se va a
desarrollar el resto de la trama de la narración. Tras la presentación llegamos
a la oración del rey Ezequías en el templo. Más que una oración se trata de una
exposición de las “verdades” del credo deuteronomista y al mismo tiempo la
respuesta del rey ante los mensajeros de Senaquerib. La oración presenta la
siguiente estructura: invocación a Dios como creador y Señor del universo,
descripción del poder asirio y las ofensas cometidas contra Dios, reconocimiento
de que los otros dioses no valen nada y petición a Dios para que intervenga y
manifieste su poder a los pueblos. La narración continúa ahora con la
intervención del profeta Isaías (en su totalidad, tal como encontramos el texto
en la Biblia, se trata de una colección de oráculos del profeta o sus discípulos
de tiempos de Ezequías). El punto de partida del mensaje del profeta está
relacionado con el que encontramos en 2Re 19, 6-7. El oráculo (semejante al
dirigido contra Asiria en Is 10, 5ss.) es un cántico sarcástico en su primera
parte y de estilo profético isaiano en el resto, su calidad literaria se
contrapone a la oración antes analizada. Este oráculo de salvación está
formulado en tercera persona, en él se afirma que Senaquerib no asediará la
ciudad, sino que deberá alejarse, debido a las promesas hechas por Dios a la
dinastía de David (de nuevo la teología de Sión con la referencia a la elección
de David). Según los anales asirios Senaquerib llegó a sitiar la ciudad en el
701 a.C., por tanto, o no se toma la profecía al pie de la letra o, lo que es
más convincente, habrá que entenderla referida a una invasión posterior, la del
689-688 a.C. Y así llegamos a la última parte donde se narra la intervención del
ángel del Señor y la retirada del campamento asirio. Las razones históricas del
desastre asirio son difíciles de precisar, probablemente se esté refiriendo a
una peste (cfr. 2Sam 24, 15-17), es ilustrativo al respecto lo que Herodoto
narra de la batalla entre Senaquerib y Setos en la frontera de Egipto: “una
multitud de ratones de campo que devoró todas las aljabas y las cuerdas de los
arcos del enemigo (Senaquerib)... A la mañana siguiente comenzaron a luchar y
fueron muchos los caídos...”. Así pues, hemos de pensar que la razón de la
retirada fue una peste o plaga. Respecto al número de caídos resulta exagerada.
Se alude en último lugar al regreso de Senaquerib a Nínive y el relato bíblico
refiere inmediatamente su muerte que ocurrió en el 681 a.C. (otro argumento más
a la hora de pensar en la invasión del 689 a.C.).
Tras el prodigio en la Ciudad Santa narrado en la primera lectura llega la
euforia con el salmo 47 (el correspondiente al 48 en el texto hebreo). En su
totalidad (tiene 15 versículos y su título dice: “Cántico. Salmo. De los hijos
de Coré”) se trata de un himno o acción de gracias a Dios que ha librado la
Ciudad Santa del ataque enemigo (cfr. Sal 46). La estructuración del salmo es
algo compleja desde el punto de vista formal, más bien hay que optar por una
agrupación de elementos en torno al tema del poder de Dios y su justicia. Por
las alusiones a la muralla puede datarse en los tiempos de la restauración de
Nehemías, en torno a los años 445 y 432 a.C. (Neh 6, 15; 12, 27). Por algunas
referencias que aparecen en el salmo puede estar relacionado con la primera
lectura.
En un primer momento Sal 47, 2-3a.3b-4.10-11 vincula a Dios con el Monte Santo
de tal modo que, en ocasiones, resulta difícil distinguir de quién se trata.
Esto no es sino una fusión poética entre el lugar y la función que éste tiene (cfr.
Sal 65). De esta primera parte resultan interesantes algunos elementos, como la
alusión al “Monte Santo” que puede comprenderse como monte consagrado (cfr. Sal
2, 6; 87, 2; 121, 1; Zac 8, 3), la expresión “alegría de toda la tierra”, tema
recurrente en otros libros (cfr. Sal 68, 17; Lam 2, 15; Is 60, 15, 65, 18; 66,
10; Ez 24, 25) o el giro “Dios descuella como un alcázar”, es decir, “Dios se
revela como una ciudadela”, tan común en el salterio para referirse a la
presencia de Dios en el templo cuando la ciudad está asediada (9, 10; 46, 8.12;
59, 10.18; 62, 3.7; 94, 22; 144, 2), como lo está en el arca en el campo de
batalla. El tema de la justicia se evidencia en los últimos versículos, ésta
puede interpretarse de acuerdo a los términos con los que aparece asociada. Uno
de ellos es “misericordia”, es decir, la lealtad de Dios con su pueblo (aquí en
contraste con el tono exaltado del salmo), “renombre” o la fama, en paralelo a
toda esta alabanza y, finalmente, la expresión “tu diestra está llena de
justicia” que es el poder divino que derrota a los enemigos.
(Algunas indicaciones generales sobre el evangelio de Mateo se ofrecen en el
comentario del lunes 21 de junio.)
Y llegamos al texto evangélico. Apenas si se ha avanzado unos versículos
respecto al de ayer. No situamos, por tanto, al final del sermón de la montaña
iniciado en el capítulo 5º. Se trata de cuatro versículos y tres grupos
narrativos distintos con metáforas, juegos lingüísticos e imágenes
contrapuestas. Vamos a ver qué nos depara el análisis.
En la primera sentencia lo santo se contrapone a los perros, las perlas a los
cerdos y de todo ello el narrador extrae una aplicación para el interlocutor,
moviéndose en el mismo plano que la última de las imágenes. Las propuestas de
interpretación son inmensas, veamos solo algunos ejemplos. “Los perros” puede
aludir a los gentiles (Mt 15, 26), aunque puede estar también refiriéndose a los
escribas y fariseos. “Lo santo” puede ser el evangelio y la prudencia como ha de
ser presentado (Mt 10, 16), o también los alimentos sagrados ofrecidos en el
templo (Ex 22, 30; Lev 22, 14). “Perlas” puede significar el reino (Mt13,
45-46), o la Torah (los rabinos se referían a la Ley como a un anillo) y
“cerdos” puede referirse de nuevo a los gentiles o simplemente ser un recurso
literario. Resulta curiosa una retroversión de toda la sentencia al arameo,
suena así: “No pongáis vuestros anillos a los perros ni colguéis vuestros
collares de perlas a los cerdos”. Algunos autores de la antigüedad lo
interpretaron como respuesta de Jesús a mujeres que le preguntaron qué debían
hacer con sus joyas. Para terminar, una referencia más, la Didajé (9, 5) aplica
estas palabras del primer evangelio a la eucaristía. Para no perdernos en esta
maraña de interpretaciones, hemos de acudir al contexto en el que se sitúa la
sentencia. Lo más probable es que se refiera a la enseñanza de Jesús o al reino
anunciado. El contexto nos lleva a pensar que se trata de un mensaje dirigido a
los discípulos. En definitiva, que la predicación de los discípulos no debe
dirigirse a quienes van a rechazar el mensaje evangélico.
Seguimos adelante y nos encontramos con una nueva sentencia referida a la Ley y
los Profetas. Las fuentes antiguas judías testimonian que se trataba de una
máxima muy conocida, aunque formulada negativamente (Lev 19, 18; Tob 4, 15). La
formulación en positivo probablemente tenga en cuenta algunos textos anteriores,
como el que ayer analizábamos. La “Ley y los Profetas” se refiere al núcleo de
la fe. Para los fariseos la vida santa se manifiesta en el cumplimiento de los
mandamientos (hemos de tener en cuenta que el valor de la Escritura para algunos
grupos judíos, como los fariseos, era capital. Según ellos, la revelación divina
se encontraba en la Torah –el Pentateuco- , los demás escritos se consideraban
comentarios aclaratorios de ésta). Por tanto, visto en conjunto, la revelación
neotestamentaria se relaciona directamente con el AT que en su dimensión moral
queda reducido a un comportamiento positivo con los demás personas.
Y al final, este rico panel de elementos se cierra con una sentencia que nos
recuerda al texto del día anterior. Las imágenes contrapuestas puerta
ancha-puerta estrecha, camino de salvación-camino de perdición de sabor
escatológico son recurrentes en algunos grupos judíos de la época (por ejemplo,
en Qumrán), pero también las encontramos en el AT (Dt 30, 15-20; Prov 4, 18-19;
Jer 21, 8) y en los escritos cristianos (Lc 23, 24; Didajé 1, 1-6, 2; Carta de
Bernabé 18, 1-21, 9). Puede que tengamos aquí recogida la preocupación de las
primeras comunidades cristianas acerca de la salvación, o tal vez se esté
haciendo referencia a las tribulaciones que habrán de soportar los discípulos (Mt,
13, 21; 24, 9.21.29). No obstante, y volviendo a referirnos al texto de ayer, el
tema queda clarificado si vemos que se trata de un juego de imágenes literarias
para captar la atención del lector y motivarlo a la conquista del reino
directamente relacionado con el comportamiento ético.
Comentario teológico
Los hechos dan razón al deuteronomista: un rey que ha vuelto a centralizar el
culto y ha destruido los santuarios a conseguido la victoria frente a un
adversario todopoderoso. Yhwh ha corroborado su omnipotencia. El adversario se
acerca descubriendo lo que a su juicio son falsos apoyos, corroborando sus
afirmaciones con ejemplos reales. Ezequías no hace sino seguir las directrices
de su Dios, como ha hecho hasta ahora, y en la Casa de Dios desvela a su vez la
confianza falsa de su enemigo y la verdadera fuerza de su pueblo (su Dios no es
hechura de manos humanas). Además el vocero de Dios, el profeta, corrobora con
un oráculo divino la inminente tragedia de Asiria y el triunfo de la dinastía
davídica a quien Dios juró fidelidad perpetua con la condición de que el pacto
fuera mutuamente conservado. No hay que olvidar, sin embargo, que es la lectura
deuteronomista de los hechos. Puede surgir, además otra reflexión. Hemos de
partir de lo que podríamos llamar una lectura creyente de los acontecimientos,
la interpretación y comprensión de la historia como historia de Dios, salvando
determinismos. Los hechos no dan la razón, ni se limitan exclusivamente a sus
causas (basta analizar críticamente lo que llevó a la invasión asiria o lo que
pudo provocar la huida de las tropas), pero necesitan una interpretación que
vaya más allá de las causas inmediatas, y aquí es donde entra la reflexión
teológica. La imagen todopoderosa de Dios no está limitada a las coordenadas del
comportamiento humano, ni se limita a corroborarlo, es un proceso inverso. La
actuación individual o de un pueblo transciende el espacio-tiempo porque más
allá se encuentra el ámbito de lo divino que paradójicamente penetra en lo
humano provocando su arrojo, su fuerza, en definitiva su fe. Desde aquí, la
mirada a los acontecimientos, con sus causas y consecuencias no está
determinada, como el Transcendente tampoco lo está.
Surge desde aquí un paso casi obligado: la maravilla (que tenemos expresada en
el salmo). El determinismo produce miedo o falsa confianza en otro a su vez
determinado. La fuerza produce la admiración cuando se transciende a sí misma
(si se repliega sobre sí se traduce en egoísmo), comprende la mirada de Dios
sobre la historia. El mismo salmo nos ayuda a comprender con distintos conceptos
lo que significa teológicamente esta nueva categoría que surge: admiración,
alabanza, misericordia o justicia.
El profeta puede ser la figura más emblemática que personifique nuestra
reflexión dado que es quien se cree la voz de Dios y teje con su discurso la
maravilla y la fuerza que transciende el determinismo de la historia.
Todavía queda un elemento más, imprescindible para terminar de modelar nuestra
reflexión, y aquí es donde entra el mensaje que nos proporciona el evangelio del
día. Esta visión de la historia se traduce en comportamiento individual y
colectivo. Ya hemos explicado el posible significado de las imágenes empleadas.
Ahora nos centramos en el fondo de la cuestión que aquí se plantea: la
implicación del creyente (o del grupo de creyentes) con su mundo. Es una
implicación sagaz y por lo mismo drástica (recordemos el significado que dábamos
a la primera parte del evangelio), comprende el entorno como el suyo propio
(“tratad a los demás...”) y lleva inherente el descentramiento de sí para
centrarse en lo transcendente.
3-17.
Reflexión
Aunque como reconoce la mayoría de los estudiosos, es difícil la interpretación
del versículo 6 de este capitulo, la gran mayoría de los exégetas, están de
acuerdo en que es probable que éste esté referido a la santidad de la
Eucaristía, y en relación a aquellos que no reconocen la presencia real de
Cristo en ella y que en un momento dado los lleva a recibirla sin la fe y sin la
piedad que ésta requiere. Debemos recordar que en la primera comunidad había un
gran celo y un gran respeto por la Eucaristía (y en general por las cosas
santas) de manera que a la Eucaristía solo podían participar los bautizados, lo
cual significaba, haber aceptado la vida de acuerdo al Evangelio y estar
viviendo conforme a ésta. Los catecúmenos, así como los paganos no eran
admitidos. Quizás hoy valdría la pena el reflexionar en la santidad de lo que
recibimos los domingos, de manera de hacernos más conscientes que lo que se nos
da es “una cosa Santa”, es decir el cuerpo y la sangre de Cristo. Piensa hoy un
poco en cuál es tu actitud al ir a recibir la Comunión… ¿Eres verdaderamente
consciente de la santidad de lo que recibes?
Que pases un día lleno del amor de Dios.
Como María, todo por Jesús y para Jesús
Pbro. Ernesto María Caro
3-18. Fray Nelson Martes 21 de Junio de 2005
Temas de las lecturas: Que no haya pleitos entre tú y yo, pues somos hermanos *
Traten a los demás como quieren que ellos los traten.
1. "Era como el paraíso"
1.1 Hay varios temas que se entrecruzan en la primera lectura de hoy. Por una
parte, es un ejemplo hermoso ver que estos parientes, tío y sobrino, Abraham y
Lot, buscan una solución pacífica a sus diferencias. Es Abraham, el mayor, quien
deja escoger al más joven, de modo que no haya división ni conflicto entre
ellos. Obrando así, Abraham se exponía a quedarse con la parte menos apetecible
de la tierra que tenían al frente, y de hecho eso fue lo que sucedió, pero este
patriarca mostró su sabiduría prefiriendo perder eso y no la buena relación con
su sobrino. Ese es un tema, que nos sirve de ejemplo.
1.2 Pero hay otro tema, apenas sugerido pero quizá más sugerente. Al describir
la tierra que Lot escoge, la Biblia usa estas palabras: "era como el paraíso."
Nosotros recordamos que Dios prohibió a nuestros primeros padres volver al
paraíso (Génesis 3,24). Alguien podría pensar que es un acto de dureza. En
realidad, más que parte del castigo es parte de la salvación, como podemos
aprender de los hechos que acontecieron a Lot y su familia. Esa tierra que "era
como el paraíso" será el escenario de acontecimientos bochornosos y dolorosos.
Esa es la tierra de Sodoma, donde la abundancia de bienes y placeres ha creado
una raza de gente dedicada sólo a complacerse a sí misma y a buscar la
satisfacción en el refinamiento y la exquisitez hasta llegara a la depravación.
Lo que parecía un paraíso se convirtió en un infierno.
1.3 Si Dios, pues, prohibió a nuestros padres volver al paraíso, aquello fue un
acto de misericordia que quería buscar medio para salvarlos, pues para un
corazón próximo la pecado la abundancia de bienes asegurados y crecientes no es
algo bueno, sino algo que conduce a la idolatría de la comodidad, la vanidad y
el culto al placer.
2. Lo Santo para los Santos
2.1 En la liturgia oriental se usa una expresión muy significativa cuando llega
el momento de la comunión: "Lo santo para los santos." Es una desproporción dar
lo santo a los perros, o dar las perlas a los cerdos. Eso se entiende en general
pero ¿cómo aplicarlo a casos particulares?
2.2 El sentido de esta advertencia de Cristo no puede ser que nos escondamos o
que sólo queramos hablar con la gente ya convertida. El Evangelio es todo menos
un manual para sectas.
2.3 Tampoco el sentido puede ser que usemos un lenguaje esotérico, como han
hecho históricamente algunos grupos religiosos, escondiendo el sentido verdadero
de las palabras o el propósito de nuestros ritos.
2.4 Más bien tiene que ver con una cierta prudencia, un comprender que lo que
nos ha sido revelado lo ha sido para salvación nuestra y lleva siempre el sello
de la sabiduría divina. La palabra clave es "dispensación": Dios ha dispensado,
ha dado en dosis apropiadas su mensaje de arrepentimiento y de gracia, de
conversión y de compasión. Como testigos de esta providencia suya y de esta
dispensación suya, también a nosotros nos corresponde dispensar con sabiduría,
amor y poder lo que hemos recibido, entendiendo bien en qué parte del proceso se
encuentra quien nos escucha, de modo que lo que reciba lo reciba para su bien.