¿Cuánto tiempo seguirá habiendo Papas?
Fuente: cristiandad.org
Autor: n/a
¿Hasta cuándo
durará la Iglesia? ¿Cuánto tiempo seguirán existiendo Papas en el mundo? La
respuesta es simple: hasta que existan hombres sobre la tierra. Eso es una
certeza absoluta y categórica. La Divina Promesa ha de cumplirse hasta la
consumación de los siglos.
Esta predicción de perpetuidad del pontificado es una de esas serenas alegrías
que sólo podemos comprender los hijos de Dios. Es la sentencia del Salvador
cuando afirma: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las
puertas del infierno no prevalecerán jamás contra ella".
Aún cuando todos los poderes del mundo se empeñaran en destruir el
pontificado, no prevalecerían sus intentos. Si viniesen más persecuciones
sangrientas, nada sacarían, como nada adelantaron las que precedieron a las
actuales. Y si todas las naciones de la tierra se conjuraran para acabar con
el pontificado, no lograrían nada como nunca lo han logrado, pues en vano se
afanarían en destruir a Jesucristo, Señor y Creador del universo. Ante este
misterio callan los incrédulos y enfurecen los enemigos de Dios.
Un cristiano no teme nunca a un poder de la tierra por grande que sea. Un
cristiano de valer no teme más que a Dios. Un cristiano sabe que sobre los
hombres, aunque lleven corona o banda presidencial y tengan toda la fuerza de
las armas y todo el oro del mundo y el control de una policía colosal, está
Jesucristo, Rey inmortal, Señor de los que dominan, ante quien doblan las
rodillas los cielos, la tierra y los infiernos.
El Papa es el Vicario en la tierra de Jesucristo; es la cabeza visible de la
Iglesia por Él fundada; es la piedra inmortal de una obra imperecedera. Las
peores y más sangrientas persecuciones, las más viles conjuraciones abiertas o
secretas, las encrucijadas más angustiantes, los pronósticos más sombríos se
estrellaron haciéndose añicos contra la roca firme de la Iglesia.
El Papado
Muchos cristianos viven en un lamentable estado de ignorancia religiosa, que a
más de ser un peligro en vistas a la agresiva campaña de sectas para
conquistar las mentes y corazones, resulta un grave impedimento para el
crecimiento de su espiritualidad y perfección. No es ésta la ocasión de buscar
causas o responsabilidades. Consignamos esto tan sólo a efectos de explicar
algunos retrocesos doctrinarios a fin de cimentar sólidamente estas líneas,
aportando provecho para todos los lectores.
Para visualizar mejor la divina inspiración del Trono de Pedro debemos
retraernos al origen del nombre de ‘Papa’. Éste proviene de las siglas ‘P’etri
‘A’postoli ‘P’otestatem ‘A’ccipiens, esto es ‘Quien recibe la potestad de
Pedro’. Él es Padre y Pastor universal, de la Iglesia, y por ello también nos
dicen los santos que le debemos el trato de Papa, por ser la unión de las
primeras sílabas de PAter y PAstor.
Sus funciones y potestades no se concluyen sólo por la Santa Tradición (la
continuidad coherente de las enseñanzas y preceptos de lo dictado por los
apóstoles y de la divina inspiración que como asistencia a la Iglesia presta
el Espíritu Santo), sino que además encontramos una segunda fuente en las
Sagradas Escrituras. En San Mateo (XVI, 16-19) podemos leer la Divina promesa
e institución: "Yo te digo a ti que eres Pedro y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella. A ti te
daré las llaves del Reino de los Cielos y todo lo que ates en la tierra
quedará atado en los cielos, y todo, lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos".
San Lucas (XXII, 32) nos habla de la función directiva "Tú confirma en la fe a
tus hermanos" y San Juan (XXI, 15-17) nos expone su primacía: "‘¿Me amas?’;
Pedro responde tres veces: ‘Sí, Señor, Tú sabes que te amo’. Entonces Jesús,
por tres veces, le ordena ‘Apacienta mis corderos, Apacienta mis Ovejas’"
Por eso los católicos – verdaderos hijos de Dios - amamos con amor entrañable,
entusiasmado y único a nuestro Santo Padre el Papa, Obispo de Roma, Vicario de
Cristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia
universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo y
Metropolitano de la Provincia Romana, Soberano del Estado de la Ciudad del
Vaticano y Siervo de los siervos de Dios.